La tragedia vuelve a golpear España en las vías del tren. Cualquiera que sea nuestra realidad queda tapada por el terrible balance de víctimas que arroja el descarrilamiento del ALVIA Madrid-Ferrol, a las puertas de Santiago de Compostela. Hablamos ya de 80 muertos y 130 heridos, de los cuales 35 se encuentran en estado crítico. Es decir, salvo algunos afortunados que han salido ilesos, casi la totalidad de viajeros y personal de RENFE han sido afectados. Sean cuales sean las causas, este saldo es impropio del primer mundo. El último similar fue en 1972, en vida de Franco.
Otra vez vagones retorcidos, cuerpos a la orilla de los raíles, angustia de familiares en el periplo entre hospitales y tanatorios, cuerpos rotos, dolor. Apenas se conocen aún las historias personales, las vidas truncadas, esas circunstancias que convierten en excepcional y más emotiva la muerte que no toca. Y de nuevo la solidaridad de este pueblo que responde como ninguno –lástima que no aproveche su potencial en todo momento- a las catástrofes. Con eficacia y solidaridad paradigmáticas. Desde el primer momento acudieron (tuvieran o no servicio) profesionales de la sanidad y bomberos –tan vilipendiados por el gobierno-, policías, vecinos a dar sangre, llevar agua o mantas. Rajoy respondió a su modo: enviando un mensaje de copia y pega en el que de nuevo se coló la condolencia por un accidente anterior: el reciente terremoto de Ganzu en China. Hoy, tarde, ha acudido a hacerse una foto. No le prestemos un minuto más de atención. Por ahora.
Los trenes del Norte suponen un viaje largo. En concreto, el Madrid-Ferrol se lleva 8,27 horas en uno de los trayectos y 7,36 en el otro. Frente a los AVE que representan la cara del progreso de nuestro sistema ferroviario, las líneas que cubren Galicia, Asturias, Cantabria o el País Vasco, mantienen la idea del tren de toda la vida. El que camina lento, para en muchas estaciones, y permite conocer a los vecinos de vagón, o a los empleados del convoy. Grandes profesionales éstos que tratan de aliviar tan largo trayecto. Turnan sus destinos entre uno y otro recorrido: trabajan en los trenes del Norte. Y me duelo de un par de interventores en concreto que no sé si tenían turno ayer. Estaban muy contentos porque “pronto, con las obras en la vía para el AVE, acortaremos el tiempo en dos o tres horas”. No sabían, sin embargo, qué sería de ellos con la inminente privatización.
España (y Portugal) venía utilizando un ancho de vía superior al de Europa para salvar la orografía del terreno, justificaban las autoridades. La irrupción de la Alta Velocidad, con la construcción de nuevas infraestructuras, suponía hacer complejos cambios de eje cuando tenían que pasar de un ancho a otro. El tren ALVIA simplificó el proceso, evitando incluso la parada. Hijo del TALGO, nació sin embargo como un tren eficiente pero con algunas prestaciones menos que el AVE. Recorre las mismas vías, sin poder alcanzar la misma velocidad.
La curva de A Grandeira se materializó con algunos problemas por los datos que aportan los medios. Viene de un largo tramo recto con vía de Alta Velocidad y se topa con la tradicional. Obliga a un brusco frenazo. Se hizo, además, muy cerrada para no tener que expropiar a demasiados propietarios y pagar más dinero. Personalmente, pienso que no se debe «ahorrar» en seguridad cuando asistimos a tanto dispendio y tanto latroticio. El maquinista, desesperado, confesó anoche que iba a 190 kms/hora en lugar de a 80 como –de repente- marcan las señales. ¿Falló el tren? ¿La señalización? ¿… las personas obligadas a llegar puntuales so pena de rebaja de plus?
A la espera de respuestas, hoy es día para el dolor, la muerte inmensa y absurda. Solo debemos exigir desde ya, que se esclarezca la verdad y no vuelva a haber maniobras para ocultarla, como es desgraciada tradición en ciertas políticas de nuestro país.
El tren al norte ofrece el premio de un paraíso de paisajes y saber disfrutar. Vidas rotas, restos de maletas y enseres cargados de promesas truncadas, se han quedado en el camino. Nuestro más inmenso abrazo para los heridos y las familias de las víctimas.
*También, en eldiario.es
Paco
/ 25 julio 2013En teoría los trenes de gran velocidad (la velocidad no tiene estatura con permiso de nuestros gobernantes descerebrados y mal hablantes) van teledirigidos dejando muy poco en manos de los conductores que pueden morir de repente o darles un infarto. Hay un sistema de balizas que avisan y, en su caso, reducen automáticamente la velocidad. Es lo que pedían en Valencia que se instalase en el Metro antes de que ocurriese la catástrofe de la Estación de Jesús. Lo que ha pasado ayer tiene que ser investigado a fondo y dar una explicación real y creíble. Ante todo tienen que explicar a todos los españoles y en especial a los gallegos el por qué existe una curva tan cerrada en una infraestructura moderna, inaugurada hace 2 años y totalmente inapropiada y fuera de lugar en una línea ferroviaria que se dice deGran Velocidad. Puede que ahí esté la clave del asunto.
Benjamín Recacha
/ 25 julio 2013Poco se puede hacer o decir para aliviar el dolor de esas familias destrozadas. Lo único que se me ocurre pedir es que, por favor, no vuelva a pasar lo mismo que en Valencia, que no intenten cargarle toda la responsabilidad al maquinista y que se investigue el asunto a fondo. Tragedias así no pueden volver a suceder. Sin tener ni idea de las causas del accidente, lo que sí creo es que con la tecnología disponible hoy en día, se podría haber evitado o, como mínimo, haber minimizado muchísimo. Saludos.
Pepa
/ 25 julio 2013Gracias por el post.
soutelo1
/ 25 julio 2013Hola,Rosa y amigos contertulios:
Terrible, dantesco accidente ferroviario en mi tierra, en Santiago de Compostela, Galicia.Le falta a uno palabras ,no salen con fluidez de nuestro cerebro, éste está semiparalizado entre la emoción y el aturdimiento y la sorpresa que pueda producirse en unas modernas vías y en unos trenes de muy alta gama, pero las cosas son asi, la realidad muestra su rostro seco, sin dar explicaciones, cruel, sin miramientos,tal como es y ante eso no hay nada, nada, pero que nada que hacer;lo que sucedió,ya fue y un nuevo escenario triste, depresivo, sin compasión, muy difícil de llevar se abre ante nuestras vidas.la realidad nos vapulea de muchas formas y en este caso concreto de una forma violenta al infinito y deja tirados a nuestros seres queridos de la forma mas soez sobre las vías del tren……!terrible, mas que terrible!.
Unha aperta moi, moi , pero que moi agarimosa ,!moi agarimosa y entrañable! para todos los familiares y amigos de las victimas.
soutelo1
/ 25 julio 2013http://intentadolo.blogspot.com.es/2013/07/desverguenza-al-infinito.html
Carlos Mª Herrera (@CarlosMHerrera1)
/ 25 julio 2013Algo me huele a falta y/o reconversión de recursos en determinadas gestiones… ¿Cómo están participadas Adif y Renfe? – ya nos enteraremos.
Ahora toca lo que toca: ayudar y acompañar a las víctimas y a sus familias y afectos. La ciudadanía, siempre la ciudadanía, es decir las mayorías sociales, y especialmente funcionari@s públic@s, están volcando todo su apoyo y solidaridad frente a tanta desgracia. Esta España solidaria con ese corazón enorme y esas ideas generosas es la España verdaderamente grande que siempre subyace en lo más profundo y que será la que al fin y al cabo tirará para adelante en un proyecto de verdadero desarrollo social.
Toda la energía más grande y sincera a quienes están sufriendo.
Un abrazo
cunadelcea
/ 25 julio 2013El puebo nunca falla en las desgracias; los que fallan siempre son ellos.
María Dolores Amorós
/ 25 julio 2013Buenas y tristes tardes, amigos:
Una vez más la tragedia se ha cebado en aquellos que utilizamos el transporte público, en este caso ha tocado al tren, justo lo que también quiere privatizar estos del Gobierno.
Anoche lo vi en la tv francesa 24h, un espectáculo dantesco y terrible.
En el artículo de Rosa se destaca el lado más generoso y tierno de esta gran periodista. Sólo unas pinceladas de crítica, pero sin desperdicio; «Rajoy respondió a su modo: enviando un mensaje de copia y pega en el que de nuevo se coló la condolencia por un accidente anterior: el reciente terremoto de Ganzu en China. Hoy, tarde, acudirá a hacerse una foto. No le prestemos un minuto más de atención. Por ahora.»…La curva de A Grandeira se materializó en chapuza por los datos que aportan los medios. Viene de un largo tramo recto con vía de Alta Velocidad y se topa con la tradicional. Obliga a un brusco frenazo. Se hizo, además, muy cerrada para no tener que expropiar a demasiados propietarios y pagar más dinero.»
Me encanta también cómo se destaca el gran potencial de solidaridad del pueblo español y su queja de que no se aproveche esta fuerza imparable también en otras ocasiones.
Este terrible accidente me trae a la memoria el que tuvimos el 3 de julio de 2006 en el Metro de Valencia. De momento parece que se intenta culpar al conductor, y aún como han informado de inmediato los ingenieros que han clarificado que el tren y la infraestuctura vial deben tener las balizas que frenen de inmediato el tren si este va a más velocidad de la debida o el maquinista no responde por algún motivo.
Dentro de la desgracia inmensa, que se clarifiquen al menos las causas que han confluido y poder evitar que tragedias como esta vuelvan a suceder.
Unha aperta moi agarimosa ¡¡¡
PD: Hace un rato que he vuelto a casa. Mi hija me ha telefoneado para indicarme este precioso artículo.
GallardeteWord
/ 25 julio 2013He recordado que tenía este vídeo. Creo que es el mejor comentario que podría hacer .Atentos a las frases que sobrevuelan sobre la imagen. Son de José Luís Sampedro, citadas en un post de El Periscopio de 19 octubre de 2010 (espero insertarlo bien)
María Dolores Amorós
/ 26 julio 2013El artículo de Francisco Altemir que, a continuación, copio abre la necesidad de averiguar convenientemente las causas de este terrible accidente y no echar sin más las culpas al maquinista. Estos del PP tienen esta fea costumbre con tal de no asumir ninguna responsabilidad:
Aunque ya lleve mucho tiempo jubilado de mi profesión de ingeniero de caminos quiero expresar mis dudas razonable acerca de la chapuza que ha dado lugar al lamentable accidente de Santiago. Pienso que, por las prisas en inaugurar y por la falta de presupuesto, se ha hecho un «collage» de tramos nuevos , aptos para la gran velocidad, con tramos antiguos convencionales de trazado solamente apto para velocidades propias de los años 1940.
Por lo que dicen los maquinistas por las radios y televisiones se pasaba de tramos automatizados que descartaban fallos humanos a este último tramo de curvas cerradas (pienso que no más de 50 mts de radio, cuando la gran velocidad requiere radios superiores a 500 mts), a la salida de un túnel y con el sol bajo (posible causa de deslumbramiento) y de funcionamiento manual. ¿qué ocurriría si al maquinista le diese un infarto?. El Metro de Madrid tenía, cuando yo estudiaba en los años 50, un sistema rupestre para prevenir tal evento. Tenía el maquinista un pedal en la cabina (pedal del muerto) que tenía que pisar continuamente, en caso contrario el convoy se detenía.
Aparte de mi solidaridad con todas las víctimas quiero que se investiguen TODAS las causas que concurren en tan lamentable hecho, técnicas y sobre todo políticas (ganas de inaugurar…)