Periodismo al servicio del poder

Empieza a establecerse como costumbre que un partido político –casi siempre el mismo- elija a qué periodistas se digna hablar. La novedad es que la FAPE, Federación de Asociaciones de la Prensa de España, da la razón al partido y no al periodista al que el PP negó la entrada a una rueda de prensa. La proliferación de periodistas y de medios inclina también a los teóricos representantes de los profesionales a aconsejar que los digitales se agrupen en un pool en el que acceda una sola persona representando a varias. Así, estos políticos a los que les gusta llenar estadios de adeptos no se agobian con la presencia de tantos informadores. Y puestos a elegir, mejor primar a los medios tradicionales que a esas moderneces digitales.

La FAPE agrupa a más de 60 asociaciones de la prensa y es común entre los periodistas críticos comentar las peculiaridades de estas entidades. La mayoría de ellas festeja al patrono, un santo, San Francisco de Sales, por supuesto con la celebración de una misa. Santa, naturalmente. Pareciera que dominan los asociados más conservadores. Por tanto, las opciones para su dirección se limitan de forma notable. Suelen ser todas del mismo signo, más o menos moderado.

 Mi larga experiencia con la APM, la de Madrid, acredita que eluden pronunciarse sobre malas prácticas del periodismo. “No somos un colegio profesional”, argumentó la anterior directiva ante una petición expresa. Por eso, quizás, un asociado elevó recientemente la cuestión a la Asambleapara ver de constituirse como tal. La presidenta actual, Carmen del Riego, explicó que se lo habían preguntado al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y que había respondido: “no soy partidario”. Ahí se zanjó la cuestión. Si Ignacio González no es partidario, no hay más que hablar o no se dijo nada más al respecto. Ignacio González es partidario en cambio de “fijar límites” a los medios. Sin embargo, se le invitó a presidir y hablar en una entrega de premios de periodistas que concede la APM.

 Sevilla al menos sí cuenta con Colegio Profesional de creación reciente y otras provincias o comunidades lo están intentando. Algunos periodistas –sobre todo los que bregan en la calle-  buscan sindicarse para ser defendidos de las agresiones policiales. De ésas que denuncia Amnistía Internacional. La FAPE, en cambio, también cedió al uso de chaleco identificativo de los reporteros –como si las calles españolas fueran escenario de un conflicto bélico- “en acontecimientos que requieran la actuación de las fuerzas de seguridad del Estado”. Es decir, suelen ser en las manifestaciones de protestas contra las medidas del gobierno. Es de carácter voluntario y a menudo ha servido para que sus portadores reciban palos.

 Hace años a un político, a un ministro recién cesado de mala manera por ejemplo con la consiguiente incomodidad, ni se le ocurría negarse a una entrevista periodística. Las noticias –al menos en la TVE de algunas etapas de la Transición- eran los hechos y no qué político presidía el acto de inauguración. No todos los directivos sucumbían a las presiones que el poder suele ejercer para mantener sus privilegios (más presión cuanto más indebidos sean estos).

 Pero pronto le tomaron la medida al molesto oponente. Empezaron exigiendo aparecer en las televisiones públicas según los votos de las últimas elecciones. La práctica se extendió y se pasó a ofrecerlos pesados y medidos en sus declaraciones –que no noticias- como si los medios fueran oficinas de prensa de los partidos. De ahí a todo lo que llegó: “ruedas de prensa” sin preguntas, o sea, espiches unilaterales. Ruedas de prensa sin réplica, peores si cabe.  Las comparecencias en plasma y toda esta degradación del periodismo que lleva a que ni llame la atención que la FAPEavale el veto de un  partido a un periodista y que pueda elegir a quién responde y a quién no. ¿Qué más queda por entregar en esta cadena de cesiones? ¿La censura previa? ¿La autocensura? ¿Escribir al dictado? a esto último ya ha llegado una buena porción. Mucho tiene que ocultar quien doblega de esta forma al periodismo. Si es que es periodismo lo que algunos ejercen.

 Los partidos son un servicio público. Sus miembros electos, la representación de la soberanía popular. Viven de nuestros impuestos –algunos de alguna cosilla más bajo mano-. Pero no se comportan como tales. Con la connivencia de los propios periodistas que se quedan en salas de las que deberían salir cuando son insultados, cuando es insultada la ciudadanía a la que ellos prestan o deberían prestar voz.

 El fenómeno no es únicamente español aunque aquí la caspa lo agrave y singularice. Contaba Iñigo Sáenz de Ugarte que al New York Times el gobierno le coló su propaganda disfrazada de noticia. Quizás la diferencia es que allí la defensora del lector bramó ante el atropello deshaciendo el entuerto. En España las voces del amo no rectifican, reinciden.

 La de periodista es hoy una profesión tan despreciada en España como la de político. A ello han contribuido también, de forma categórica, los presuntos debates televisivos que, en buena parte de los casos,  se han poblado de auténticos desechos del periodismo e incluso del criterio racional. Bufones al servicio del poder enfrentados a periodistas serios, a veces, para dar la apariencia de que allí se trata de aclarar algo. Basura que se permite insultar con la mayor bajeza. Un circo, un espectáculo en busca de audiencia y réditos, en absoluto inocuo.

 Cada año mueren decenas de periodistas auténticos, muchos son también secuestrados. Cada día, desde múltiples lugares, hay periodistas trabajando porque esta sociedad atribulada sepa a qué se enfrenta y encuentre las claves para afrontarlo. Sin duda no son ni los más conocidos, ni los mejor pagados, -aunque también los hay en ese tramo-,  pero si todavía muchas personas pueden informarse con esta labor merecerá la pena seguir en la brecha.

 Otro periodismo, periodismo sin más, hubiera ayudado a paliar la descomunal estafa que llaman crisis. Más vale reaccionar tarde, que nunca. Los periodistas, los jóvenes sobre todo, deberían reflexionar sobre la necesidad de tomar parte en asociaciones de profesionales para renovarlas y alejarlas de la complacencia con el poder o al menos de la cueva de los dinosaurios. Y, desde luego, la sociedad precisa, de una vez, plantearse qué lee, qué escucha y qué ve. Su exigencia lograría cambios. Para el conjunto. También para ese sector acrítico al que algunos medios o programas alimentan con mayor mimo, porque es el que permite que todo siga como está, con los mismos perdedores y con los mismos beneficiarios. Al servicio del poder.

*Publicado en eldiario.es

10 comentarios

  1. Paco

     /  29 abril 2014

    Rosa María ¡magnífica como siempre1 Pero el mal que denuncias no es exclusivo de la profesión periodística, lo que pasa es que en el periodismo se nota más, Presuntamente La Sexta es una cadena de izquierdas pero el «AMO» es el mismo que el de La Razón. De ahí nos viene esa sensación de vómito cuando vemos a Marhuenda repantigado en su sillón, sin el menor respeto a los televidentes, y con esa sonrisa de superioridad y de matón de una mala película de vaqueros que le caracteriza. Lo malo es que para que te conozcan tienes que prestarte a esa mala función de teatro. Pienso que las únicas personas que se han liberado, de momento, del yugo y de las «caenas», somos los jubilados y por eso podemos ser verdaderos. Pronto se darán cuenta de eso los dueños de las marionetas y tratarán de ahormarnos de nuevo. ¡Al tiempo!

  2. ramonyops

     /  29 abril 2014

    Reblogueó esto en ramonyops.

  3. Trancos

     /  29 abril 2014

    Hoy he tenido un problema serio. Me he puesto a pintar una cancela y no tenía periódicos viejos que poner debajo para que no se manchara el suelo. Es que en mi tierra no se vende La Farola. Debería hacer caso a mi mujer. De vez en cuando deberiamos comprar el periódico (ella se acuerda en los cambios de temporada, cuando no encuentra papel para meter en el calzado, para que no se le deforme.

  4. Reblogueó esto en Socied@d Reticulary comentado:
    La FAPE, que ya no se llama Federación de Asociaciones de la Prensa de España sino Federación de Asociaciones de Periodistas de España, no es una organización sindical ni una federación de colegios profesionales. La Asociación de la Prensa de Madrid en los años setenta proporcionó vivienda digna a parte de sus afiliados a precios muy por debajo de los de mercado con la Ciudad de los Periodistas, aunque fue a costa de hipotecar el Palacio de la Prensa de la Plaza del Callao, y en todo momento la asociación ha garantizado una excelente asistencia sanitaria a los periodistas; pero de la defensa de las libertades de información y expresión, y la promoción del buen ejercicio profesional del periodismo como objetivos de la FAPE la realidad está a la vista: si algo de ello hubo hace unos años hoy brilla por su ausencia como muy bien describe Rosa María Artal en este brillante artículo que suscribo.

  5. Mi aplauso por este artículo. Y el agradecimiento porque sigas en la brecha.
    Quizás nunca como ahora, por razones obvias, se ha hecho tan ostensible la necesidad del PERIODISMO. Paradójicamente, nunca hemos visto como en estos momentos a los niveles que ha quedado respecto a su cometido.

    El que «se prime a los medios tradicionales frente a las moderneces digitales» no es baladí. Saben que controlan perfectamente todos y cada unos de esos medios. Lo que fuera una aspiración-obsesión no rematada durante el aznarato, hoy es una realidad. Lo otro, es justamente donde en estos momentos se ubica el último reducto periodístico. Y echan sus cuentas. Saben que «esos» medios digitales, llegan a la cuña de población que llega, que es manifiestamente incomparable. Y por tanto, no les preocupa. al menos por ahora.

    Chapó, Rosa.

  6. Miguel

     /  29 abril 2014

    Las profesiones son dignas cuando los profesionales son dignos y afortunadamente los hay y no pocos.
    Y como en otros, en este país, hay “algunas profesiones” que por desgracia afectan de una manera brutal a la salud del conjunto de la sociedad, que esos profesionales no dignos han convertido en pura basura.
    Aparte de los que ya sabemos, que van de “políticos» o… esos que van de “empresarios” o ..los que van de «sindicalistas defensores de los trabajadores” o… de esos, curas que van santificando a otros curas por sus “milagros», está la pandilla de los impresentables que van de periodistas “estrella” y que se definen como gurús del “periodismo serio”.
    Muchos de esos tipos representan lo peor del sistema del que son producto…son la voz y los servidores de la podredumbre que este degradado régimen ha generado durante estos años.
    Son, por naturaleza, los “señores encubridores» de la corrupción, por su complicidad con el poder. Donde haya algo que sacar, ahí están. Ponen el cazo por los servicios prestados y si hace falta, el culo.
    Por ser algunos de ellos personajes absolutamente carentes de cualquier sentido de la moral, la ética o el sentido común y por tanto de dignidad y credibilidad, se entregan, por un puñado de euros, a causas inverosímiles por muy rancias, casposas, y pestosas que sean, actuando como lacayos fieles a las órdenes de la mafia falsimedia y la casta política que representan a la oligarquía y la plutocracia del régimen totalitario español.
    Son monos de feria que tienen infestado el sistema con su “información» basura y que ellos llaman democrático. Esconden su comportamiento miserable con abominables calumnias y por estar faltos de ideas originales, porque están anclados en el pasado y en sus sillones, prefieren ridiculizar una buena acción de otros, por buena que sea, antes que imitarla.
    Todos cobrando sin dar puto golpe gracias a los aplausos y alabanzas que conceden a los que han arruinado el país.
    En las patéticas tertulias donde toda estos fantoches se pavonean, con asquerosa arrogancia pero con politiquería barata, hablan como si supieran de que va «el asunto” poniendo cara de saberlo todo y como buenos “demócratas” y “gente de bien”, no dudan en catalogar de fascistas o frikis a los que defienden los dignos y legítimos intereses de la mayoría, “que es la que les da de comer» a ellos, a sus jefes y a los jefes de sus jefes.
    Saludos

  7. Enrique

     /  29 abril 2014

    Suscribo el comentario de Narbona : «saben que controlan perfectamente todos y cada uno de esos medios» .
    Pero la terrible paradoja es que los controlan mediante prebendas publicitarias y otras inconfesables pagadas con el dinero de todos, dinero conseguido por el partido en el poder de forma delictiva en la gran mayoría.
    Resumiendo, los medios periodísticos tradicionales son deficitarios, y el que subsiste es a cambio de alabar al trilero o al menos mirar para otro lado.
    Mafiaespaña.

  8. Autobombo y mas autobombo con la ayuda inestimable de los colaboradores necesarios.

  9. Reblogueó esto en Walkiride's Blog.

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