¿Podemos o no podemos ser eficaces?

Tenemos a Ángel Acebes, ex todo del PP, imputado por el Juez Ruz. Confirma (otra vez) el instructor del Caso Bárcenas/Gürtel/PP que el Partido Popular tiene una caja B de dinero sucio y que entre otras cosas sirvió para darle una ayudita a ese gran y ponderado medio llamado Libertad Digital. Cosas de familia. La faena, según Ruz, la llevó a cabo Acebes.

Rato y Blesa, otros dos prohombres de ese partido con Caja B, andan recogiendo avales para librarse del embargo decretado en este caso por el Juez Andreu. Por las tarjetas black de Caja Madrid, las que sirvieron para que un numeroso grupo de políticos de varios partidos, sindicatos y representantes de la patronal vivieran como el Marajá de Kapurtala a nuestra costa, en definitiva. Con los impuestos de todos se rescató su fiasco. A Rato le ha dado el aval el Banco de Sabadell por 3 millones de euros, de inmediato. Este banco se adjudicó la CAM por un euro, tras haberle sido inyectados más de 5.000 millones de dinero público.

Este partido con caja B se permite descojonarse de risa –si se me permite el palabro malsonante aunque muy liberador- cuando el candoroso  líder del PSOE, Pedro Sánchez, les habla de pobreza infantil. Decían las crónicas que la muiltiocupada vicepresidenta -11 cargos en el último recuento- tenía que taparse la boca para que no se le escaparan con toda sonoridad las carcajadas. Una mujer ejemplar que debe verse estupenda en el espejo de su casa y en el de su propia vida. Que hay gente con muy poco sentido de la autocrítica.

Y en éstas, el debate entre gente seria y progresista, es si la nueva política (de Podemos) parece vieja. Mi queridísimo y admirado Javier  Gállego, de Carne Cruda Radio, apoya su tesis lejos de los tópicos del periodismo: “Si el PSOE tuvo su Suresnes, la formación de Pablo Iglesias ha tenido su Vistalegre”. Y es que ser nuevo -en el caso de que ser nuevo, de romper el libro y empezar de nuevo, que me parece un desperdicio de proporciones históricas-, no es nada fácil. Dice más cosas el director de Carne Cruda, por supuesto: Es importante vigilar a los que vienen. Para que no nos la den como nos la pegaron los que están. Espero que no estemos luchando para quitar a la casta y poner otra en su lugar. Y lo argumenta todo, naturalmente.

El asunto fundamental es que hay dos tendencias en Podemos. “Claro que Podemos”, la de los fundadores, Pablo Iglesias, Monedero, Errejón (qué chaval tan majo), Carolina Bescansa y Luis Alegre… y “Sumando Podemos”, la de Pablo Echenique y la parlamentaria Teresa Rodríguez como cabezas más visibles con Lola Sánchez. Que, por ejemplo, quieren una dirección y portavocía colegiada, de tres personas, frente a un liderazgo fuerte de la otra tendencia. O sea que la gente reparta su atención en tres personas, en lugar de en una.

Coincido más (y visto desde afuera) con la postura que expresa Olga Rodríguez en su artículo –tras explicar el funcionamiento de la Asamblea que merece la pena leer-:

El cielo está ocupado y controlado por fondos de inversión, por los paraísos fiscales, por corruptos, por quienes rescatan los bancos mientras echan a la gente de sus casas. Las libertades y los derechos no llegan sin más, se conquistan. Y, como demuestra la historia, el cielo no lo regalan: hay que tomarlo”.

Tan ocupado está que asoma por la lejanía ese tratado de comercio, TTIP, que nos ata a los carros de la grandes multinacionales. Y acabo de oír a José Carlos Díez repetir esas halagüeñas noticias que nos depara el PP: 500 millones de euros menos en Sanidad Pública en los presupuestos de 2015. Y cuerda para la hucha de las pensiones de dos años más por este camino, decía el economista. Después ¿a la beneficencia?

El ministro del interior anuncia que va a legalizar las “devoluciones en caliente” dentro de la Ley mordaza que ya no hay por dónde cogerla. Esto ya para rematar. Ahí siguen dictando leyes y partiéndose de risa de todos nosotros, con su caja B, y tantos imputados que ya no les caben en su mirar para otro lado.

Y en éstas, la política antigua es buscar liderazgos fuertes. ¿Saben en qué mundo viven? Llamadme antigua, también, pues. Pero, por favor, no tanto como para andar metiendo en ese tinglado además a países extranjeros con sus mismidades, que no tienen nada que ver con nosotros. Bastante tenemos encima para distraernos.

*Actualización:

Escribe al correo directo del blog una persona que dice llamarse José Luis Velasco afirmando que Pablo Echenique es crítico con la homeopatía y lo demuestra con este tuit que más bien parece querer quitar importancia a algo anterior:

https://twitter.com/pnique/status/473201034937245697

La polémica vino de lejos y es más amplia que el intercambio de tuits parcial que me han mandado:

Parece que hubo alguna puntualización posterior:

http://www.xatakaciencia.com/no-te-lo-creas/el-patinazo-cientifico-de-podemos-la-formacion-politica-liderada-por-pablo-iglesias

-Los ánimos están bastante encendidos por lo que veo. Esperemos que el culto a la personalidad no sea un problema extendido. Y que se calmen y hagan lo que puedan. Dado el panorama, como digo, hacer algo me parece mucho.

Todo tiene un límite

Hay veces en las que asistir a un acto representa sentirse entre una comunidad afín y en las que podemos estar refiriéndonos a un libro, a una cultura ajena, y en realidad estamos hablando de la Historia y de nosotros mismos. Así ha sucedido con la presentación de “Yo muero hoy” de Olga Rodríguez, acompañada de Ramón Lobo e Ignacio Escolar.

Decía Lobo que en estos tiempos los periodistas como Olga Rodríguez precisan escribir libros, igual que los fotógrafos como Gervasio Sánchez han de hacer exposiciones, porque los medios no tienen espacio para reflejar lo que tratan en profundidad. Es rigurosamente cierto. Inmersos en un “colaboracionismo” impúdico con ese amado “sistema” que nos asfixia, apenas nos ofrecen la espuma de los días.

Hace tiempo que sabemos, que puede saber quien lo quiera, -y gracias a personas como la propia Olga, Ramón Lobo, Enric González o Javier Valenzuela, entre otros-, que “la primavera árabe” ni siquiera estalló en el invierno previo con las llamas que abrasaron a Mohamed Bouzazi. Que mientras una sociedad se apresta a ser cocida sin oponer ni una crítica, otro caldo de rebeldía se sedimenta a través incluso de décadas.

En esa sociedad “de barbudos intransigentes y mujeres sumisas” que nos presentan los medios occidentales, se habían producido huelgas muy arriesgadas, manifestaciones, uniones sobre la diferencia, mucho tiempo antes. La olla explota cuando no se puede más. Cuando hay que salir a la calle con un trozo de pan por bandera a protestar porque la especulación ha triplicado su precio. Cuando la información –en este caso de Wikileaks- confirma que los dirigentes son efecto tan corruptos y mucho más de lo que se sospechaba. Un dato: la familia del dictador tunecino Ben Alí acumulaba el 60% del PIB del país.

Hay una historia común cuya pauta marca el neoliberalismo y sus instrumentos oficiales como el FMI y el Banco Mundial… la UE azul –que no tiene que serlo necesariamente- en Europa. Reducción del sector público, tajos mortales a la sanidad y la educación –tan útiles al… “amado sistema”-, bajada de impuestos a la rentas altas, supresión de controles al poder financiero, privatizaciones. En libros anteriores, en sus artículos, seguro que en este lo amplía, Olga Rodríguez contaba la historia de la cadena de tiendas de ropa, muebles y complementos Omar Efendi, adquirida por la compañía saudí Anual a un precio sensiblemente menor a su valor en el mercado. La venta se cerró en 2006 por 99 millones de dólares, cuando tan sólo los terrenos donde se asientan las 82 tiendas se cotizaban a 670 millones de dólares. Tras la salida de Mubarak la renacionalizaron. Cuesta tanto componer sus desmanes.

No es fácil, es de hecho extraordinariamente difícil. Los viejos poderes se resisten y aún hay quien presta inconscientemente su apoyo para que todo siga igual. Por eso, en el mundo árabe todavía salen a la calle conociendo los riesgos que entraña protestar: Yo muero hoy. O no.

Nos preguntamos cada día, aquí, en España, hasta donde puede llegar la desfachatez continua. Que en menos de 24 horas se haya exculpado a Dívar, Botín y mandado de nuevo al Juzgado el proceso de Fabra, no es sino un síntoma. De este panorama que, un día más, cuenta Ignacio Escolar para responder a la nueva impudicia de José Ignacio Wert desde su elitista atalaya: ¿Qué no hay recursos para estudiar? Que se lo quiten de otra cosa.

Todo tiene un límite. El estupor puede acabar en ira. Y este pueblo, el español, ha demostrado que cuando se harta lo hace a conciencia.

No es cierto que los movimientos sociales sean sarpullidos pasajeros como quieren hacernos creer: cuecen y cuecen hasta brotar de nuevo transformados si no cambian las circunstancias. Más aún si empeoran. ¿De verdad creen que se puede tan impunemente perpetrar tantos atropellos? ¿Sin fin? Es ceguera absoluta no tenerlo en cuenta. Aún recurrimos incluso a la imaginación del vituperado Mayo francés porque se grabó en nuestros genes. Aún citamos a Rosa Park porque ella sola desencadenó cambios trascendentales en la consideración de los derechos humanos. Al conocer la historia de los pueblos sabemos que los focos de dignidad han impregnado las raíces y están ahí para darnos fuerza. Cuando estamos juntos, tenemos la absoluta certeza. ¿Yo muero hoy? puede, pero hay cosas que nunca… mueren.

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