Fuera del mapa

Una de mis principales lagunas educacionales ha sido históricamente la geografía. Un día tendré que contar mi traumático paso por el colegio. El caso es que una señora de la alta sociedad de Zaragoza, nos daba esta asignatura al cupo de gratuitas del Sagrado Corazón, leyendo el libro con tono monocorde, sin levantar la vista, sin contestar una sola pregunta. No me enteré de nada. He tratado de solucionar el problema pisando la tierra, aviones y barcos que cruzan aire y océanos, pero sé que me fallan los cimientos. En otro día caótico de la realidad local y mundial, donde todo anda tan manga por hombro que hasta la sacrosanta policía francesa confunde bomberos con etarras, me ha fascinado un reportaje de El País que habla de mapas. Ampliemos miras hasta para entender pequeñas miserias.

«No solamente es fácil mentir con mapas; es esencial», señala el experto estadounidense Mark Monmonier en su libro Cómo mentir con mapas (How to lie with maps, 1996), donde revisa cómo los mapas han servido históricamente para hacer propaganda», dice el artículo. En él se nos dan los antecedentes cartográficos de quienes han tratado de dibujar el mundo en el que nos movemos, con mejor o peor intención, y a menudo cometiendo graves errores, especialmente en el tamaño -no real- de los países que se quería destacar.

De lo que no cabe duda es que durante siglos y, concretamente en 1988 que se hizo un estudio serio, el centro del mundo era Europa, y así lo dibujaban niños de cualquier origen. La apasionante historia de la tierra se remonta a aquella Pangea primitiva, el supercontinente formado por la unión de todos los continentes actuales que se cree que existió durante las eras Paleozoica y Mesozoica, antes de que los separaran en su configuración actual los movimientos de las placas tectónicas. Si uno lo mira bien, los continentes encajan como un puzle.

El mapa se extienden en una esfera desde luego, pero nuestra mente –al menos la mía- lo ve plano. Así, Europa está en el centro, América nos queda a la izquierda -con la inmensa separación del Atlántico-, África se encuentra en el Sur, a Oceanía ni la contamos, y a la derecha tenemos Asia. Tan a la derecha, que produce un shock contemplar los mapas estadounidenses, que, por supuesto, sitúan a su país en el centro del orbe, y pegado al continente asiático que parece haber dado un monstruoso salto en su ubicación. No si lo pensamos. Sabemos de las expediciones soviéticas a Alaska –que les quedaba al lado-, si, pero yo al menos no lo había interiorizado. Ver el mundo desde ojos norteamericanos todavía no me encaja.

El problema que nos cuenta el brillante artículo de Álvaro de Cózar, es que Europa se borra del mapa. Y lo hace por la importancia estratégica de países emergentes, sobre todo de China que a punto está también de desplazar a EEUU. Y por su propia desidia. “Un mapa no es más que una mirada, trazada históricamente con una carga ideológica, a veces inocente, que suele generar controversia. Mientras el mapa del poder real en el mundo está cambiando radicalmente, desplazando a Europa cada vez más al oeste y colocando en el centro a Estados Unidos y China, las viejas polémicas sobre el eurocentrismo siguen vivas”. Sí, Europa se muere víctima de su vanidad y anquilosamiento. Y estar en el mapa cuenta, porque de su lugar dependen muchas otras variables.

Temo el mundo que sitúe en su centro a China, con su desprecio de los derechos humanos todos, desde laborales a cívicos, incluso biológicos. A ese sistema chino que miran relamiéndose los autores del golpe de Estado económico que dominan nuestra sociedad. En un reportaje para el que pedí entrevistas a la corresponsalía, un director de empresa afirmaba que el coste laboral, la nómina, era inapreciable en la cuenta de resultados, que sólo representaba el 1% del gasto. Carlos Berzosa, rector de la Complutense y miembro del Consejo Científico de ATTAC España, se pregunta si se producirá un giro social en China, si será una vez más la sociedad desactivada en todo el mundo quién cambie la situación. Es interesante. Pero todo está en el aire.

Decía Pessoa que «la gramática es la gente«, la geografía también. Somos motor y receptor en el mundo que nos mueven otros. Los bomberos, los etarras, el inefable paleto Rajoy, el periodismo ¿cuentan en la mirada global? El periodismo sí. El que cubre desde la caja del supermercado y la hipoteca bancaria a la Red que nos une o la elevación del juicio sobre el mapamundi con tierras y mares pobladas de seres humanos que laten y viven todos los días. O eso creo. A veces. Pisamos una tierra que parece sólida pero se está desplazando en realidad al albur de intereses que nos sobrepasan. No está de más, al menos saberlo. ¿O no?

Actualización:

Mientras escribía esto llega un comentario de Joan al post anterior con un poema de Pedro Casaldáliga:

«Esta es la tierra nuestra:

¡la libertad,

humanos!

Esta es la tierra nuestra:

¡la de todos,

hermanos!

La Tierra de los Hombres

que caminan por ella

a pie desnudo y pobre».

Confluyen las deducciones. Aunque, junto a la libertad, añadiría: justicia y equidad.

4 comentarios

  1. Carlos Domínguez Burón

     /  20 marzo 2010

    Qúe interesante artículo, Rosa, y dices que se te daba mal la geografía. Jamás había pensado que se pudiera ver el mapa de la Tierra sin figurar Europa en el centro. Y qué bueno el poema de Pedro Casaldáliga.

  2. Víctor

     /  20 marzo 2010

    Como soy bastante despistado puse mi comentario en el post equivocado. Lo situo correctamente. Excusas
    He estado buscando una historieta de Mafalda, en que su amiga Libertad colocaba un mapamundi al revés, con los países del sur situados en el norte y lo contrario. Mafalda le pregunta por qué lo ha puesto así. Libertad responde que “eso de que el Hemisferio Norte esté arriba es un truco psicológico inventado por los que creen que están arriba, para que los que creemos estar abajo sigamos creyendo que estamos abajo. Y lo malo es que si seguimos creyendo que estamos abajo vamos a seguir estando abajo”. Siento no haber encontrado la tira y tener que describirla.
    Últimamente, Rosa, haces más referencias a ATTAC. Me parece increíble el poco respaldo, que en los medios tienen las propuestas de esta asociación, presentada como un grupúsculo de extrema izquierda, cuando realmente posee estudios muy serios. Es llamativo como a aquellos que critican la visión alternativa de este sistema irracional son silenciados, ignorados o presentados como peligrosos radicales. Enhorabuena, Rosa, por darles voz.

  3. Soto

     /  20 marzo 2010

    Hola Rosa Maria y amigos contertulios:
    Da gusto leer tus post ,siempres llenos de gran calidad de contenidos,sugerentes.He leido también los enlaces ,precioso el reportaje del Pais,curioso como juegan con uno y no nos enteramos.no sabia yo que llegaban a tanto con las triquiñuelas de las propagandas en los mapas:!Ingenuo yo!.!Como estamos manipulados y alineados mentalmente!.Me encantó el otro enlace inserto en ATTC.Llegado aqui ,quiero manifestar mi total acuerdo con Victor con respecto al periodismo alternativo de la Red;tiene que ser nuestro»Valdemecum» diario,leer ahi,informarse y formarse ahi ,y, a partir de ahi ,es cuando pueden surgir movimientos alternativos a la situación capitalista actual donde el ser humano es lo que menos importa.Debe estudiarse plataformas en la red y ,repito ,formarse en la red,ultimamente es lo que estoy haciendo;también tenemos que estar con el ojo a vizor contra los que quieren aplastar las buenas cosas que tiene la RED.
    Dede el punto de vista de la formación geologica de la Tierra dentro del espacio ,me llena de curiosidad admirativa y perplejidad al mismo tiempo, como «la morfologia » de ësta va cambiando.
    Me encanta la descripción; Rosa
    ————————————————————————————(»
    La apasionante historia de la tierra se remonta a aquella Pangea primitiva, el supercontinente formado por la unión de todos los continentes actuales que se cree que existió durante las eras Paleozoica y Mesozoica, antes de que los separaran en su configuración actual los movimientos de las placas tectónicas.»)
    ———————————————–
    Apertas agarimosas a todos.

  4. Joan

     /  20 marzo 2010

    Como estos hilos invisibles que veo por doquier, el post de hoy Rosa puede servir de metáfora universal, de lo más pequeño a los más grande, de un ser cuya geografía nace y crece con el símbolo.

    Estas deformaciones, interesadas o no, siempre se acentúan cuando se intenta reflejar una parcela más grande de la realidad. Cuando nuestra mirada intenta captar la totalidad, la universalidad, se encuentra presa de una geografía, de una simbología, que le ayuda a orientarse, pero que las más de la veces supone pagar un peaje imaginando que la “tierra es plana” y así hasta el infinito de nuestro conocimiento, de nuestro entendimiento.

    ¿Como buscar o imaginar una solución a todo el vastísimo desafío a que nos vemos sometidos, cual es el camino, la solución?
    Aquí cabe entrever que el problema precisamente, radica en buscar un mapa para nuestro camino exclusivo, sin consultar el mapamundi, con lo cual es fácil ver que siguiendo este camino, quizás obtengamos una orientación para nuestras necesidades particulares e inmediatas (ignorando, interesadamente o no, el resto). Pero cuando este camino lo contrastamos con la geografía del planeta tierra, podemos constatar que es enormemente destructivo y un desacertado suicidio seguirlo.

    Estamos presos de muchos pequeños mapas que responden a tantísimos intereses, quizás podamos desplazar protagonismos imperiales y buscar nuevos equilibrios, pero si de verdad buscamos una tierra en la que caber, humana y justa, es necesario imaginar una nueva geografía, una nueva cartografía. A mi un poco loco, un poco poeta, no se me ocurre mejor cartografía, ni mas universal que la del AMOR.

    ¿Cuándo está el hombre en mero entendimiento? Contestó: Cuando el hombre ve una cosa aparte de la otra. ¿Y cuándo está el hombre por encima del mero entendimiento? Voy a decíroslo: Cuando el hombre ve Todo en todos, entonces está el hombre más allá del mero entendimiento.

    Eckhart

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