La nube de la infanta

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Estas son las palabras que sobresalen en la declaración de la infanta Cristina de Borbón en su declaración ante el Juez Castro. Señoría y No lo sé en cabeza. Marido. Lo desconozco. No lo recuerdo. 579 veces dijo «no lo sé» o «no lo recuerdo». Se ha hecho pública la declaración completa y se ratifica va en línea de lo ya avanzado.

La nube de Internet destaca lo más repetido. En el margen derecho de este blog vemos Actualidad, Sociedad, Política, Economía, Periodismo.  El imaginario de la séptima persona en la línea de sucesión al trono, en cambio, es así de escueto y de mujer que deja todo en manos del marido. O ésa la difícil línea de defensa cuando no hay mucho que explicar a la vista de las evidencias. O ambas cosas.

Curiosidades para un nuevo día dramático. En el que cruje Ucrania, diseminando cadáveres por el suelo y las habituales hondas preocupaciones de la UE y de la llamada «esfera internacional», sin mover efectivamente un dedo. Se suceden los agravios a la sociedad española, como si estuvieran haciendo una competición a ver quién lo hace más grave y cuánto aguantan las víctimas. Nadie ha sido apartado de su cargo por la tragedia de Ceuta, y ya el paso de página de la actualidad es vertiginoso.

Ay, quién pudiera vivir en la nube del «no lo sé». Es difícil, la vida se desangra abajo y cuesta mirar para otro lado. Vivir en cualquier nube o atrapar el instante en el que se fijó en radiantes colores como muleta de la realidad.

Foto: Pepa Martorell

Foto: Pepa Martorell

Nubes en el horizonte

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Uno no siente  lo esencial que es el sol hasta que se oculta. Sabes que está ahí, imperturbable por el tiempo que de alguna manera tiene fijado y que no alcanzará a sucumbir durante nuestra corta vida, pero las nubes lo tapan. Deidad real que alimenta a los seres que respiran, luz, calor, energía. Muchos pueblos indígenas creían, durante los para ellos incomprensibles eclipses, que el sol moría y ya no había destino ni futuro.

A mí me gustan las nubes. Sus inspiradoras formas. Cómo logran apaciguar la ira de un calor que cada vez soporto menos. Y adoro cuando se desparraman en lluvia que amansa. Pero la naturaleza es una metáfora fractal que se reproduce, de alguna manera, desde el Quark al universo que elabora nuestro cerebro. Nube como obstáculo, como incertidumbre –el peor de los miedos-, como ruptura y alejamiento de un foco energético que nos sustentaba.

La nube voluble emigra o se desintegra. Los soles permanecen, aunque no los veamos. Una Ciaccona regalada con cariño abre luces en la tiniebla.

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