Lo siento mucho, no lo volveré a hacer. O sí

Diez años después del estallido formal de la crisis financiera internacional nos encontramos con otra aún más preocupante, si cabía. El FMI confiesa –ellos dicen alerta – una deuda global récord, un 60% mayor que en 2007 en los movimientos previos que precedieron al derrumbe financiero. Son 182 billones de dólares, 156 veces el PIB español, y creciendo vigoroso al ritmo de 18 billones de dólares desde la primavera.

Una sociedad aturdida y crispada atiende los cantos de sirena de quienes causaron la crisis y borran su memoria, reforzados ahora por una deriva ultraderechista que recorta libertades y democracia como absurda panacea. Diez años después de la llamada crisis hay más desigualdad, más precariedad en los más débiles, y la sombra del fascismo empieza a nublar el cielo por su tamaño.

Atribuye el FMI la causa central al proteccionismo estadounidense que aboca a una guerra comercial. Los más perjudicados son la UE y los países emergentes. Solo que olvida decir que Trump es hijo de sus salidas a la crisis de 2008 y que la UE sufre las secuelas del errático tratamiento que aplicaron. Mejor dicho, errático no, sabían perfectamente lo que hacían.

Grecia es el símbolo y la víctima. Tenemos un país al que los gobiernos conservadores y socialistas, de Nueva Democracia y PASOK, han dejado en bancarrota. La quiebra se produce con el gobierno de ND y tras falsear las cuentas en su día para entrar en el Euro con ayuda de Goldman Sachs. La empresa que empleó a Mario Dragui, el que ya es presidente del BCE, y forma la Troika, con el FMI, y el Consejo Europeo, los jefes de gobierno de la UE.

En un informe interno de hace algún tiempo,  el FMI reconocía que sacrificó a Grecia por presiones políticas para proteger a los bancos –principalmente franceses y alemanes – expuestos a la deuda griega. Estamos en 2010 cuando la tragedia empieza. Ocurrió en directo ante nuestros ojos y lo contamos, pero las presiones seguían desviando la atención. Fue la época en la que se echaban presidentes para poner empleados del poder financiero. El tiempo en el que se coaccionó a Grecia para que no eligiera un gobierno progresista. Cuando les hicieron comerse el «No» a un referéndum de consulta sobre las crueles condiciones del rescate.

Para entonces los gobiernos que, asustados, por el castillo de naipes  caído tras Lehman Brothers, habían prometido “refundar el capitalismo” se empleaban a fondo en refundar a los ciudadanos y que pagásemos sus facturas. Para entonces ya había habido un 15M  en España y una indignación extendida por muchos países. Para entonces ya había surgido Podemos y entrado en el Parlamento Europeo y amenazado la burbuja bipartidista. Los grandes medios luchaban en las filas del poder.

Prensa española de la época
Prensa española de la época

La Troika quería un castigo ejemplar. Grecia solo representaba el 2% del PIB de la UE pero nos hicieron creer que por ese agujero se iba Europa. No aceptaron las condiciones negociadoras del nuevo gobierno griego. Iñigo Sáenz de Ugarte hizo un trabajo ejemplar en donde se muestra hasta  cómo iban tachando con bolígrafo las propuestas griegas.  De ahí que salieran tan risueños de estas reuniones.

El Eurogrupo se ensañó con Grecia. Varoufakis, ministro de finanzas se fue, Tsipras acató. El FMI y el resto de la Troika convirtieron a Grecia en un protectorado que debía consultar hasta si compraba aspirinas.  Se atacó con prioridad lo que da lucro a la rapiña: las pensiones, la sanidad, los inmuebles, infraestructuras y bienes públicos. Y llega el dinero, y lo primero es pagar a la UE, y después a los bancos, siempre los bancos. Y no queda apenas nada para la gente.

El Eurogrupo con sus más destacados miembros: el alemán Schäubel y el holandés Dijsselbloem que ha revalidado su presidencia
El Eurogrupo con sus más destacados miembros: el alemán Schäubel y el holandés Dijsselbloem

Y casi no se han hecho las primeras anotaciones, de entra y sale,  en las cuentas del Estado cuando se aplican las exigencias de los rescates. Comienzan de inmediato las privatizaciones de los aeropuertos  –requeridas como condición del Eurogrupo – y los adquiere, oh, gran casualidad, el grupo alemán Fraport. Entre ellos los de las islas turísticas de Corfú, Mikonos o Santorini. El grupo  Fraport (Aeropuerto de Fráncfort),  tiene como accionista principal al estado de Hesse. Es solo un ejemplo de la subasta, despiece y liquidación de Grecia. No es la primera vez que se cambia deuda por territorio, pero cada vez chirría más en un siglo XXI.  El paisaje del hambre y la miseria se acrecentó . Los periodistas, grandes periodistas, Joaquín Estefanía y Ana Cañil, contaban en la presentación de su libro sobre la crisis griega que los amigos respondían de esta forma a la ritual pregunta de viaje: ¿Qué os llevamos? Y era comida y productos de primera necesidad.

Y va y dice el FMI algo así como “Lo siento mucho, no volverá a ocurrir”. O ni eso. Y lo grave es que volverá a ocurrir mientras la ciudadanía no reaccione. Que se diría estamos en puertas de que pase otra vez.

Porque volvemos a empezar. Nos alertan. Otra “crisis” de la Deuda. Mayor. Un 60% más. Es tan apetitosamente lucrativa. Tras Grecia cayeron también Irlanda y Portugal. Y se dio un ultimátum a España. Hasta  Obama llamó a Zapatero para que fuera buen chico y metiera la tijera. Rajoy, exultante, se alegraba de que España estuviera en el corredor de las crucifixiones culpando a Zapatero. Es un eterno Déjà vu. Elegido por mayoría absoluta, aplicaría una especie de rescate en diferido, gran parte del cual se ha dado por irrecuperable.

En agosto de 2011, cuando los mercados “castigan” sin cesar a Europa, nos encontramos con una brutal elevación de sus primas. Los bonos griegos se disparaban a 1.256 puntos con un rendimiento que llegaría al 18,50%. Ni en el casino. Los irlandeses y los portugueses alcanzan ya casi los 900 puntos, aportando ganancias del 11%. Los de España, con un 400, rentan un  6%.

La inconsciencia y la ignorancia compran. En la Italia de Salvini que detiene alcaldes progresistas. En la Europa que está reventando sus Constituciones. En la España que conspira desde la podredumbre de sus cloacas.

Polluelos piadores incasables de las falsas bondades de este capitalismo de Casino buscan clientela para las urnas. ¿No añoran ustedes al PP como dice Pablo Casado? ¿No sueñan con un gobierno presidido por Albert Rivera? ¿Y por el mentor de ambos el gallo guerrero que vende libros y su sistema? ¿Y con una bandera o dos que tapen todo?

De lo que no pueden albergar la mínima duda es de esta máxima que dicta la experiencia: esa deuda monumental de 182 billones de dólares que sube como un suflé nos la harán pagar a los ciudadanos. En dinero o en especie. Hasta en democracia. Y algunos se seguirán riendo.

 

Intoxicados de injusticia

Calle de los Derechos Humanos/Propiedad Privada

En Madrid, en el Barrio de la Concepción, hay una calle que se dedicó en su día a los Derechos Humanos. Alguien (Miguel @Genko en Twitter) descubrió que, torpemente, le han colocado debajo del rótulo otro letrero: Propiedad privada. Me acerqué a comprobarlo y hacer fotos. Parece aludan a la zona que circunda las casas y utilizan de aparcamiento. Pero simboliza lo ocurrido con nuestra sociedad: ya ninguno de nuestros derechos tiene prioridad sobre el reinado oficial de la codicia, apenas nos pertenecen. Figura así en la Constitución reformada en tiempo récord, y en la práctica de los días.

La Troika (Comisión Europea, FMI y BCE) ha comunicado este lunes que aprueba las reformas hechas por España pero –siempre hay un pero- piden más. Concretamente quieren una “segunda vuelta” de Reforma Laboral (más precariedad), otra Reforma para la Administración Pública(menos Estado), otra más para los servicios profesionales (para liberalizarlos y que sean un coladero), suprimir el déficit de tarifa en el sector eléctrico (para pagar más, aún más) y una revisión en profundidad del sistema fiscal (que difícilmente irá encaminada a que paguen más quienes más tienen porque ellos están en posesión de una bula).

Estamos ante un renovado envite de esa doctrina que desde tiempos inmemoriales trabaja para una casta sin importar el daño que causa al resto. Mariano Rajoy es el –muy complacido- ejecutor en España de la nueva ofensiva. Escuchamos a  diario a su gobierno como caza al vuelo signos de recuperación. Hemos leído que él mismo deja en manos de Angela Merkel nuestro destino, el de los españoles. “Lo que más me preocupa es que Alemania tenga claro adónde vamos”, se atrevió a decir, al tiempo que mantiene que ha preservado el Estado del Bienestar y que los recortes se han practicado de forma equitativa. Está muy claro el plan de Alemania: seguir apretando las tuercas a los países del sur en beneficio suyo. El mantenimiento de Wolfgang Schäuble en la Hacienda del nuevo gobierno de coalición no indica otra cosa.

Calle de los Derechos Humanos, Madrid

Calle de los Derechos Humanos, Madrid

Pero hay más. Lo contó en otra entrevista Klaus Regling, Director Gerente Del Mecanismo Europeo De Estabilidad, un hombre con un sin par currículo de compromiso social precisamente: “Trabajó en el FMI antes de enrolarse en un hedge fund. De ahí pasó a la Comisión Europea, y después asesoró a Angela Merkel en asuntos de regulación financiera”, según nos lo presentan.  ¿Qué quieren así que hagan el alto cargo europeo y su jefa Merkel? “Las recetas de la troika en Europa, y anteriormente las del FMI en Asia y América Latina, son las adecuadas para volver a una senda sostenible”, dice Regling. Sí, normalmente empiezan a funcionar cuando los países, tras mucho dolor, echan muy finamente a puntapiés al FMI y toda su parentela neoliberal. Solo así funcionan sus “reformas”. Un pequeño gesto que ayuda grandemente a la estabilidad. El puntapié.

Resulta hasta indignante que la Troika se felicite porque, según ellos (que está por ver), “España ha superado los graves problemas que tenía en partes de su sector bancario”. Aunque haya añadido un millón de parados más, aunque se desangre el país en precariedad y tantos ciudadanos se vean obligados a emigrar. Eso es secundario.

Como si esto fuera “lo normal”, políticos y algunos medios de comunicación, nos llaman a admirar“el éxito” de Irlanda, el alumno aventajado, al que le cuadra alguna cifra aunque su población sea mucho más pobre y esté mas desatendida que antes de se iniciara lo que llaman crisis.  Nosotros pues, los españoles, nos ubicamos también en esa categoría de educandos ejemplares. Portugal ha aprobado igualmente, habrá que hacer más reformas, eso sí, y a los ciudadanos apenas les falta comerse las raspas del bacalao para subsistir. Si usted bombardea una ciudad y luego la reconstruye, los datos muestran un pasmoso pico de crecimiento económico, se explica en diferentes versiones. Aunque deje un reguero de dolor incalculable. Aunque sus ensangrentados balances sean a costa de las personas.

Han hecho creer a los ciudadanos dóciles y desmemoriados que fueron los servicios públicos los causantes de la crisis. Por eso hay que reducirlos. Las hipotecas basura, los fondos arriesgados (hedge funds), Lehman Brothers y toda su parentela o la burbuja bancaria y las trampas financieras (CDS y similares),  el ladrillazo español y la inconmensurable corrupción, no tienen nada que ver, pasaban por allí. En jet privado. Los planes de austeridad, las ayudas a los bancos, también son una pura casualidad. Algunos han comprado la falacia. No sé si también se echan a la espalda de su conciencia las victimas que estas aberraciones están ya ocasionando.

Andamos dudando si fue un pescado podrido, yogures caducados, una lata como dios manda -de tienda y todo-, o un agente tóxico inhalado quien ha destrozado a la familia de Alcalá de Guadaira. No hacen falta demasiados análisis bioquímicos para diagnosticar que está sociedad está muriendo por una masiva intoxicación de injusticia. Hace tiempo que está prendiendo y quien más quien menos nota síntomas. Cada vez cerca el mal a más personas. Las que ya no comen lo suficiente, las que ya no encienden la calefacción, las que no saben qué será de sus vidas -de esas vidas que tenían-, con el tajo sin piedad y sin freno a sus sueldos o pensiones y tantas otras cosas. Eran derechos humanos. Ahora son propiedad privada de alguien. Y con ellos, especula y se lucra. Pero estamos tan intoxicados que apenas discernimos la realidad.

*Publicado en eldiario.es

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