Islandia, ejemplo de reacción

Los islandeses siguen dando ejemplar muestra de cordura y dignidad. De libertad. Por segunda vez han rechazado pagar las deudas de sus bancos privados caídos en bancarrota por aplicar la estrategia neoliberal. Les suponía pagar 13.300 euros por cabeza. En la primera ocasión los acreedores –bancos británicos y holandeses que habían apostado en el casino bancario islandés los planes de pensiones de sus ciudadanos- les pedían un interés del 5,5%, ahora lo habían rebajado al 3% y les daban muchos más años para reembolsarlo. Pero los islandeses siguen diciendo no. Tienen la inmensa fortuna de no pertenecer a esta UE que aprisiona a la Europa real, -y cuya apuesta es defender a los bancos y «mercados» por encima de los ciudadanos- y aún pueden rebelarse. Algunas voces sensatas alertan en Islandia de que el inmenso poder fáctico que hoy manda en el mundo –con la connivencia de los gobiernos- no se conformará y dictará represalias. Los acreedores además están dispuestos a llegar a juicio. En ese pulso están.

Hemos tratado de antiguo el tema de Islandia en el blog, desde que apuntaba el problema. Resumo de nuevo hitos de esta odisea:

Islandia es un pequeño país nórdico en el que sus 300.000 ciudadanos gozaban del nivel de desarrollo y civilizada convivencia que suele caracterizar a la zona. Ocupaban el undécimo lugar mundial en PIB per capita y, lo que es mucho más importante, el primero en el Índice de Desarrollo Humano, una clasificación muy rigurosa que establece la ONU, valorando otras variables además de las que hablan, exclusivamente, de resultados macroeconómicos. Islandia era el país donde mejor se vivía del mundo. Y sus ciudadanos, los más felices.

En 1998 le sacudió al mundo desarrollado la fiebre privatizadora. Eran los tiempos de Áznar en España que se apuntó con fruición al empeño descapitalizando al Estado con la venta de las empresas que, privadas, son hoy punteras en beneficios. Islandia culminó la labor de desprenderse de sus 3 bancos públicos en 2003. Los islandeses aumentaron su prosperidad ficticia con la gestión de su banca privada que daba unos créditos y pagaba unos intereses estupendos. Tanto que quebró (2008). No eran realistas.

El problema fue que esos inversores y clientes eran en su mayoría británicos y holandeses. Y querían cobrar. Lo siguen queriendo naturalmente. Así que las autoridades del Reino Unido intentaron aplicar a los islandeses, como medida coercitiva, la legislación antiterrorista nada menos. A los ciudadanos islandeses. No al Banco ICESAVE -la nueva entidad financiera privada-, ni siquiera a las autoridades políticas que propiciaron el fiasco, sino a toda la población de Islandia.

La quiebra de Islandia ya había supuesto a sus ciudadanos que se suspendiera el intercambio internacional. ¿Qué implicaba? que el dinero de los islandeses no valía nada fuera y no podían ni emigrar. Para gestionar la crisis cambiaron de Gobierno y eligieron a la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir, de 66 años, exsindicalista y gay. Ahora, también apoya -de alguna manera- la resistencia el presidente de la República, Oláfur Ragnar Grímsson, en el cargo desde 1996, es decir que ha vivido todo el desarrollo de la crisis y resurrección islandesa. Ahora el país ha salido de la recesión, y crece: la última cifra conocida al 1,2%.

   El dilema es serio para los gobernantes islandeses sin embargo. Veo en Euronews que la presidenta contempla con preocupación el juicio al que pueden someter al país los acreedores.  El endeudamiento de sus bancos fue de tal calibre que multiplicaba por tres el PIB de Islandia. No pueden devolverlo. ¿Tienen que hacerlo los ciudadanos? Se niegan. ¿Puede entonces vivir aislado un país que no es autosuficiente como casi ninguno lo es ahora? ¿Hay que entrar en la UE para tener ese soporte? ¿A qué precio? El primero es devolver las deudas.

Por el momento, Islandia enjaula a sus banqueros. Como decía el magistral artículo de El País que permaneció varios días como el más visto del periódico… en España. Casi 160.000 visitas directas contabilizadas. Escrito además con gran brillantez, tenía frases como ésta: «Esto es Islandia, el lugar donde los bancos quiebran y sus directivos pueden ir a la cárcel sin que el cielo se desplome sobre nuestras cabezas; la isla donde apenas medio millar de personas armadas con peligrosas cacerolas pueden derrocar un Gobierno».

Los medios hoy nos ilustrarán con los “rifirrafes” –que tanto divierten- del PP y el PSOE, pero no nos contarán esto. Ni aclararán la confusión de origen: No son los países los que quiebran, sino los bancos quienes tienen problemas (debidos a sus propios errores que arrastran a las cuentas de los Estados) pero «rescatan» a los países para que paguen los platos rotos sus ciudadanos. Y sin prescindir de intereses porque también el rescate es negocio. “Demasiado grandes para caer” en opinión, por ejemplo, de la UE que ya ha hecho pasar por el aro a Portugal, decretando restricciones durísimas para sus ciudadanos, y obligando a ese eufemismo tan bonito: “un ambicioso plan de privatizaciones”. Vamos, que les van a dejar con una mano delante y otra detrás. ¿Todos los bancos son «demasiado grandes para caer»? Pues va a ser que igual no nos podemos permitir tantos bancos a mantener y con que se vayan al cuerno unos pocos,  tenemos menos bocas que alimentar.

Nuestra excelsa vicepresidenta económica, Elena Salgado, es otra obediente seguidora de los mandatos neoliberales, en detrimento de la sociedad. Hasta feliz se muestra cuando “los jefes” la aprueban.

En resumen: en Islandia la ciudadanía –después de estar con el agua por encima de la cabeza y haber comenzado a ahogarse- ha reaccionado y dicho no. Sus políticos les consultan y no obran en contra de su opinión por el momento. Quienes estamos en la égida de la UE bajamos la cerviz prestos a la estocada. Apasionante saber si Islandia ganará el pulso

Medina. Público

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¿A quién sirven los políticos?

 

La ministra de Economía y vicepresidenta del gobierno, Elena Salgado, ha reaccionado con prontitud a la histórica sentencia de un juez de la Audiencia de Navarra que considera saldada la deuda de una hipoteca impagada con la entrega del piso. España es uno de los pocos países donde rige la leonina condición de que el prestamista tasa la vivienda por la mitad de su valor y obliga a la víctima a seguir pagando aunque se haya ido a la calle. La vicepresidenta –que tanto apego siente por su cargo que obliga a sus colaboradores a que se dirijan a ella con ese apelativo- se ha apresurado a rechazar hacer cambio alguno en las condiciones hipotecarias, al hilo de esta sentencia. Menos mal, además, que no sienta jurisprudencia porque eso compete al Supremo: los bancos pueden estar tranquilos con la vicepresidenta.

«Nuestras hipotecas están fundadas en unas condiciones. Los cambios bruscos de un día para otro serían perjudiciales para nuestro sector financiero y para futuras hipotecas y eso es algo que debemos tener en cuenta«, ha dicho Salgado. De este modo “tranquiliza” a sus jefes, a la prestigiada Agencia de calificación Moody´s que, desde EEUU, sí se ha permtido opinar sobre la sentencia española. Advierte que los inversores en bonos hipotecarios temen. si la practica se extiende, «un incremento de los impagos y la pérdida de valor de estos activos por la caída del precio de los inmuebles«. Y eso no se puede consentir. Ni lo consiente Moody´s, ni los especuladores en general, ni la vicepresidenta española, faltaba más.

Entretanto José Luis Burgos, en huelga de hambre contra el Banco de Santander, precisamente por una de esas irrelevancias como que le van a subastar su piso el día 9, tuvo ayer que irse a casa porque se sentía enfermo. Sí se están incrementado los apoyos populares a su causa. En esta página podéis firmar. Y en ella enteraros –si no lo habéis hecho ya- de cómo el nuevo banco surgido de la Caixa, regaló a los periodistas asistentes al acto de presentación –no menos de 150- un televisor de plasma Sony Bravia de 22 pulgadas. A cada uno por supuesto. La noticia esta confirmada por otras fuentes. La de los televisores. Pero no creáis que mucha gente se ha rasgado las vestiduras tampoco por esto. Aunque da alguna clave de los ominosos grandes silencios informativos ¿a que sí?

  La vicepresidenta tiene este jueves visita de campanillas. Y Zapatero. Y todo el Gobierno. Y con seguridad allí se planta también la oposición siquiera sea para saludar. ¡Viene Angela Merkel a Madrid! Y con una propuesta -entre otras varias- bajo el brazo que a algunos países consideran «polémica«: Berlín exige eliminar la legislación y las prácticas que vinculan el aumento de salarios a la inflación. Es decir, que aunque suban los precios -que suben y subirán por esa preciosa política neoliberal que nos están implantando- no haga falta elevar los sueldos. A ver qué dicen los alemanes que no suelen tolerar estas cosas, aunque ganen casi el triple que los españoles. Nosotros, ya se sabe, en su mayoría a callar y obeceder. Por la tarde, a las 7, ATTAC prepara una contracumbre, con alemanes y todo. En Maldonado, 53m Madrid. #contrattacando.

   Ayer en el AVE de regreso de Málaga había un ratero practicando «hurtos menores» dijo el interventor. A mí me correspondió en el turno un pequeño neceser, en el que acabo de comprobar no había nada importante, pero a otros viajeros se les llevó ordenadores, cargadores, y demás pertenencias, abriendo los bolsillos de las maletas. El interventor de RENFE no hizo absolutamente nada en un espacio cerrado donde todavía se encontraba el ladrón. Lo peor fue que, salvo una señora que me preguntó, nadie más, en dos vagones, dijo ni media palabra. Discretos y elegantes, demostraron hasta qué punto de borreguez e insolidaridad puede llegar un español. El mismo que discute de si es mejor ZP o Rajoy en el salón de su casa o en la barra de un bar. Menos mal que existe José Luis Burgos. Y quienes le apoyan. Porque, sin ellos, estamos más perdidos que Carracuca, que decía mi padre.

¿Puede un periódico dictar la política económica de un país extranjero?

A tenor de la visita de la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, al Financial Times, sí. Y era realista. Este prestigioso diario crea opinión en “los mercados”, es decir, en quienes dirigen el mundo y pueden hundir o salvar un país.

El editorial de hoy del Financial Times, tras la visita de Salgado, parece que nos da un margen de confianza. Lo titula: “Déficit de molinos de viento”. En él, aseguran que “España es muy diferente de Grecia” y la situación española se parecería más a la del Reino Unido. “Ambos países entraron en la crisis con una deuda pública que ronda el 40 por ciento del PIB. De hecho España estaba mejor preparada: su gobierno había acumulado sabiamente un superávit durante el auge de los bancos y mantenía una base mucho más sólida”, escribe.

Diagnostica lo que ya sabemos: “El fuerte crecimiento de España, impulsado por un enorme auge inmobiliario, no era sostenible y se ha ido para siempre” o “la pérdida de puestos de trabajo es terrible: el desempleo es ahora 19,5 por ciento. El gasto deficitario rara vez se justifica más que ahora”.

Entienden que el plan del gobierno es serio. Pero se hace dos preguntas:

“¿Son realistas los durísimos recortes? El Gobierno puede tener la autoridad legal para imponer la mayoría de ellos (incluso en las regiones recalcitrantes), pero lo que importa es si tiene el estómago para una lucha política inevitable”.

La segunda pregunta –o aseveración- vendría a ser que si rebaja el gasto, pone en peligro las previsiones de crecimiento.

Y aquí vienen los consejos:

“Sra. Salgado, los planes a mediano plazo requieren medidas drásticas de inmediato”. “Lo que España debe lograr es crecimiento – sostenible. Para ello, el subempleo crónico en la rigidez de los mercados de trabajo es un problema mayor que los déficits altos”.

Recetas liberales, como se ve. Aunque, al mismo tiempo, se refiere a las “regiones recalcitrantes” como problema. en donde, las más endeudas, no están nada lejos de política liberal, si es que alguna se escapa de ella.

A quien quiera ir más allá de la traducción (en la que he hecho lo que he podido), le aconsejo buscar, en Financial Times, «Deficit windmills». Tiene copyright y prefiero no enlazarlo.

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