La nueva religión

 Mi amigo Juan José Aguirre, tras «sufrir una crisis de fe» y ver que la que profesaba era «una auténtica antigualla«, ha abrazado -dice- la nueva religión: la Ley del Mercado. Y ya venera a su Supremo Hacedor: el Capital Financiero.

Así nos cuenta su experiencia reveladora:

 «Descubrí que no hay más ley divina que los dogmas dictados por los Mercados Financieros, a quienes los dirigentes políticos rinden ciega obediencia y sacrifican en su altar – mediante el ritual de las privatizaciones – los logros sociales. Que el Dios Dinero es omnipresente y rige los destinos de los pueblos mediante la Ley del Mercado, castigando a quienes se apartan de su obediencia. Descubrí que, a pesar de nuestra obcecación, el Capital Financiero, en su infinita bondad y a través de la Ley del Mercado, nos enviaba señales para mantenernos dentro de la ortodoxia económica y recta vía que llevan al enriquecimiento universal, y que los comentaristas financieros eran los nuevos sacerdotes que predicaban los designios del Dios Especulador. Éstos, a través de la evolución de las Bolsas, interpretaban su complacencia o disgusto.

Diariamente celebraban una misa, retransmitida urbis et orbe a través de TV, Internet, Prensa y Radio en la que mostraban las evoluciones de las cotizaciones bursátiles en los nuevos templos llamados Bolsas, donde oficiaban sus sacerdotes y acólitos que forman la curia del FMI, BM, BEI y otras sacras instituciones. El pueblo creyente, en comunión a través de la pantalla de TV y los demás medios de comunicación, recibía las señales de satisfacción o disgusto del Dios Dinero. Éste manifestaba su sacrosanta voluntad mediante las fluctuaciones del Mercado a través de los grandes santuarios como Wall Street o la Cyty de Londres, Bolsa de Tokio, y otros templos del Único Dios Verdadero.

Desde que creo en la nueva religión, no paso por delante de una sucursal bancaria sin persignarme. En casa, he levantado un altar donde están expuestas para mi particular adoración, a modo de santos intercesores de la divinidad, las cartillas de ahorros y de plazo fijo. Además, rezo a diario mi rosario con los misterios gozosos – si suben las cotizaciones – o dolorosos, si éstas bajan. Y siempre, siempre, termino con mis jaculatorias:

– Santo Dow Jones, ora pro nobis.

– San Nikkei, ora pro nobis.

– San CAC40, ora pro nobis.

– San IBEX 35, ora pro nobis

– San DAX 30, ora pro nobis.

– Santo Nasdaq 100, ora pro nobis

– San Hang Seng, ora pro nobis…

¡Sacrosanto Capital, hágase según tu voluntad!»

(Todo el artículo en «Profesión de fe de un converso»)

  Y cómo será que, revisado mi estado financiero con un calambre en el estómago, después de echar gasolina (que está volviendo a subir a los niveles pre-crisis), mirar con ojos de náufrago que divisa a los lejos un barco inaccesible las etiquetas en las tiendas y ojear en Internet los viajes que me gustaría hacer, he seguido la iniciativa de Juanjo y acabo de instalar mi altar a las tarjetas de crédito -una cosa sencilla, una caja que compré en «Todo China»-, con una vela a cada lado.

    Me tienta incluso probar la vertiente «magufa». Un día escuché en una radio que metiendo un teléfono en el microondas sonaba la llamada que anhelabas. Digo yo que funcionará también con las cuentas corrientes y sus representantes en este mundo: las tarjetas de crédito. Dudo qué hacer ¿el altar contemplativo o meterlas 30 segundos en el microondas a ver si se activan y crecen?

   ¿Qué me aconsejáis?

15 comentarios

  1. Que hagas lo que hagas robes un banco mientras dure el proceso. Seguro que así se garantizan tus deseos.

  2. Para empezar, los medios de comunicación públicos no deberían dar información sobre las bolsas, o dar mucha menos, puesto que se ha demostrado que es perjudicial al atraer a gente ilusa que termina perdiendo sus ahorros. Me parece una propuesta sencilla y perfectamente asumible.

    Supongo que todos conocen la anécdota según la cual Rockefeller vendía después de que su limpiabotas le hubiera pedido consejo acerca de si era un buen momento para entrar «Si hasta el limpiabotas quiere entrar, es que ya está todo el dinero dentro y esto se desploma». Pero al limpiabotas le decía que si.

  3. Víctor

     /  10 junio 2010

    No deja de ser curioso que esta religión tenga una feligresía tan entusiasta (dentro de su apatía, claro) y abundante pues, al contrario del resto de las religiones, no promete un maravilloso futuro a cambio de los sacrificios presentes. Más bien solo ofrece un futuro catastrófico a cambio de la inmolación actual.
    No te recomiendo lo de meter las tarjetas en el microondas. Mejor sería que entre todos construyéramos un gran microondas y pusiéramos dentro toda la casta sacerdotal de esta religión, desde sus Papas más destacados hasta sus monaguillos más gritones, para ver que ocurre.

  4. Pues que tienes toda la razón, que quieres que te diga. Todo este asunto de la economía está planteado en términos absolutamente religiosos. Vamos a tener que organizar la apostasía de esta religión, pero es que aparte de chistes y lamentos no se me ocurre nada…

  5. Habría que analizar el extraño fenómeno del anonadamiento de la población ante la actual crisis. Si me dijesen que añaden un potente sedante en los tetrabricks de leche me lo creería a pies juntillas porque eso es exactamente lo que parece.
    Si, la gente habla y ejecuta banqueros con la imaginación, pero enfadarse, lo que se dice enfadarse de verdad, de esos enfados que te levantan del sillón y te hacen actuar, nada de nada.
    Incluso ante la mayor indignidad, ante el insulto a nuestra razón que es terminar por convertir en culpables a las víctimas de la especulación, permanecemos inactivos y aceptamos con mansedumbre. Me recuerda tanto al final de «1984», de George Orwell … El Gran Hermano a triunfado. Todos amamos al Gran Hermano. Solo que no era un líder sino «el Sistema».

  6. «hortodoxia»? o_O

  7. Estamos tan mal tan mal que ayer, me encontré con una vecina que hacía un montón de años que no veía. Ella, al igual que yo es socialista.

    Bueno, cuando le comenté lo mal que estaban las cosas y que la gente no se movilizaba, tuviese o no trabajo, sólo le faltó hacer la señal de la cruz diez mil veces. Miraba, para todas partes por si nos escuchaban.

    Me recordó cuando en tiempos de Franco se me ocurrió decir, con la mayor inocencia del mundo, que Cristo era socialista. La persona a la que se lo comenté por poco le da un chungo. La de ayer, no sabía cómo taparme la boca.

    Rosa, no metas las tarjetas en el micro, pero no las uses si puedes. En ellas está uno de los negocios más lucrativos de bancos y financieras.

    Un saludo
    Rita

  8. Interesante metáfora, doña Rosa… No es que no se le haya ocurrido a nadie antes, sino las ramificaciones que propone, los detalles, los lugares que ocuparía la jerarquía religiosa en ese «culto», las catedrales, los monumentos erigidos en nombre de esa fe…

    Hace dos o tres años, en una visita a Madrid, después de visitar el de los Austrias (mi lugar preferido para callejear y perderme), nos fuimos a un centro comercial, no me acuerdo cómo se llama, en donde habían montado una pista de esquí artificial… El resto del centro, por supuesto, lujoso, iluminado, amplio, sin el más mínimo asomo de suciedad ni desorden, suelos brillantes, decoración ostentosa… Cuando salimos de allí y volvimos a casa, un sacerdote católico conocido mío me preguntó qué tal, ésas eran las nuevas iglesias, el culto al dios del dinero… (yo estuve a punto de contestarle que ellos en dos mil años no lo habían hecho precisamente mejor, y que si ahora languidecían las vocaciones no era precisamente por culpa de la gente, ni siquiera del dinero como concepto supra-social, pero no estaba para replicar, estaba de turista)

    Así que… como en toda religión, habrán herejías, fanáticos, inmolaciones, sacrificios involuntarios masivos… sólo añadir un sesgo siniestro a esta metáfora: la religión es para los países pobres lo que el dinero para los países ricos.

    Dejo a la imaginación y el razonamiento del lector lo que quiere decir esto.

  9. apajerabierta

     /  11 junio 2010

    El principio del fin de los idealismos fue el invento de la letra de cambio y ha continuado con las hipotecas.
    ¿Cómo voy a tener ideales si tengo muchas cosas… que tengo que pagar? Pero al final se invierten los términos y son las cosas las que nos poseen a nosotros.
    En esta situacion, a lo que que hay que añadir el eficacísimo sistema de estupidización de los medios nos hemos convertido en personajes orwellianos, tremendamente dóciles y hasta masocas.

  10. Alcatufo

     /  11 junio 2010

    Creo que es preferible cancelar las cuentas, fondos de pensiones, fondos de inversión y demás variedad de productos y subproductos financieros que muchos todavía confían a la banca.

    Ya sabemos lo que hacen con nuestro dinero.

    Existen cooperativas de crédito y banca ética que, sin duda, le darán un mejor uso: http://www.economiasolidaria.org/finanzas_eticas

  11. Soto

     /  11 junio 2010

    Hoa Rosa y amigos contertulios:
    Antes de nada,Rosa,no se que decirte ,lo que si tengo claro es que no se deben usar las tarjetas de credito,pues como dice RBlanco es un negocio ganga para ellos.Un dia que le devolví al Banco una tarjeta vino el Director (es cierto) hasta el portal de mi casa para disuadirme de la determinación tomada.Nada,uno no sabe ya por donde tirar ,la Religión del Dinero nos la implantaron hasta los tuetnos y somos unos perrillos sumisos-dependiente de «su substancia».Estamos muy agarrados,lo mismo que Jose Luis Vazquez en su Cabina.
    Apertas agarimosas

  12. Me faltó añadir que, además, las tarjetas de crédito o débito-es igual-, fomentan el consumismo.

    Si vas a comprar con 30, 40 o 50€ en la cartera, si ves alguna cosa que te gusta y que no pensabas comprar, no lo harás porque vas con el dinero más o menos justo. Sin embargo, si llevas la tarjeta, comprarás eso y lo que se tercie.

    Otra cosa, si vamos a un centro comercial, procurar ir siempre por los mismo pasillos -hasta que cambien las cosas de lugar-. Es otra forma de evitar un consumo innecesario.

    Un saludo
    Rita

  13. ramon

     /  12 junio 2010

    Hola me encanta vuestro blog, si queréis os añado a mis enlaces favoritos en mi web y vosotros me añadís a mi, saludos y gracias por la información que a diario ponéis en la web, saludos!!

    http://hoysecumplen.com

  14. La «religión del mercado»,también llamado sistema capitalista,tiene ventajas y ,como ya vamos viendo,inconvenientes .No es una secta,es una religión propiamente dicha y tiene sus cismáticos.reformadores,y algún que otro hereje u heterodoxo.Su historia ya empieza a ser lo suficientemente larga,como para saber que aunque muchos la denosten…va a seguir ahí.
    No nos lleva al cielo prometido,al menos a la mayoría de la Humanidad,pues los parabienes que prometía son sencillamente inalcanzables y son de imposible cumplimiento.Prometió la «civilización del ocio»,esto es que la mecanización,automatización e informatización,nos permitiría trabajar poco y holgar mucho.Otra versión,aún vigente,es que si te privas de casi todo,inviertes, trabajas más horas que un reloj ,puedes llegar a tener un nivel de consumo «aceptable»:casa,coche,electrodomésticos etc.Es lo que vemos en los países del Tercer Mundo (China ,India etc) y que vivieron en España nuestros padres y abuelos…
    Ahora nos encontramos huérfanos,inmersos en una crisis de fe.Sabemos o intuimos que nuestros hijos no podrán disfrutar de la plenitud de la vida eterna,nuestros excesos religiosos,(excesivo consumo,excesivo recurso al crédito etc) nos pasan factura.
    La alternativa no será el cambio de religión,pues el socialismo,el comunismo y el anarquismo,murieron en el siglo pasado y están muy bien enterrados.Inútil decir que los experimentos de Venezuela,Bolivia y Nicaragua están abocados a un trágico fracaso,cómo el del modelo cubano en el que se inspiran.La reforma del capitalismo ,el «aggiornamento» o lo que sea ,se hace imprescindible,pero esperar que los cientos de millones de empleados del primer mundo van a poder competir con los miles de millones del Tercer Mundo es una utopía.Esperar que quienes manejan los capitales de un país a otro,utilizando muchas veces subterfugios como los paraísos fiscales,van a obrar de forma respetuosa con las sociedades en las que intervienen y se lucran,otra.
    En todo caso,el hombre tiene que saber usar la religión para su provecho y el de sus congéneres,otra cosa es absurda y peligrosa ,como nos ha enseñado toda religión y Don Miguel de Unamuno en San Miguel Bueno ,mártir.El problema es que aprenda a compartir un poco más cirios y estampitas con el resto de feligreses.En caso contrario,espero que el Santo Sínodo y el Pontífice excomulguen a quien no lo haga…

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