El infecto comentarista no hace sino resumir lo que siente hoy buena parte de la prensa española. La turba intercambiable no cuenta para unos medios de comunicación volcados en adorar al líder.
La portada de El País en la web de la mañana era la plaza pública del capitalismo.
Hasta con consignas. Igual se ha muerto por estas preocupaciones.
“Emilio Botín muere, la saga continúa”, titula, casi monárquico, El Mundo en blanco y negro en contraste con el rojo que hoy domina las portadas, el rojo del banco del jefe.
Y da espacio a su número dos Alfredo Saénz, el banquero corrupto al que indultó Zapatero. “Era un hombre caballeroso, educado y exquisito en sus relaciones con todos”, dice.
Lo que más interesa a los españoles hoy es el reto de si Ana Patricia Botín, la nueva presidenta del Santander, logrará aumentar beneficios. Estamos en un sinvivir por la incertidumbre.
Maruja Torres escribe, en eldiario.es naturalmente que es donde recalan algun@s periodistas díscol@s… y libres, “Emilio Botín era –y sus herederos siguen siéndolo– acreedor devenido en accionista del diario en el que antaño pernocté”. ¿A que va a estar ahí la explicación?
Maruja Torres rinde el “Último adiós de los “sinbanco” al que me sumo. Otros como Sostres y una buena pandilla de desgraciados tampoco tienen banco pero aspiran a recoger alguna migaja si se emplean a fondo, más aún, en lamer al poder.
A lo que iba, me quedo con lo que dice Maruja:
“Habituada a recordar a los prescindibles, a los desechados por estas gentes, ignoro en qué consiste la loa a esos hombres que supieron construir un imperio y llevar el nombre de España más allá de nuestras fronteras –Suiza, por ejemplo– y que, no contentos con ello, siempre echaron una mano a los medios de comunicación endeudados, a los exmandatarios que iban por ahí dándose cabezazos como topos, en busca de una puerta giratoria, a ese hoy doliente don Isidoro de El Corte Inglés, al que compró nuestras tarjetas de compra a crédito para que no se viera en la miseria. Un hombre, don Botín, al que no le dolían prendas para arrancar el indulto de Alfredo Sáez. En fin, tantas obras y tanto bien, un mecenazgo el suyo de tal altura, que una no se siente a la ídem, ni puede imaginarse pergeñándole una necro en condiciones.
¿Qué podemos hacer nosotros, los sinbanco, en homenaje a este hombre que repartía su generosidad a bolsas llenas, y que nunca pedía nada a cambio, posiblemente ni morirse? ¿Comprarle una corona colectiva? Poco me parece”.
Unsui
/ 11 septiembre 2014Es curioso el efecto que consigue la muerte, (sobre todo si es un personaje «poderoso»): Consigue que todo el mundo hable bien de uno y que se olviden todas las sombras del personaje. Por las alabanzas que se están emitiendo hacia el Sr. Botín (qepd) se pueden identificar los valores por los que se mueve la sociedad. Por lo que no se dice o se dice pasando por ellas de puntillas, se pueden identificar lo negativo que estamos dispuestos a pasar, a perdonar, si el objetivo merece la pena.
Pues visto estos dos aspectos , lo «positivo» que se ensalza y lo negativo que se calla, ¡¡me están dando unas ganas de irme de este país…!!
Viator
/ 11 septiembre 2014A ese señor Sostres se le ha olvidado decir que también hay periodistas intercambiables, perfectamente prescindibles, felpudos seriados tipo Ikea, que dan servicio a los zapatos embarrados del amo por un precio razonable.
Que muera un rico no es una tragedia, es una vulgaridad: se muere como todo el mundo. En cuanto a lo de «turba» ¿Aún no se ha enterado de que somos ciudadanos? Da una idea de en qué mundo ideológico y mental vive.
extremanyo
/ 11 septiembre 2014Comienzo por el comentario de ese nauseabundo Salvador Sostres. ¿Como es posible que alguien en su sano juicio diga esas barbaridades y -peor- que un medio de comunicación por muy vendido al poder se las publique? S. S. (las iniciales lo dicen todo) debería estar a estas horas cubierto y ahogado por las vomiteras que en las personas decentes, que puede que todavía las haya, ha tenido que provocar esa diarrea mental. Aunque bien leído puede que el monstruo tenga razón: «Lo que da identidad, elegancia y distinción a un país son sus millonarios.» Ahí lo ha clavado; porque si de algo anda ayuna esta pobre España es de identidad, de elegancia y de distinción. Y sus millonarios, que son cada vez más y más ricos, son el paradigma de esas carencias. Me imagino que a estas alturas los Rostchild, los Rockefeller, Carlitos Slim y ese fastuoso etc. estarán profundamente apenados, disueltos en lágrimas por la muerte de ese gran caballero español, elegante y dadivoso, que se las ponía «a huevo». Que tanta paz se lleve como deja.
Por lo demás, las luces y sombras del fallecido ahí quedarán, hasta que en este país haya auténtica libertad de información, hasta que la corrupción, cada día más densa, se disuelva y deje ver los auténticos retratos de los próceres. Mientras tanto seguirán existiendo como los grandes hombres que han dignificado la marca España. Tal que el Pujol en Catalunya.
Patricio
/ 11 septiembre 2014Patricio.
Este mal-llamado periodista Salvador Sostres se podría juntar con los seudo- cotillo- periodistas de la televisión , aunque este es más perverso , miserable e impresentable.
Rosa , tu como eres una periodista educada , dices de este -os tipejo -os que » lame-en al poder para recoger así alguna-s migaja-s» . ¡¡Que buena eres………
Yo como no soy tan educado con tu , simplemente los llamo «LAMECULOS INTERESADOS» a todos ellos.
Emilio Botín mandaba mucho……mucho……muchooooooooo…… y eso que no lo elegimos.
Joan
/ 12 septiembre 2014¿Masadá? Mamada (con perdón)
zoemayo
/ 12 septiembre 2014Imagina tener que asistir a una cena donde te van a sentar junto a Sostres, Hermann Tertsch y Marhuenda, y que estuvieras obligado a aguantar ahí sentado durante 8 horas seguidas… así imagino yo el infierno.
Joaquín Barceló
/ 12 septiembre 2014Desde que tuve conciencia, comprendí que no era lo mismo la muerte de un rico que la muerte de un pobre (y cuando digo pobre, me refiero a la clase obrera). Se moría un rico o rica; las campanas repicaban a duelo las veinticuatro horas o más, al duelo acudían cuatro, cinco curas y una ristra de monaguillos, todos con sus oropeles, e iban al domicilio del fallecido, le hacían una misa muy larga y cánticos en latín, le acompañaban todos hasta el cementerio, y no recuerdo cuantas cosas más. Se moría un obrero, para que voy a generalizar, se murió mi abuelo, 1946, y ordenó el cura que se lo llevasen pronto porque tenía que salir a otros compromisos. Un responso, en la puerta de la iglesia, y ¡vaya usted con Dios!. Por supuesto que mi abuelo estará con Dios. Pero lo que nunca me explico, es como, a esas personas ricas, poderosas, explotadoras, en el mejor de los casos, iba todo el pueblo, compungidos, casi llorosos, a esa persona, que como digo, posiblemente, les había estado explotando. A los entierros de los que nada eran, pues la familia y algún amigo. Y hoy, ayer, y seguramente mañana, esto sigue igual. Siguen realizando las mismas diferencias, incluso entre los ricos y poderosos, y los científicos, los filósofos, los buenos periodistas, etc. Digo y escribo lo que yo conozco. Mis argumentos, son mi historia. Un abrazo. PODEMOS.
poesiayvida
/ 12 septiembre 2014Como Maruja Torres, incapaz de tenderme en el suelo y llorar. Jamás por los que del dinero y el poder, hacen su patria, su familia, su vida, que al fin y al cabo, acaba en muerte. Alma negra?, pues no, espero que mente clara. Para alma negra la de periodistas y políticos y….que tan bien le lamen hasta muerto. Salud y a por otro día.
Trancos
/ 13 septiembre 2014Pues lo llevan crudo. Las turbas intercambiables no compran sus periodicos. Ni siquiera por una puta freidora o las sartenes con las que las tratan de engatusar.
Algún día, las tiendas de menaje del hogar regalarán suscripciones a periódicos por la compra de una cubertería.
http://www.prnoticias.com/index.php/prensa/59-prensa-pr-/20133793-la-difusion-de-los-diarios-sigue-desplomandose-en-julio-el-pais-14-el-mundo-12-y-abc-12