
Medina. Público.
Tenía razón Zapatero al decir que la sociedad probablemente no entendería las duras (e injustas) medidas de ajuste que la UE e incluso Obama (saliendo de su desinterés por Europa) le han exigido y él ha acatado. Pero ha habido un momento en el que sí ha explicado por qué era «imprescindible» adoptarlas. En parte alguna figura aún la trascripción literal de la sesión del congreso. Ni por supuesto hay espacio en los medios informativos para incluir todo lo que se ha hablado. Esto va por cupos políticos, no por información.
Ha sido en respuesta a la réplica de los portavoces de las dos formaciones catalanas de izquierda (ERC e ICV). En un indignado grito le han enumerado gran parte de las medidas que faltaban en ese ajuste (control financiero, impuestos a las rentas más altas, etecé) y el presidente ha respondido más o menos textualmente:
Podría suscribir lo que me han dicho sus señorías, pero cuando uno llega a la responsabilidad de gobierno, maneja otras variables. Estamos viendo cómo grandes potencias, incluso la más grande, EEUU, tienen problemas de relación con las entidades financieras y no pueden hacer nada. Las entidades financieras buscan el beneficio económico que, por definición, tiene poco de solidario. Las cosas SON así, ha recalcado.
Bajar el sueldo de los funcionarios un 5%, congelar las pensiones, eliminar el ‘cheque bebé’, la retroactividad de la Ley de Dependencia o reducir la ayuda al desarrollo y la inversión pública en 6.000 millones. Forman parte del grupo de medidas a adoptar, en donde faltan las que realmente aportarían contundentes ingresos pero afectarían a poderes intocables. Suponen echar por tierra las apuestas de la primera legislatura. Las que nadie había llevado a cabo antes. Las que intentaron paliar el gran déficit de confort social que teníamos en España frente a nuestros socios europeos. Alemania y Francia – con gobiernos conservadores- aún dedican casi el 30% del presupuesto a esas partidas, no hablamos de cómo se vuelcan los nórdicos, mientras nosotros seguimos en el 21% y el eterno “a la cola de Europa (la anterior a la ampliación al Este)… salvo Grecia y Portugal”.
A su lado, Rajoy -que en modo alguno corregirá esas medidas de ajuste si llega a la Moncloa e incluso por declaraciones previas las endurecerá- pide se reduzcan las subvenciones a partidos, sindicatos y organizaciones empresariales. Pilares de un Estado democrático en teoría, sí, como vemos, sirven sólo a los intereses de grandes emporios privados, en efecto, deben pagarse ellos mismos su funcionamiento. El PP ya no es que se vea obligado a acatar lo que manda el mercado, señor y amo, es que forma parte de él y lo fomenta.
Lo que Zapatero no entiende es que no ha cumplido el mandato de los ciudadanos. Es muy frecuente entre quienes secundan tramas sucias autoconvencerse de que con otros hubiera sido peor. No sirve. La sociedad no ha elegido a los mercados para que dirijan sus vidas. Si los políticos se ven con la bota en el cuello por ese poder que se quiere presentar como abstracto –cuando no lo es-, que pidan ayuda a los ciudadanos o que dejen lugar a otros que sí se atrevan a afrontar la realidad. Dudo que haya alguno, al menos con capacidad de maniobra. La sociedad les elige pero ¿auténticamente informada y con criterio?
Nos oponen muchas opiniones desactivadoras del país «equidistaní«, pero la realidad es terca. Si el sistema que nos han organizado o consentido funcionase, los ciudadanos anónimos no se verían cada vez más empobrecidos e inseguros. No estarían dos tercios de la población mundial muriendo de hambre. No sería tan precario nuestro futuro. El sistema sólo funciona para quienes lo han creado y los asimilados que se ven sustentados por él.
Tenemos mucho poder que reglamentar, mucho dispendio que recortar o anular, mucha demagogia que filtrar. Las élites representan un porcentaje mínimo de personas, al resto solo le falta organizarse. Lo vienen pidiendo personas con enorme criterio. Lo decía sin cesar José Vidal-Beneyto, se lo he leído y oído a Federico Mayor Zaragoza, a un gran número de intelectuales que se reúnen aquí por ejemplo, sigue siendo el discurso que ayer mismo escuché en Cuenca a José Luis Sampedro, lo decís en el blog, conmigo, muchos de vosotros.
Ayer Sampedro aseguró también: Europa no existe, está muerta. No, son los tentáculos del monstruo. Sólo que todavía sus ciudadanos viven mucho mejor que nosotros, y no tienen tan gravísimas deficiencias como las que están sacudiendo estos días la Justicia en España. En esa Europa que cada día empeora, todavía respiran ciertos aires justos y democráticos. Aquí, lo dudo ya. Pero nos han vendido el mundo. Los ajustes de hoy son el aperitivo de la dieta que nos espera. No hay solución por este camino.