Cuando Pedro Sánchez se ofreció a ser candidato a la investidura –por flagrante incomparecencia del titular, Mariano Rajoy- pensamos que tenía un plan. Pero no todos imaginaron que era éste. La secuencia de hechos nos muestra a un político que, tras cosechar los peores resultados de la historia del PSOE, aparece como valiente y hábil negociador. Los cronistas de la corte así lo reflejaban incluso hasta el día del estreno de la obra hoy en cartel. Luego, el guión y la interpretación comienzan a hacer aguas.
Transcurridos ya dos meses desde las elecciones, las gestiones para la formación de gobierno se aceleraron esta semana. «El PSOE duda de poder cerrar un acuerdo con Podemos en dos días», nos dice un titular de La SER. ¿Qué habían hecho hasta entonces? ¿Qué se hizo de las dos propuestas de Pablo iglesias además de vituperarlas por su osadía y vanidad? Las reuniones se inician sin embargo: a 4 con la izquierda a las claras, y a 2 en secreto con Ciudadanos. La izquierda con equipos negociadores, Ciudadanos con la concurrencia de los titulares. Y, tan en cónclave, que cuando se anuncia el Pacto a la Naranja aún cuelgan en los medios las declaraciones de Alberto Garzón, de IU, afirmando que el PSOE niega acuerdos cerrados con Ciudadanos. «Si el PSOE demuestra por los hechos que nos está mintiendo a las fuerzas de izquierda tendrá que asumir sus responsabilidades ante la ciudadanía», concluye, alertando. Todos estaban viendo como negociadores del PSOE se iban a otra sala.
El guion nos había ofrecido ya la comparecencia de Albert Rivera brindando su cooperación, «si el PSOE aceptaba 5 reformas irrenunciables para su partido». Otra de Sánchez dando el sí y alguna más. Y así llegamos al estreno en sala parlamentaria con un acuerdo firmado que se extiende por 66 páginas. De 5 puntos irrenunciables, pasamos a 66 páginas. En horas. Sánchez corrobora la triquiñuela. Al acuerdo con Ciudadanos, dice,»le han echado muchas horas, inteligencia política, ambición y humildad». Es decir se lo han guisado y comido entre Pedro Sánchez y Albert Rivera y piden que otros se sumen. Con humildad e inteligencia.
Sánchez se presenta con Rivera portando un tercio de los escaños del Congreso, cuando necesita la mitad. Ha sido su elección, nítida, ideológica y personal: es la cuarta fuerza política del Congreso. La coreografía nos ofrece a los protagonistas puesto de acuerdo hasta en el traje y la corbata, caminando hacia la historia, para sentarse en la silla de los taquígrafos en aras de ocupar el centro, firmando al unísono, con pluma, sujetando el papel con la mano izquierda desmayada, y hablando de la Transición. De dejar boquiabiertos.
Admite Sánchez tres o cuatro preguntas en la rueda de prensa en la que ha advertido a los periodistas de lo que «hoy toca» hablar: solo pacto con Ciudadanos. Y remata la mañana con la que dirige a la militancia en la que ni nombra a sus socios en la firma, tan hueca y de trámite que asusta. El otro candidato a la secretaria general del PSOE, Pérez Tapias, la califica de «un insulto a la inteligencia».
Los contenidos del acuerdo resultan ahora casi irrelevantes por muchas vueltas que les demos, son un programa electoral. De derechas, con imprecisiones. Tendente, como pauta general, a desmontar el gran fiasco perpetrado por el PP, muy moderadamente y sin molestar. «Los votantes del PP no tendrán problema en asumirlo», dice Rivera. Una frase resume lo destrozado por el PP y la necesidad de recomponerlo: revisión del Código Penal, para volver a los principios del Código Penal de la democracia. Sí, hablamos de democracia. Algo muy serio para no mirar en qué manos se deja.
Pero ¿cuál era el plan de Sánchez? ¿Contar con las brigadas mediáticas para culpar a Podemos de unas nuevas elecciones? Eso lo tiene asegurado, las portadas venían este jueves con la misma unanimidad que cuando las contrató el Banco de Santander para un anuncio y así seguirán por varios días. Estrategia útil, piensan, para la campaña electoral en nuevos comicios, a ver si la gente ve por fin lo malo que es Podemos y los sensatos que son este par de figurines. Otra sofisticada táctica de marketing político parece ser la fabricación de pinzas de colores que unan a Podemos con el PP, como si no viéramos lo que vemos. Quienes quieren ver. Pero, ¿con qué más cuentan? Se apresuró Rivera en volver a llamar al PP para que se incorpore a los acuerdos. Al PP que cada día nos regala menos competencia y más fiascos. Por fin se han enterado algunos del vaciado de la hucha de las pensiones, por poner un ejemplo. ¿Se han asegurado algún tipo de colaboración en sectores del PP para echar andar sin decir nada? El camino elegido por Sánchez es ése.
Lo más dramático es que probablemente no hay plan serio, ni nunca lo hubo. Hacerse las fotos, confiando en que alguien se sumara para aplaudir desde el patio de butacas. De ser así, la maniobra apuntaría a una imprevisión histórica, a la banalización de la política convertida también en espectáculo de consumo. A la marrullería como forma de auparse. Hasta el veterano Patxi López da la impresión de haber caído en considerar el Congreso que preside algo de andar por casa, al cambiar las fechas de la investidura. Ya se anunciaba una legislatura turbia con el nada inocuo reparto de asientos en el hemiciclo, hoy subsanado. Aún este jueves seguía declarando Sánchez que «podemos fue el último en sentarse y el primero en levantarse». Mientras él gestaba 66 páginas con Rivera a escondidas. Aún seguían sus portavoces varios negando lo que hemos visto. Mientras la izquierda trata de renacer en Inglaterra con Jeremy Corbyn y en Estados Unidos con Bernie Sanders ¿Cómo ha podido llegar el PSOE a esto?
Va más allá. El órdago con perfume de Armani escenificado con el pacto nos revela la grave crisis que padece España. No «este país», este país se llama España y hace aguas por todas las esquinas de los áticos. Por todas. Seguir portadas, editoriales, emisiones, incluso el voluntarioso periodismo equidistaní, el empacho de tópicos y simplicidades, los paseíllos de los juzgados, la sangría de las arcas públicas, es para refugiarse en los sótanos viendo de salvar al menos el pellejo cuando el edificio se vaya a pique. Pero no se va a ir, parece que la tónica es que siga arrastrándose en esta degradación irresistible, irrespirable. Es imprevisible aún qué salida adoptarán, qué posturas triunfarán en los diferentes partidos. Aunque, con estos mimbres, ilusiones de cambio se vislumbran pocas.
No nos dejemos embaucar con declaraciones, desmentidos, Ritas sensatas, Pedros y Albertos inteligentes y humildes, calculadoras, pinzas que salen de la chistera, las luces, voces y gritos con las que distraen de la trama. Resulta patético y muy preocupante ver desfilar por los distintos escenarios a una serie de vacuos, aprovechados, botarates, paniaguados, indigentes ideológicos y éticos. Envanecidos con las críticas interesadas, los aplausos. Abajo queda el estupor, la decepción, el desamparo de seres humanos, de carne y hueso, que necesitan soluciones y ven que no están por llegar, hoy por hoy, ni en lo más remoto.
abcpostman
/ 27 febrero 2016Me parece bastante acertado pero ¿no es esto lo que quiere el pueblo?. Por mucho que os esforcéis, estas opiniones no llegan a la masa y si, en el mejor de los casos, los titulares interesados y las frases grandilocuentes bien preparadas. La medicina, cultura desde la cuna. No saber leer y oír, sino saber interpretar, y para eso hay que empezar de nuevo. Harto difícil.
Alecrin 68
/ 27 febrero 2016Perfecto el resumen del partido. Queda patente la ineptitud de este muchacho pese a contar con Serrano el anciano asesor de Felipe y Zapatero.
Yo resumiria «Quien vende lo que no tiene es un estafador charlatan de feria»
josemalopezfernandez
/ 27 febrero 2016Ayer a medio día, un comentarista de TV indico algo que podría servir para aclarar lo que está ocurriendo. Se trataría de que, para las nuevas elecciones, PP y Podemos sean vistos por los ciudadanos como partidos extremos, opuestos a ningún pacto por intransigentes, y el mensaje sería: Si queréis que se forme un gobierno votad más Ciudadanos y menos al PP, para ciudadanos conservadores, y votad más al PSOE que a Podemos par ciudadanos progresistas. Si nos dáis más votos tendréis gobierno, ya hemos demostrado que somos capaces de pactar, sólo nos faltan vuestros votos para lograr una mayoría que lo permita.
Javier
/ 27 febrero 2016Hola Rosa,
Buen artículo! Tan solo una observación: o yo estoy muy ciego o creo que se te ha colado una imagen «photoshopeada». Fijate en la parte inferior central de la foto que ilustra el texto. No te parece que hay un detalle que se usa con frecuencia para atacar al Sr. Rivera, asociandolo con el uso de cierta sustancia estimulante?
Saludos!
icástico
/ 27 febrero 2016«Con tu reducción de la salsa “Donde Dije Digo” (DDD) vas camino de emular a tu maestro que lo bordó con “OTAN, de entrada NO” (y de salida ni de coña), solo que no hay color, pequeño saltamontes. El que fue zorro es ahora zorrón». http://icasticoblog.com/2016/02/25/psoez/
rosa maría artal
/ 27 febrero 2016Sí lo parecía, sí, Javier. La quito de inmediato. Gracias.
Fernando
/ 27 febrero 2016Excelente artículo de sentido común. Un poco de humor
rosa maría artal
/ 27 febrero 2016🙂
María Dolores Amorós
/ 27 febrero 2016«Hola, Ciudadanos» fue mi saludo a la entrada de la habitual cena de los viernes con mis amigos del PSOE de mi población. Podía pasar cualquier cosa, pero nada sucedió más que unas risas cordiales. Así iniciamos la conversación que algunos pretendían que no se produjera. Muchas cosas se clarificaron para la votación a la que están llamados mis excompañeros.
Pedro Sánchez ha jugado en defensa propia para mantener su estatus en el Partido frente a los ataques de Susana y otros barones que pretendían acabar con su ‘liderazgo’ y apoderarse del mismo. Carlos Elordi nos lo relata magníficamente: «A Pedro Sánchez sólo le preocupa su cargo en el partido» http://www.eldiario.es/_1d1f9d65 vía @eldiarioes.
En esta lucha personal y siguiendo el relato del PSOE, Sánchez se ha inclinado por las presiones de la mayoría. No ha tenido en cuenta opiniones tan valiosas y sensatas como la de José Antonio Pérez Tapias y demás.
Sánchez, desde un principio, se ha decantado por la derecha de Rivera y sus Ciudadanos, tan cercanos a lo más deleznable del PP. De forma que pacta con la derecha y pretende hacernos creer que ha virado a la izquierda. Esa contradicción, dicen algunos, es para poner contra la pared a Podemos si no da su visto bueno a esta coalición que sigue buscando desde la mano derecha de Rivera-Hugo-Boss el apoyo del PP.
Mi opinión es bien distinta. El fracaso de este pacto es más que probable en relación a que salga un Gobierno a partir del mismo. Pero el único responsable será Pedro Sánchez. También los saurópodos del PSOE. Pero quien ha puesto la cara ha sido Sánchez. Para él las glorias y los descalabros.
Desde su compromiso con el Jefe del Estado para buscar apoyos con que formar un nuevo gobierno, Sánchez ha tenido la oportunidad de pactar con la derecha, C’s, o con la izquierda. Pablo Iglesias le ha ofrecido reiteradamente su mano, y después lo hicieron también IU y Compromís. Y el ‘líder’ psocialista eligió desde el primer momento la derecha.
Las contradicciones no paran de manifestarse en las web de PSOE y de Ciudadanos. Se retocan los pactos firmados con todo tipo de ostentaciones, y para vergüenza de muchos con el cuadro, tan significativo, pero en otro sentido muy distinto, de Genovés, «El abrazo».
Sea cual sea el resultado, Pedro Sánchez es el único y último responsable. Esto debe quedar muy claro.
erre2de2
/ 29 febrero 2016Trileros de tres al cuarto que intentará vender lo invendible. Espero y deseo que ambos obtengan su merecido en las urnas que próximamente visitaremos, y cuando digo ambos me refiero a las personas y también a los partidos. Por mi parte, así será.