Este domingo una multitudinaria marcha (republicana, dicen los organizadores), ha mostrado su repulsa a los asesinatos de varias personas en la revista satírica Charlie Hebdo que sigue teniendo conmocionado a medio mundo. Eso era lo importante, pero hay más matices. Por ejemplo, Las fotos de los políticos, aislados de la sociedad que llenaba las calles de París, en actitud que está siendo muy criticada.
Numerosos líderes han acudido para situarse en cabecera, o en grupo aparte. Entre ellos, algunos que reprimen la libertad de expresión en sus países. Netanyahu, políticos rusos, turcos, el presidente húngaro Viktor Orban. El propio Rajoy que está a punto de aprobar contra viento y marea su Ley Mordaza y la modificación del Código Penal. Y no parece que para cazar terroristas sino la protesta ciudadana a sus políticas.
La UE reforzará el control de Internet y de las fronteras. El gobierno de Rajoy quiere, directamente, volver a levantarlas. Y su ministro del interior ya lleva días anunciando restricciones de todo tipo, qué mayor placer para un demócrata. Y él tiene claro lo que quiere conseguir y asegura ocurrirá: “Habrá controles en las fronteras aunque haya que modificar Schengen”. Como si solucionasen algo en el sentido que dicen desear.
Marine Le Pen quiere capitalizar el descontento. La extrema derecha saliva con el terrible atentado, mientras miles y miles de ciudadanos se manifiestan sinceramente contra el terrorismo y por la libertad.
No había enlazado mi artículo de esta semana en eldiario.es precisamente porque primó la noticia del atentado. Pero es buen momento para recuperarlo. Hablaba precisamente de los alarmantes signos que anuncian un auge desmedido de la ultraderecha y la involución. Y en esas llegó, Kalasnikov en mano, el fanatismo religioso que asesina. Y lo más probable es que no sea la última vez. ¿Las soluciones apuntan a la involución de toda una sociedad para remediarlo? ¿Consiguen así erradicar el terrorismo? Sería la primera vez.
Los ciudadanos holandeses han despertado al año 2015 con una nueva ley que, bajo algún eufemístico título, supone un tajo mortal al Estado de bienestar. El cuidado de ancianos y dependientes, incluso niños discapacitados, pasa a ser una obligación en exclusiva de “familiares, amigos y vecinos”. El nuevo monarca ya había sido encargado por el Gobierno –en su toma de posesión en 2013– de anunciar que los Países Bajos pasaban a ser “una sociedad participativa”. Es decir, un “compóntelas como puedas”. Es un hecho trascendental. Si esto ocurre en Holanda, todas las barbas del continente han de ponerse a remojar.
Cuesta entender cómo un país que durante décadas representaba el paraíso, el paradigma de un Estado que se estructuraba en función de las necesidades de la ciudadanía –donde la sanidad pública costeaba hasta gafas y dentista–, acepte tan radicales mermas. La condena o absolución en virtud del dios del dinero. Mark Rutte, el primer “liberal”, conservador y democristiano, que llegaba al Gobierno en 1918, algo tiene que ver en el cambio. Con la complicidad –de nuevo– de un partido socialdemócrata y haciendo guiños xenófobos a la ultraderecha en sus ideas “antiinmigración”.
En la vecina Suecia, recortes similares y privatizaciones le costaron el gobierno a los conservadores. Los socialdemócratas aún buscan asentar su estabilidad precaria, atacada precisamente por la ultraderecha. Y, mientras, tres mezquitas han sido incendiadas en los últimos días. Así empezaron las SS. Francia se apresta con fruición a recortar y reprimir, abriendo de par en par la puerta al neofascismo que representa en la práctica el partido de los Le Pen. Y, sin tapujo alguno, Merkel, su UE –algo más prudente– y su troika, a dirigir la coacción, incluso las amenazas, a los griegos para que sigan tragando la austeridad que les ha llevado a la miseria. Es casi jocoso cuando arguyen que a Portugal les ha ido bien con esas políticas. O a España. Con esos PIB que “repuntan” en dardo ahogando a las personas.
Vivimos en un cóctel explosivo. Y se libra una durísima batalla, con demasiadas reminiscencias amargas. La ultraderecha xenófoba sube ya también en la reincidente Alemania. Hasta voces reputadas como la de Paul Krugman empiezan a ver el fantasma que asoló Europa y el mundo en los años 30 del siglo XX porque se dan casi idénticas circunstancias. No es tremendismo. Hace ya tiempo que el macabro manual se está cumpliendo. Frente a un sector de la sociedad empecinado en cerrar los ojos. En seguir alentando, con su silencio y sus votos, la crónica de una muerte anunciada.
Tras rescatar a los bancos con millones de euros arrancados de nuestro bienestar, tienen el cuajo de colar que la causa de la crisis es que “vivimos por encima de nuestras posibilidades”. Durante décadas se costeó sin problemas el Estado de bienestar –precisamente desde el final de la atroz última guerra–, lo único que ahora ha cambiado es la codicia de los beneficiarios del capitalismo y los destrozos que se causaron a sí mismos con sus malas prácticas. El origen de la crisis fue ese, no otro. Lo pasmoso es que nos lo han hecho pagar a los ciudadanos. Y que, al gozar de tan disciplinada aceptación, han perdido el miedo y se han lanzado a aumentar aún más sus beneficios sin reparar en daños.
Pero nos señalan otro culpable, alguien a quien agredir: la inmigración. Los poderosos que nos roban hasta los derechos están fuera del foco. Es lo que está funcionando ya en Europa jaleado por la extrema derecha. En España cuenta con entusiastas compinches. La portada de La Razón del sábado, llevando a asociar a un loco (sin explosivos) que hablaba solo en un tren con el yihadismo, es claro ejemplo. O la insistencia de RTVE, a través del individuo que dirige y presenta los telediarios del fin de semana, de fijar como responsable de la lamentable muerte de un policía en acto de servicio a “un emigrante”. ¿Qué emigrante? ¿Cristiano Ronaldo? ¿Leo Messi? Quizás sean los miles de españoles que el partido para el que trabaja ha expulsado de España. Esos que, en la precariedad general, empiezan a ser maltratados y pronto expulsados. Es la guerra.
La que van ganando ‘los malos’. Los mismos que durante siglos saquearon a sus semejantes para vivir como reyes y llevaron a la hoguera el progreso. Los que mataron a Alan Turing y su cerebro hace cuatro días, en el siglo XX. Es altamente recomendable ver su odisea, en Imitation game, con ojos lúcidos. No se fueron, nunca se han ido.
A estas alturas de la historia, el que no quiere enterarse de que con la excusa de la crisis nos han estafado como a pardillos es que ya tiene poco remedio como ser racional. La técnica es tan burda, tan visible, que ni el timo de la estampita. Los presuntos atenuantes, dudas y justificaciones quedan para el espectáculo comercial de los debates que entretiene los días y las noches de muchos. Las coartadas que numerosos ciudadanos se presentan a sí mismos para esconderse se suman a la vieja bolsa de la infamia española (hoy abrazada por otras sociedades) con aquel espeluznante rótulo: “Vivan las caenas”. Con mayor o menor responsabilidad, son los auténticos culpables de cuanto nos sucede. Y deben ser conscientes de ello.
¿A alguien le extraña que las víctimas de la primera línea de fuego busquen salidas distintas en Grecia o en España? Va a ser apasionante ver el pulso en tan desigual batalla.
“Feliz 2014… si podemos. Podríamos”, concluía mi artículo de hace justo un año. No sabíamos entonces aún que la clave era creer que podemos, que tenemos en nuestras manos instrumentos de cambio. La cadena de desgracias que nos asolaban ha aumentado. La desfachatez de quienes las perpetran, de forma exponencial. La estulticia de los cómplices se multiplica para servir los intereses del mando. Y en el principio, se hizo la luz en la oscuridad y «allí donde había crisis, hay recuperación” y revolotean las mariposas de colores. Pero algo más está pasando: ha despertado un poder ciudadano que permanece bastante sólido aun en el fragor de la batalla. Pese a sus descalificaciones, los políticos tradicionales modifican sus discursos. Se han tambaleado sus estrategias.
2015 puede ser el año en el que nuestra tragedia empiece a aliviarse. Hay varias convocatorias electorales. Llega un momento en el que la sociedad, maltrecha por golpes continuos, madura y es capaz de saltar del Titanic. Ese momento es ahora, cuando no lo había sido antes ni quizás después: puede no haber otra oportunidad.
Algo ha cambiado ya. Se nota. De nosotros depende que no lo sepulten. Que logremos alimentarlo para que crezca sano y fértil. 2015 puede ser un buen año, si nos dejan. O, con más precisión, si queremos.
rafaelfiglesias
/ 11 enero 2015Casi cada día un dron estadounidense mata a varios civiles junto a algún que otro presunto terrorista obviando uno de los principàles derechos humanos respecto a los segundos, los de un juicio justo y, respecto a los primeros, al más sagrado de todos los derechos cual es el derecho a la vida. Curiosamente en ellos no veo a esas señoras y esos señores encabezando manifestaciones de ningún tipo. Muchos miles de personas diariamente mueren de hambre… tampoco los veo. ¿Por qué están en París y no en Bagdad, Islamabad o cualquier otro punto del planeta donde se perpetran tales desafueros contra los derechos humanos?
Y no es porque esté en contra de esta manifestación pero hay que estar a las duras y a las maduras.
Saludos
rosa maría artal
/ 11 enero 2015Desde luego a mí no me parece paliativo alguno que «otros lo hagan». Los asesinatos de París fueron una salvajada cum laude, que nada en absoluto ni justifica ni alivia. Los fanatismos tienen muchos caminos, y los exculpatorios porque «otro lo hacen» no dejan de ser lo mismo e igualmente punibles.
rafaelfiglesias
/ 11 enero 2015O no me has entendido o no me he explicado bien. Lo que quería decir es que, además de estar en esta manifestación, también deberían estar en otras muchas en los cuales los derechos humanos se ven conculcados con resultado de muerte.
Nunca se me ocurriría justificar un asesinato fuera quien fuese el asesinado.
Siento no haberme explicado con suficiente claridad.
Saludos
rosa maría artal
/ 11 enero 2015En eso estoy de acuerdo contigo. Y es que sí hay gente que anda con el «otros lo hacen» y ya está. Aclarado.
Miguel
/ 11 enero 2015No nos hagamos ilusiones, el atentado es una descarada “oportunidad” más, para la prevista involución.
¿Alguien lo duda?
Saludos
Emilio Manuel
/ 11 enero 2015Parece que hay olores nuevos, espero que no se disipen, hay que hacer ver a la dama de hierro que es necesario aplicar políticas diferentes.
Saludos
Trancos
/ 11 enero 2015La foto de los líderes es más falsa que un judas. Más falsa que ellos. Una foto para la galería. Ellos solos, en una calle cerrada y blindada. No encabezan la manifestación del pueblo. El pueblo es muy peligroso e inprevisible.
Y sí. Estoy de acuerdo contigo. Todas sus peleas de saloon acaban igual: disparando al pianista. Metiéndole otro tajo a las libertades.
Nuestro ministro de las concertinas no se quiere enterar de que, como he leído no recuerdo dónde, Europa no importa yijadistas. En realidad, los fabrica y exporta al Oriente Medio.
7
/ 12 enero 2015Reblogueó esto en Raciozinando.
Jose Luis Rodriguez Coloma
/ 12 enero 2015Creo que alguien dijo una vez: «los dos sentimientos mas poderosos con que cuenta el hombre son el amor y el miedo». De este último quienes nos gobiernan se están sirviendo durante esta crisis para recortar nuestros derechos. Cada vez más conforme pasa el tiempo. Unos derechos que tanto ha costado conseguir y que tan fácilmente nos los quitan quienes se supone que están para servirnos, aunque parece que sea al revés viendo como se comportan.
Parece que vamos perdiendo ese miedo y espero que eso se note en las elecciones que se nos avecinan a lo largo de este año, pero ahora con esto del atentado, totalmente condenable y ojalá no volviera a pasar, ni aquí ni en ningún otro lugar del mundo, pues da igual quien mata a otras personas que sigue siendo igual de condenable, nuestros dirigentes se han encontrado con una nueva excusa para reducir aún más nuestras libertades y precarizar también aún más nuestras vidas en aras, según ellos, de nuestra seguridad.
Manuel Cerdà
/ 12 enero 2015El atentado de París es un acto fascista, nada tiene que ver con el islam ni con la religión. con esa finalidad se llevó a cabo. No caigamos en la trampa de identificar el yihadismo con el Islam y este con el fascismo criminal. También el pueblo árabe es víctima de esta barbarie y la sufre en sus propias carnes. Eso sería lo que quieren los asesinos y lo que beneficiaría a la extrema derecha. No se lo pongamos tan fácil.
Y, sí, algo se podrá cambiar. Hace muchos años que yo no experimentaba esta sensación, pero ahora pienso que podremos.
Carlos Mª Herrera (@CarlosMHerrera1)
/ 12 enero 2015Yo no soy Charlie. No, ahora no. Seré Charlie cuando también sea, por ejemplo, los muertos del pueblo palestino asesinados por Israel, las niñas secuestradas, violadas y muertas por Boko Haram en Nigeria; cuando sea los 43 normalistas, y muertos y desaparecidos de Iguala… y tantos y tantas que mueren asesinados por los delirios de grandeza del poder. Lo de París ha sido una barbarie, por supuesto, una “salvajada cum laude”, como dice Rosamaría. Los fanatismos tienen eso, que son bárbaros y actúan como tal. Pero ¿cuál fue la respuesta del estado francés, y de la mayoría de la comunidad mediática? – ¡Vamos a la caza, vamos a la caza! (esto nos da una magnífica oportunidad). En la 6ª, en MVT, el programa que presenta Mamen Mendizábal, cuando ya era claro el desenlace, al menos en dos oportunidades que yo recuerde, se dijo literalmente “a la caza” – íbamos a ver cómo cazaban y mataban a tres perros rabiosos. Y así fue. Y yo me pregunté y lo comentamos en casa ¿es que no hay otra forma de reducirlos y apresarlos que cociéndolos a tiros? Tanto cuerpo de élite y especialistas ¿no son capaces de reducirlos evitando las muertes? Por lo visto las decisiones son políticas, supongo que las responsabilidades también, ya que no fue ningún éxito la gestión de esta sanguinaria crisis. Me llamó la atención también la velocidad con que desde el propio gobierno francés se echaron flores a sí mismos en relación a la forma de resolverlo.
Los dibujantes y los responsables del semanario parisino sabían que existía la posibilidad muy cierta de un ataque de los fanáticos fundamentalistas (no voy a ponerles nombre para no hacerles publicidad). Yo no voy a criticar aquí su decisión de seguir trabajando en esa línea hilarante y provocadora, porque cada quien tiene derecho a vivir y a morir por lo que cree (no tiene culpa ni causa para ser asesinado por eso), y evidentemente la noticia choca, impacta, porque ocurre casi al lado nuestro, en nuestras calles. Y ahí están los massmedios señalándote que casi seguro te va a ocurrir. Y así te convierten, en un momento, en la futura víctima. Tú y los tuyos. Y te trasladan el miedo, el terror. Y las potentes democracias actuales, al unísono, capitalizan ese miedo y lo multiplican. Y los jefes de gobiernos, todos, corriendo, juntitos, a rentabilizar los homicidios. Todos los homicidios.
Las niñas víctimas de Boko Haram no dibujan en revista alguna, ni las mujeres violadas y colgadas en la India. Son simplemente anónimas, como los niños y las niñas de Palestina que mueren asesinados aunque no tiren piedras. Y no, no es otro tema, es el mismo tema, lo acaban de relacionar casualmente en El Intermedio, cerca de 3000 niñas asesinadas. La diferencia está en los Medios y en los democráticos gobiernos ejemplerizantes.
Aquí hay bastante más que Charlie Hebdo, y lo que hay, no me gusta. Y no quiero, absolutamente no quiero, me he negado a concurrir a una manifestación donde en la primera línea de los convocantes (aunque estuvieran en una burbuja aislada, pero bien cagaítos) hubiera un buen número de responsables directos de cientos o miles de asesinatos de hombres, mujeres y niños y niñas inocentes. No, que hagan ellos solitos su manifestación.
Seré Charlie Hebdo cuando vayamos a la raíz del problema, y cuando mi representante, nuestros representantes, nos representen por lo que realmente luchamos, juntos, codo a codo. A éstos, y no me refiero sólo a Rajoy, no les serviré para justificar más represión.
P/D: Es tan así, el miedo que trasladan la mayoría de los medios, que he tenido que escuchar hoy, en boca de gente progresista y luchadora “¿Para qué los queremos vivos?” (los supuestos asesinos, asesinados).
Un abrazo
Carlos Mª Herrera (@CarlosMHerrera1)
/ 13 enero 2015Hay que leer otras opiniones, tambien. Fuerte artículo de Paul Craig Roberts ex secretario del tesoro de EEUU, ex director del Wall Street Journal, experto en política económica y politólogo
http://www.diarioregistrado.com/internacionales/110702-el-ataque-contra-charlie-hebdo-fue-una-operacion-de-falsa-bandera.html
Un abrazo