
José Luis Sampedro y Olga Lucas en su querida cala de Mijas
Su primera novela, La estatua de Adolfo Espejo, data de 1939 aunque no la vio publicada hasta 1994. La espera y los logros. Corazón y razón, su literatura se atraviesa de ríos que nos llevan, octubres, viejas sirenas o sonrisas etruscas de felicidad enigmática. El firme compromiso para hablar de la economía, inapelablemente humanista.
En el Balneario de Alhama de Aragón (Zaragoza), en 1987, creo recordar, José Luis Sampedro encuentra a una mujer, Olga Lucas, 30 años más joven, que le admira con pasión en todos los sentidos. Ha de apartar el auténtico acoso femenino que siempre ha despertado Sampedro, alto, fuerte, brillante al infinito, natural, cálido y tierno. Excelente escritora, terca, con un encanto que atrapa, quedarán unidos para siempre. Para el bien de los dos, y de quienes nos hemos beneficiado de este “equipo” impagable que se sostiene el uno al otro, para crear, para vivir, y ser mucho más que dos. Todos los años han regresado a Alhama de Aragón desde entonces.
José Luis Sampedro y Olga Lucas escenifican cómo se conocieron en un pequeño restaurante de Alhama de Aragón
Desde su 90 cumpleaños, que celebramos en la provincia de Málaga con un reducidísimo grupo de amigos, él se despide. El 1 de febrero pasado, me dijo: “Olga anda haciendo planes para el año que viene pero yo ya no estaré”. Siempre vuelve a estar. Con su eterno sentido del humor, con una extraordinaria brillantez. Se mostraba muy contento en el brindis de sus 94 años, el austero pero enormemente luminoso apartamento alquilado de la Cala de Mijas le vivifica y alzó su copa en mensaje para todos…