Desde la parada del metro que conduce a la Puerta del Sol (rebautizada Vodafone por el PP de Madrid) una sabe las dimensiones previsibles de la manifestación a la que se dirige. No se podía ya ni acceder al andén y exigía espera. Tomando a la brava el vagón, los apretones llegaron a crujir algún hueso. Un precioso niño, en brazos de su padre, tiene miedo del tumulto. Quiere volver a casa. Papá le dice que hay que ir a la manifestación. Y me meto donde no me llaman y tranquilizo al niño. Con éxito.
Emergemos a la superficie en Cibeles. La estación de Banco, Banco de España, que desde luego no ha cambiado de nombre el PP de Madrid. Hay auténticas multitudes. Con alegría y firmeza. El “Sí se puede” sale hondo y denso, apagando todos los murmullos. Y se repite una y otra vez.
No se puede dar un paso. Probamos por las calles aledañas. También están llenas de gente pero se circula mejor.
Hay policía, aunque no interviene. Cuentan que el PP de Madrid se ha enfadado con Cifuentes, la delegada del gobierno, por su tibieza. Los demócratas de toda la vida frente a intereses electorales.
Sol se abre en morado. En sonrisas. En emoción. Dice Rajoy, la alegría de la huerta, que los de Podemos son unos tristes que él ve otra realidad. Bueno, no lo expresa así. No dice que es sólo lo que él ve. El gran Manel Fontdevila lo resume así en eldiario.es:
La BBC abre telediario con Podemos y TVE con el tiempo. Ellos están acostumbrados al mal tiempo, nosotros a la manipulación
Y otros…
Fui porque me gusta ver las cosas con mis propios ojos -si puedo- y salí con una inyección de ciudadanía y esperanza. “Podemos” es susceptible de fallar, como todos, y tener errores -dudo que tanto como quienes ahora nos gobiernan y quienes les apoyan- pero en lo que realmente confío es en esa gente harta, sin miedo, firme, dispuesta a construir que coreaba el “Sí, se puede”. Claro que se pueden hacer muchas cosas cuando se piensa en las personas y no en un sector privilegiado. Los que se creen “bienpensantes” están tan enfadados que rezuman bilis, intransigencia y mentiras. Son las que tienen dentro y les corroen. Allá ellos.
Y por cierto, esto suena de otra manera: