
Faltan 19 días para el 1 de octubre, fecha en la que el Gobierno catalán se propone celebrar un referéndum de independencia contra todas las trabas que pueda oponerle el Gobierno central. Aún 19 días. Asusta pensar qué nos queda por ver, visto lo sucedido hasta ahora. A estas alturas de la contienda, será difícil encontrar quién no tenga su propia opinión formada o formateada. Lo grave es la escalada de tensión a la que se ha llegado, los niveles de ridículo incluso alcanzados, y lo que cabe deducir de las menos explícitas motivaciones de la refriega.
Si notable es la falta de previsión con la que desde la Generalitat se han plantado a las puertas del 1-O, la imagen de urnas requisadas que ordena la Fiscalía es un dislate de gran impacto, local e internacional. Por no hablar de los políticos –de distintos partidos- que apostaron por romperlas, quien sabe si a martillazos. Alarmante en alto grado la supresión por orden del juez de un acto a favor del derecho a decidir en Madrid tras un recurso presentado por el PP. Son signos llamativos, no únicos, de una campaña que ha perdido el horizonte en fondo y formas.
En el imaginario costumbrista de la derecha se encuentra muy arraigada la unidad de España. Lo que no quita para que -española y catalana, vasca y canaria-, la derecha sepa organizar sus prioridades en terrenos de puro pragmatismo. Vean ustedes lo bien que se llevan para mantener en el gobierno a Mariano Rajoy, ha recibido apoyos de todos ellos. Uno de los jóvenes valores del PP, Antonio Casado, nos ha explicado que este grupo son “los buenos”. En el caso de la derecha catalana son “los buenos” en España pero “los malos” en su propio territorio, según se deduce de la elaborada tesis intelectual de este destacado portavoz de los populares.
A la unidad de España se adhieren muchos otros ciudadanos de toda ideología por un atávico sentido de pertenencia. La tierra suele tirar del alma. En naciones completas y por partes. Patrias y banderas han sido la gran coartada para las más cruentas conflagraciones de la historia. Pero que nadie se confunda, el amor a un país, el amor en general, tiene mucho más de entrega, diálogo y compromiso que la guerra a la que estamos asistiendo. Ataques, emboscadas, campos de minas, más que amor sería un mal divorcio, un deseo de amarrar o soltarse por los santos reaños y, por encima de todo, asegurar el reparto de bienes.
Ciertamente, “los buenos” alojan en sus armarios tramas de corrupción como Gürtel, Púnica, Lezo, Acuamed, Nóos, Palma Arena, Baltar, Bárcenas, Brugal –esta era muy vistosa con osos saltando por las basuras-, Emarsa y así hasta 60 por parte del PP. Aquí tienen una reseña bastante rigurosa. Sin olvidar los ERES de Andalucía por parte del PSOE. Los malos de Cataluña, buenos de España, también cuentan con sus casos: Pujol, Liceo, Prenafeta, Palau, ITVs, Madre Superiora, Espías, Novias dicharacheras. Pueden consultar la reseña, algo más somera dada la extensión del territorio. Por haber ha habido hasta muertos oportunos. En las buenas familias, las familias de “los buenos”, ya saben que resulta poco elegante sacar estos trapos sucios.
Y consecuencias. Políticas para la desigualdad, desprestigio de las instituciones, trampas y dobles varas de medir que anegan los papeles de la legalidad.
Todo estaba perfectamente organizado, lo está, y saltaron los sentimientos nacionalistas arraigados –se quiera o no-, los agravios que tantos independentistas han forjado, y cambió el escenario. Soy de quienes piensan que debía haberse celebrado un referéndum como lo hizo Escocia y más a menudo Quebec. Con garantías. Y que habrá de hacerse alguna vez. Pero con Rajoy y esta derecha es imposible. En principio a Artur Mas no le convenía -pensar que es independentista resulta dudoso- pero la bola había comenzado a rodar.
Ahora la guerra oculta, la de siempre, la de los intereses, la de sentar las gónadas, va en serio. Ha llegado el momento de las definiciones e indefiniciones significativas. Ante una conflagración de estas características caben dos posturas esenciales: espíritu crítico o la confortable comodidad de estar con «los buenos».
Se invoca la violencia bajo la sombra de la profecía autocumplida. Desde Juan Luis Cebrián a Victoria Prego. La Caverna mediática oficial les enlaza entusiasmada. “La mirada del mundo no puede ser piadosa ante esa Catalunya de tan dudosa calidad democrática” escribe el director de El País en Catalunya. Rosa Díez invoca las espadas porque las togas solo no sirven. También está en el lado de “los buenos». Albert Rivera divulga el discurso de la ultraderecha revisionista para recurrir al bulo del inexistente Golpe del 34 que justificaría para sus adeptos el golpe militar de Franco, los tres años de guerra y los 40 de dictadura. También es de “los buenos”. La crispación crea grandes fervores emocionales en las gradas.
Caminamos sorteando minas por el campo mediático. TV3, la televisión catalana, ha venido emitiendo sin cesar el spot del referéndum que nadie más quiere distribuir. El TSJC le enviaba al director un extraño comunicado este martes con la resolución del Constitucional en el que prohíbe al Govern informar de cuanto pueda posibilitar el referéndum. Del otro lado, la campaña es masiva. En la refriega general, Forcadell, la presidenta del Parlament, aparece como una maestra con voz de pajarillo que inspira pena. Se resucita a los catalanes como problema. La versión rajoyana del Los catalanes hacen cosas, ahora es hacen cosas raras. Y es que se trata de preservar El legado de Rajoy, como titulaba inicialmente El País. El legado bueno del jefe de “los buenos”.
Y de nuevo este 11 de septiembre centenares de miles de personas salieron a la calle en Barcelona a festejar la Diada. Lo que estos ciudadanos quieren, lo quieren en serio. “Los buenos” andan midiendo el tamaño de la muestra para felicitarse si se desinfla. La sensatez aconsejaría no ponérselos enfrente, pero la racionalidad se lleva poco.
El campo de batalla tras el 1 de octubre va a dejar víctimas varias y prestigios hechos jirones. Y quedan más de dos semanas de fuego masivo.
Carlos Mª Herrera (@CarlosMHerrera1)
/ 17 septiembre 2017Lo que pienso…
Llegados a este punto siempre recuerdo aquella película del 66 «Los Profesionales», con Lee Marvin, Burt Lancaster, entre otros y Claudia Cardinale. Hay un momento especial en la película cuando Claudia Cardinale intenta seducir a Burt Lancaster para liberarse del cautiverio, y él, descubriéndola, le reprocha que cómo puede luchar por una Revolución prostituyéndose. Ella le contesta algo así como que no existe la Revolución limpia, impoluta, que siempre tiene algo de prostitución.
La «prostitución» de cierto sector del Independientismo Catalán seguramente es más que obvia. El «tres per cent», que sube a 4, 5 y a los cents que queramos imaginar. No voy a caer en la facilidad de compararlo con los «porcentajes» muy españolitos ellos, de los gobiernos que se han alternado en el gobierno central y en gran parte del resto del territorio. Creo que el tiempo de echar cuentas está al llegar, pero no es éste. Además se me ocurre una herramienta metodológica bastante simple: dividir la «Corrupción Prostituida» en Derechas e Izquierdas (las Izquierdas de verdad, no las de Felipe González), con datos, con verdades más acá de las posverdades. Pero eso, lamentablemente, no toca ahora.
Ahora no es tiempo de equidistancias. Ahora es tiempo de LIBERTAD.
Tratando de mantener las más dignas formas, es tiempo de IDEAS, de PRINCIPIOS.
(Ya veremos que hay detrás de los Puigdemont, de los Mas… y por supuestísimo, que hay detrás de los Rajoy, las Sorayas, las Cospedalas, los Maza, los H. Miembros de T.C. los CEOE, los Clericales, los Banqueros… y tantos y tantas otros/as, en ambos bandos, también).
Ahora se está jugando mucho más que la integridad territorial. Lo que está en el debate en la sociedad y en las instituciones, no es ni más ni menos que el MODELO DE ESTADO. Nadie lo está queriendo decir, pero yo pienso que ése es el verdadero dilema. Pasando tal vez por ¿MONARQUÍA SÍ, MONARQUÍA NO? ¿DEMOCRACIA REAL, o DEMOCRACIA VERDADERA? (esto sí que es una Diada en el más pleno concepto de la palabra).
Sí, creo que es tiempo de IDEAS y de PRINCIPIOS. Y en esa miopía intelectual que me caracteriza, afirmo:
NO SE PUEDE SER DE IZQUIERDAS, O SOCIALISTA DE VERDAD, SIN SER:
– REPUBLICANO/A (hasta los tuétanos).
– ANTI MACHISTA (hasta los huevos y los ovarios).
– ANTITAURINO/A (hasta la médula).
– LAICO/A en la concepción efectiva del Estado (hasta la última de las letras de la Constitución y resto de leyes).
– DEFENSORES/AS DEL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS Y NACIONES, NACIONALIDADES. (que ya está bien de 303 años y 1 Felipe después).
Si definimos exactamente qué queremos, sabremos también que quiere el resto, la derecha de toda la vida.
Un saludo.
rosa maría artal
/ 17 septiembre 2017Muchas gracias, vibrante, reconfortante.