La Revolución Francesa apenas guillotinó a 15.000 personas

Sé que no es normal salir del periodo navideño más largo del mundo civilizado, de tres semanas completas de amor y paz, pensando en guillotinas pero es que cada cambio de cifra en el calendario suele dar por hacer balances y proyectos y, a veces, se cruzan curiosas imágenes.

Las lecturas de tiempo libre y las reuniones familiares también abren muchos horizontes. Y así, un erudito de toda solvencia te cuenta que la Revolución Francesa apenas pasó por la cuchilla a 15.000 personas. Siempre pensé que habían sido muchas más. Ni siquiera fueron todos miembros de la nobleza –que igual ni había tantos, esta gente siempre presenta un número muy inferior a aquellos de los que se aprovechan–. Mucho burgués cómplice entró en el saco de lo que Javier Krahe llama el método chic francés: «la cabeza que cae en el cesto, ojos y lengua de través». Nadie es partidario de la violencia, claro que no, pero esas 15.000 cabezas encestadas cambiaron la historia de la humanidad. Cierto que, aterrados por la libertad, los franceses llamaron inmediatamente nada menos que a Napoleón, pero la impronta de la revolución marcaría por siglos el devenir de la sociedad. Nada volvió a ser lo mismo. Hasta ahora.

La Inquisición española se volcó –absolutamente– en involucionar el curso de la historia y fue más partidaria de la hoguera. Los guardianes de la fe católica se tiraron tres siglos y medio purificando con ardiente fuego las almas –y, lo que es mucho peor, los cuerpos– de los herejes y asimilados. Preferían añadir la tortura previa al tajo rápido y limpio que ofrece, sin ir más lejos, la guillotina y esto ya es tener muy mala idea. Las cifras más críticas hablan de como poco 31.000 abrasados vivos en nombre del dios que se atribuyen los ultras patrios y de otros 17.000 que ya entonces se fueron por pies del país con enorme prudencia. Se dirá que tampoco son tantos para tanto tiempo pero es que el grueso de los ajusticiamientos se produjo en la primera etapa, cuando andaban por allí los impulsores de la norma: los Reyes Católicos. A la sazón, el emblema y guía de la derecha española que, desde entonces al menos, no ha conocido otra cosa que la impunidad para sus tropelías.

Al progresismo, al solo hecho de pensar o buscar cierta ética en la vida social, lo purgan de continuo. Escasean, en cambio, las llamadas de atención –más o menos expeditivas– a las élites que se aprovechan del conjunto de la población para lucrarse y vivir como en el Versalles prerrevolucionario. Ahora que, cuando la ira estalla, suele hacerlo sin freno. Muchos años sin engrasar las guillotinas las desajustan.

Encaramos un año nuevo, 2014 –estrenado entre lluvias, nubes grises, temporales y frío para no llamar a engaño–, alicaídos por la herencia de dos años de gestión de Rajoy y por la dura travesía que queda por recorrer –dado que, a pesar de los graves escándalos que jalonan a este partido, siguen como si nada ocurriera–. Disfrazados los datos que extienden el empleo precario o el aumento descomunal de la deuda por una prensa oficial entregada o cautiva, de donde parece emanar todo el optimismo. Sonroja leerles en sus patéticas alabanzas al Gobierno y sus consignas. Mientras tanto, el medioevo revive en las desigualdades sociales que se acrecientan. En actitudes vitales.

Reverdece pujante la derecha  más zafia, rancia, inculta y desvergonzada con su escopeta nacional al hombro. El Gobierno –según El País– prepara cerrar el monte público cuando haya cacerías. Cuando los señoritos quieran pegar tiros y matar animales, hacer negocios o realizar todo arte de montería, el populacho no debe molestarles. Lo primero es lo primero, como dios manda.

Una derecha cavernaria que no deja de trabajar en sus objetivos. Los cerebros de nuestros niños van a ser pasados por la ley Wert para –como nos cuenta eldiario.es– interiorizar qué son de verdad los valores éticos: amar a las Fuerzas Armadas y reprobar la objeción de conciencia o la desobediencia civil, porque lo fetén es la legalidad que marca el rodillo de esta derecha. Si vas camino de la herejía por no querer estudiar religión católica, habrás de engullir que los avances científicos y tecnológicos –como, por ejemplo, el uso de células madre– están en entredicho (para la autoridad competente, para el nacionalcatolicismo) porque acarrean –dicen, incluso en libros de texto– «problemas» morales y éticos. Torquemada y sus huestes no lo hubieran expresado mejor. Estamos rodeados, cautivos y desarmados.

Sólo fueron 15.000 víctimas –siempre lamentables– en Francia las que trajeron una nueva era en las relaciones de poder social. Pobrecillos. Los renglones torcidos del hartazgo. Presentes de forma indeleble como hito, sin embargo. 2014 no puede ser una continuación agravada del mal que nos aqueja. Cualquier momento es bueno para pararse o darse la vuelta antes que seguir arrastrados por esta inercia letal. Esta situación irritante trae malas ideas –simples figuras mentales, por supuesto–, incluso en personas de natural serenas y apacibles, decididamente pacíficas. Porque mira que pensar en guillotinas después de los dulces días navideños que hemos vivido y de las esperanzadoras noticias que nos cuentan políticos y medios influyentes.

*Publicado en eldiario.es

11 comentarios

  1. Doña Rosa, Francia no es ni será nunca España. O peor, España nunca será como Francia. Allí, se retienen a empresarios para buscar al menos un mejor despido sin que pase nada. Aquí, entras en la cárcel por acudir a una manifestación. Y si se te ocurre retener a un empresario acabas sentenciado a 30 años por secuestro. Nos han comido la cabeza de tal manera que nos tienen moralmente donde ellos querían. Y eso es lo peor que nos pudiera pasar.
    España siempre será distinta y un lugar fuera de la humanidad.

    Salud

  2. pacoalt

     /  8 enero 2014

    Hitler llegó al poder mediante unas elecciones. Después vino la propaganda que enmascararon la realidad. Ahora los medios son más sofistificados como el photoshop pero la realidad es tozuda y tiende a hacerse patente.

  3. GallardeteWord

     /  8 enero 2014

    Bravo,Rosa !!! Gracias por ponernos de nuevo ante el espejo. Ahí está La fuerza Pedagógica de la Guillotina!! Desgraciadamente,aquí sólo hemos tenido, como «pueblo», la pedagogía de la Inquisición, actualizada con la Dictadura franquista.
    Estamos PPadeciendo las consecuencias de nuestra «contradictoria situación» : Una Democracia sin Pueblo que Sepa Defenderla. Cómo conseguiremos la Cúltura Democrática? 😦

  4. GallardeteWord

     /  8 enero 2014

    «Cúltura» NO 🙂 «CULTURA»

  5. –Don Antonio DOMÍNGUEZ ORTIZ calcula en 400 las penas capitales durante el período isabelino, el más duro de todos (´´Autos de la Inquisición de Sevilla´´, 1981).
    –La profesora Doris MORENO dice que la cifra global de ajusticiados en persona superaría los 3.000 (´´La invención de la Inquisición´´, Marcial Pons, Madrid, 2004, página 295).
    –Henry KAMEN escribe: ´´Teniendo en cuenta todos los tribunales en España hasta 1530, no parece que el número de personas ejecutadas por herejía por la Inquisición supere los dos mil´´ (´´La Inquisición española. Una revisión histórica´´, Crítica, Barcelona, 1999, página 63).
    –William MONTER reduce la cifra a 1.500, en su mayoría herejes judaizantes y en muy menor medida mahometanos y protestantes (´´Frontiers of Heresy. The Spanish Inquisition from the Basque Lands to Sicily´´, Cambridge, 1990, página 53).
    (Datos extraídos de la obra de Miguel Ángel GARCÍA OLMO, ´´Las razones de la Inquisición española´´, Almuzara, 2009)

  6. Comares

     /  8 enero 2014

    Mi comentario de arriba llevaría por título:
    «Las cifras de víctimas de la Inquisición española según los historiadores actuales»
    Muchas gracias.

  7. rosa maría artal

     /  8 enero 2014

    Creo que la mayoría ha entendido que no se trataba de hacer un trabajo histórico ni sobre la Inquisición ni sobre la Revolución francesa. En ambos casos las cifras son altamente dispares, fueron tiempos convulsos, y desde luego en el caso español el afán de enmendar la historia tiene una larga tradición. Es un artículo de opinión que quiere ser provocador en otro sentido y… a fe que lo ha conseguido.

  8. Comares

     /  8 enero 2014

    Gracias por responderme, señora Artal.
    De todas formas, convendrá conmigo en que la Historia «académica» (yo, al menos, no tengo gran interés por otra) da para ‘provocar’ lo suyo: 1.500 ajusticiados en tres siglos y medio de odiosa Inquisición del no menos oprobioso Antiguo Régimen, frente a los 25.000 guillotinados (no «sólo 15.000») en las jornadas revolucionarias francesas.
    Bonita manera tuvimos los europeos de inaugurar la Modernidad…

  9. Comares

     /  8 enero 2014

    Y una última cosa si aún me lo permite: alguien debería recordar aquí que Napoleón no fue un advenedizo ni un último recurso contrarrevolucionario, sino el *hijo predilecto de la Revolución Francesa*… al que luego convino hacerse coronar emperador en medio de la adulación de los antiguos revolucionarios.
    No vayamos también los adultos a suspender el Informe PISA…

  1. Velocidad y tocino | La Tronera de Celemín
  2. La Revolución Francesa apenas guillotinó a 15.000 personas | El Periscopio | EL TÁBANO
A %d blogueros les gusta esto: