Hemos importado -como hacemos siempre con todo cuanto fomente el consumismo- el Black Fryday norteamericano: las rebajas prenavideñas.
Y, como me gusta ver los fenómenos sociológicos por mí misma, me he acercado a un centro gran comercial situado en el barrio de Vallecas, Madrid. El aparcamiento rebosaba anticipando el interior.
Bolsas
Bolsas
Bolsas
El carrito lo mismo sirve para el bebé que para más bolsas.
En el gran templo de la baratija, uno que ha llevado su impronta a la Gran Vía de Madrid para convertirla definitivamente en un mercado de saldos, parece encabezar la lista de éxitos del día.
Montones… de gangas.
Zapatos que por 13 euros indican cuánto habrán cobrado quienes los fabricaron y que aseguran un cuidado extremo de esos pies que renovamos cada año ¿o son los pies para toda la vida?
Y navidad, para los niños, para educar a los niños en el gusto exquisito.
Y después… bolsas. En el suelo para tomar un respiro.
Es Black Fryday. Descuentos. Más barato o más caro, en todos los rincones. #AhoraQueNosEstamosRecuperando
El viceprimer ministro Li Keqiang llega hoy a Madrid cargado de “miles de millones de euros” para firmar contratos con grandes empresas privadas y seguir comprando deuda española. Todo es por ayudar. A salir de la crisis.
El 1 de Enero de 2005 se liberalizó el mercado mundial precisamente para permitir a China jugar en el concierto internacional. Pese a sus graves violaciones de los derechos humanos, sí. Su irrupción fue en tromba, abaratando los precios de los productos que fabricaba en serie a niveles irrisorios y cambiando las leyes del comercio. El balance de los 3 primeros meses, arrojaba, por ejemplo, una destrucción de mil empleos diarios en el sector textil español.
En un reportaje de Informe Semanal que titulé “Made in China”, se veían los alarmantes datos. Para mí, el mayor de todos fue éste que seleccioné del material que nos envió la corresponsalía de TVE en Pekín para completar el trabajo:
Ron Ko
Portavoz Turpan Ezquel
Xinjiang (China)
«El impacto del coste laboral en empresas como ésta no es tan grande. Aquí representa un uno por ciento. A nosotros nos afecta mucho más un incremento en los precios de la electricidad en la provincia»
¡Bien! Vamos por el buen camino. Suben los precios en España el 2,9% este año, mientras los sueldos lo hacen el 1,3%. Según datos oficiales provisionales. De esos oficiales, quiero decir, porque el precio del petróleo ya está otra vez por las nubes -casi a 95 dólares el barril de Brent-, España lo grava todavía más con impuestos, y la gasolina termina por encarecer todos los productos. Lo sigo citando solo como ejemplo. Perdemos poder adquisitivo a borbotones, con el despido regalado –mientras se anuncian nuevas “reformas” para complacer a los empresarios- y sube el precio de la electricidad reclamado por las todopoderosas corporaciones que un día, algunas, fueron públicas. Sí, como en China, dentro de nada será más importante para una empresa lo que paga por la energía que la nómina de los trabajadores. Y en China, al que protesta, se le encarcela o directamente se le ajusticia. Una única diferencia a su favor: tienen establecida la pena de muerte para los corruptos, son muy radicales con sus castigos, tampoco hay que llegar a tanto. Imagino que tendrán algo más de miramiento con los que mandan de verdad, que igual se quedaban sin Gobierno y altos cargos. Pero, para los «otros«, los algo menos poderosos, «no les tiembla el pulso«, que dirían los fascistas de aquí. Si vamos a equipararnos en todo a China, lo de meter mano en serio a quien se lleva dinero público para su goce y disfrute tampoco estaría mal.
Y a la UE todo esto de exprimir al trabajador y dar barra libre a los ricos le parece muy bien, y dicta políticas a los países que la componen. Con una diligencia y un progresismo que nos deja anonados. Y Alemania, que tiene unos bancos estupendos y muy protegidos y muy dueños de otros bancos extranjeros, y una ciudadanía muy concienciada, crea empleo y crece. Aquí, hoy sabemos que ha bajado un poquito la ingente creación de desempleo, ya «solo» se han ido al paro este año 176,000 personas, que se añaden a los 4 millones ya registrados. Estamos aprisionados entre la dictadura capitalista China y el neoliberalismo occidental. Y nos están sirviendo una receta mixta de poner los pelos de punta.
Con un problema añadido en España al que le cuadra a la perfección un pensamiento de Albert Einstein: «La vida es muy peligrosa, no sólo por las personas que hacen el mal, sino y sobre todo, por las que se sientan a ver lo que pasa«.
Nuestro querido José Luis Sampedro ha presentado en Málaga el libro Desigualdades de Juan Torres y Lina Gálvez. Llama a nacionalizar los bancos y su conclusión es tajante: “Con este sistema, no espere nadie resolver el problema de la crisis financiera”.