Falciani contra la corrupción, la jauría contra Monedero

La publicación de la lista Falciani de irregularidades fiscales de altos vuelos ha sorprendido a los notables del país (políticos y prensa tradicional) en plena campaña contra Monedero, el mentor de Podemos. Los manejos desvelados de la filial suiza del banco británico HSBC para con sus clientes selectos (más de 100.000; entre ellos, 4.000 relacionados con España) constituyen un escándalo de dimensiones descomunales. Porque, entre los casos presentados, hay algunos en los que la propia entidad bancaria asesora cómo ocultar patrimonio en paraísos fiscales. Y sin mirarle la cara al dinero: en la lista lo hay procedente del narcotráfico y hasta del terrorismo.

Poco a poco la trascendencia de la noticia despereza a los medios que tienden a no hablar cuando la noticia la han generado medios ajenos. Otros han decidido que el #SwissLeaks no va con ellos, o va muy poco, sobre todo si tienen a mano a Juan Carlos Monedero o a cualquiera de Podemos. Esa coincidencia hace más flagrante comprobar a qué se dedican muchos periodistas. O políticos. Aquí tenemos a la muy valorada vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría culpando a Monedero poco menos que del   deterioro de la sanidad y la educación porque tardó en hacer una complementaria de 200.000 euros. Aguardamos sus palabras para saber en qué cuantifica el destrozo que se podía haber paliado con el cobro a tiempo de los impuestos de los 2.000 millones de Emilio Botín ocultos a través del HSBC. Y lo impagado de cada uno de los que se irán sabiendo.

Siguen empecinados con esas portadas que acusan a Monedero de cobrar 35.000 euros de Venezuela o similares, cuando no se emplean en contar el material antidisturbios que el Gobierno español vende a “los bolivarianos” para que sacudan a la disidencia, en los que se incluye hasta cianuro. Informando se apartarían del objetivo: la maquinaria trata –con cierto éxito, al parecer– de afianzar la creencia de que todos son tan ladrones como ellos y no hay nada mejor que seguir como estamos.

El profesor que gestó Podemos ha ganado dinero. No tuvo la previsión de irse a vivir a un cajero automático como se exige a la gente de izquierdas para que luchen contra las desigualdades. Es cierto que las sociedades pantalla para eludir o gestionar impuestos no son muy airosas, pero a ellas aboca la legislación española para solventar auténticas arbitrariedades. En Suiza disponen no ya de pantallas, sino de todo el sistema solar. Hemos dejado que nos montaran un mundo muy corrompido.

Lo realmente dramático es volver a toparse con la realidad de una población, la española, con graves defectos estructurales. Ver cómo le cuelan una y otra vez lo que prebostes del sistema corrupto quieren inocularles. La desmesura desplegada contra Juan Carlos Monedero queda fuera de toda objetividad. Una cosa es la búsqueda de respuestas, la necesaria crítica, y otra esta carnicería.

Estamos hablando de un país saqueado en sus arcas públicas, en sus derechos y en las más elementales normas de la decencia. Según los técnicos de Hacienda, más del 70% de la evasión fiscal la practican las grandes empresas. El 94% de las sociedades del IBEX se alojan en paraísos fiscales, en acelerado y espectacular aumento al que ni de lejos se le pone freno. El ministerio que regenta Cristóbal Montoro se marcó una amnistía fiscal por la que los impuestos les salieron casi gratis a una cuadrilla de delincuentes que tuvieron a bien regularizar sus cuentas sin costo penal alguno.

Lo robado a saco de las arcas públicas en los múltiples casos de corrupción que nos anegan se cuantificó –según cifras muy cándidas– en 40.000 millones anuales. Hervé Falciani ha declarado que perdemos cada año en evasión fiscal el equivalente a la totalidad de la deuda. Y aún no salimos de una Gürtel cuando nos nace una Púnica, unos ERE o cualquier herencia en Andorra, con este remate en las montañas suizas que corona la supina desvergüenza. Y ni dios devuelve lo sustraído.

Y en este escenario, ¿las cuentas de Juan Carlos Monedero y su regularización fiscal son para tener la repercusión que están teniendo? Recordemos que siguen abriendo portadas de diarios de referencia y de los otros y copan las programaciones y las conversaciones. No hay vez que se conecte con un debate y no aparezcan ejemplares de una jauría, en la que se reconocen notables sustentadores de corruptos acreditados, vociferar contra Monedero o Podemos. Monedero suscita declaraciones tan desorbitadas y ridículas como estas (de políticos de partidos pringados) que le comparan con Bárcenas. O la flagrantedesigualdad de trato por parte de los poderes del Estado.

Ha calado la idea de que los ricos, “la gente bien”, pueden defraudar impuestos por derecho. Es lo natural. El conservadurismo español que tenemos al mando ni se lo cuestiona, según los indicios. La clave está en ese sector de la sociedad española que en el fondo se siente muy cómodo con la bota en el cuello: le evita el problema de pensar. Ese que se deja llevar del ronzal o que camina obediente en manada cuando los guardianes le conducen al establo o al matadero. Algunos ni son conscientes de ello.

De antiguo se ha hablado de la envidia como uno de los peores defectos de los españoles, uno de sus “pecados capitales”. Las cabezas visibles de Podemos son profesores y visten en Alcampo, los ven como sus iguales. Y los iguales no pueden destacar. Han saltado también a dentelladas como los perros que les acotan. «Faltaba más, con lo que presumían», es el principal argumento.

Otro sector, alimentado en la puerilidad, se desencanta al comprobar que las personas y las organizaciones no son inmaculadas. Y pasa del blanco al negro, del bien al mal rotundo, del siempre al jamás, y odia quien amaba con los mismos escasos indicios en ambos casos. El maniqueísmo propio de las sociedades inmaduras. La vida, quizás, es gris, algunas veces.

Otro cierra los ojos, por rechazo, sin prestar la imprescindible vigilancia al funcionamiento de todo partido o asociación.

Para alguien que siga la actualidad a diario, la realidad española muestra interminables evidencias de disfunción grave. Lo olvidamos en la aceleración de los días, pero es atroz. Nos encontramos con gente tendida en los pasillos de los hospitales, enfermos en peligro de muerte a los que no se suministran medicinas «porque son caras», personas que no pueden encender la calefacción ni en la ola de frío, carreteras cortadas y pueblos aislados por la nieve durante días cuyos responsables no sufren los rigores mediáticos como sucedió con otros Gobiernos.

El espectacular saqueo de Caja Madrid/Bankia, convertido en un virreinato a expurgar. Y que sigue dejándonos en herencia deudas. Las noticias a encadenar que nos contaba el domingo InfoLibre: la gran banca gana un 27% más en 2014, casi 10.000 millones, mientras que el Banco de España admite malas prácticas en el 70% de las reclamaciones de los usuarios. Cómo, entretanto, nos han dado un sablazo antológico en el precio de los servicios públicos. El goteo del incesante crecimiento de la desigualdad que pagaremos durante décadas.

Y, además, la cadena perpetua que desde este martes se dispone a manchar de ignominia nuestro ordenamiento jurídico. Esas extrañas coincidencias que suceden con los litigios en este país: el juez que condena a Bárcenas por vulnerar el derecho a la intimidad de Cospedal tiene tal grado de amistad con ella que asistió a su boda. El escándalo de manipulación de la televisión pública nacional, llegando al punto de construir una redacción paralela para las elecciones. Una Aguirre que se planta en Antena 3 a decirles de qué no deben informar bajo amenaza de llamar al dueño, que también «es amigo suyo”, refriéndose al ahora fallecido José Manuel Lara y a Podemos. Y todo se traga como si nada. Esto es lo que tratan, con golpes bajos, de mantener.

Al paso que vamos se van a quedar. Revalidando estas políticas y gestos. Con sus corrupciones, sus cuentas en Suiza, sus hirientes burlas, sus pactos. Aunque no todo está perdido. Existe un Poder Ciudadano que ha emergido ya. Por el camino que tome, continuará avanzando. Es demasiado hartazgo, demasiada dignidad pisoteada. Demasiados ataques a la inteligencia y al concepto más elemental de justicia. Tarde o temprano operará cambios y lo saben. ¿Por qué, si no, semejante campaña? Con tal encono, todos a una. ¿Hay quien piense que es en interés de la sociedad?

Ni un recorte más sin acabar con las estafas financieras

Lo más granado de las «personalidades» españolas figuran en la lista Falciani. Este ex empleado  del HSBC de Ginebra relata en una entrevista para El País sus vicisitudes desde que decidió delatar a evasores fiscales. Mafia de altos vuelos para frenarle incluso con peligro de asesinato.

Ya conocemos desde hace un tiempo las abultadas cifras de ese robo al erario público en distintos países. Se cifra entre 18 y 33 billones de dólares. Y, mientras, las Haciendas pública son inflexibles con los asalariados. Olvidad una partida y veréis. O sed sujeto de la ojeriza, muchas veces probablemente ideológica, de algún empleado de la Agencia tributaria. A mí en concreto  la revisión obsesiva de todas las declaraciones no prescritas por parte de una tal Raquel -con la aquiescencia de sus jefes-, sin atender a ninguna objeción o justificación, me obligó a sacar el plan de pensiones para pagar multas e intereses de demoras que abultaban con enorme desproporción lo requerido. Trabajando desde los 13 años.  La solución era recurrir a la vía judicial lo cual es largo y muy caro.  No pudo ser. Enfocado sin pasión, se entiende mal ese celo en algunos y esa manga ancha para quien realmente saquean a manos llenas. Todos conocemos casos o los hemos vivido, y contemplando en duro agravio comparativo la impunidad dedicada a esos sujetos que gozan de todo prestigio. Ellos son quienes nos obligan con su impago a cotizar más al resto y a sufrir recortes. Al menos en la justificación de los gobiernos que dicen: “no hay dinero”. Inmensa trola, intolerable falacia.

Pero hay más. El Premio Nobel de Economía Paul Krugman nos explica hoy muy bien eso que hemos escuchado del “Error Excel”. Unos presuntamente sesudos profesores que se equivocaron en unos cálculos y así llegó “la austeridad”. ¿Puede un error en una hoja de cálculo haber destruido casi por completo la economía de Occidente?, se pregunta Krugman. Y se responde:  ¿Servirá de algo que se haya hecho caer a Reinhart y Rogoff de su pedestal? Me gustaría pensar que sí. Pero preveo que los sospechosos habituales simplemente encontrarán algún otro análisis económico cuestionable que canonizar, y la depresión no terminará nunca«.  Esto conviene que lo sepan los crédulos natos que aseguran que «un día» la crisis acabará. Como mínimo prevén una década hasta las fuentes oficiales más optimistas, los autores de la patraña, vamos. Y, por este camino, ni aún entonces. No olvidemos que ellos, los de la lista Falciani y todas las listas posibles lejos de sufrir austeridad alguna, se están forrando.

Aún lo analiza mejor que Krugman la periodista española  Soledad Gallego-Díaz:

“Nos jugamos más en los debates de economía que en cualquier otra discusión. Esta semana ha sido espectacular. Primero, nos avisan de que la “biblia” que demostraba científicamente que a partir de un 90% de déficit era imposible crecer contiene cálculos equivocados. Quienes difundieron la teoría, los profesores de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, tenían problemas para usar la hoja de cálculo de Excel (no es broma) y tendencia a desdeñar datos que no apoyaran sus premisas”, dice.

Y, tras explicar el proceso, datos de esta semana de otros grandes “expertos” en economía, concluye:

“A propósito, ¿no convendría recordar que Alemania paga el 27,14% de los 10.000 millones de euros que se prestan a Nicosia, pero que España e Italia juntas vamos a pagar un 29,81%? Es decir, ¿por qué se organiza tanto escándalo en la rica Alemania y ninguno en países empobrecidos como España? ¿Por qué Alemania se hace oír y los demás no? Quizás porque en Alemania esos 2.700 millones de euros los tiene que aprobar el Parlamento y en Italia y en España nadie sabe siquiera que estamos pagando lo que nos corresponde, (1.790 millones y 1.190 millones, respectivamente)

“La rápida corrección de los errores” nos permitirá la vuelta a la normalidad. Por el momento, la “normalidad” incluye que el 10% de los niños griegos sufran “inseguridad alimentaria” y que Amanecer Dorado siga enviando al hospital a unos seis inmigrantes diarios. El jueves, como en Novecento, un capataz disparó contra jornaleros inmigrantes que reclamaban salarios atrasados”.

Aquí también nuestro gobierno –ya claramente ultraderechista- camina a la involución implacable como en la ley del aborto. Y otras muchas. Y mientras cada día nos empobrecemos más y son mayores las ofensas a la inteligencia. Soledad da la clave: aquí mucha gente ni se entera de lo que pasa.

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