El Yin y el Yang

Un rotundo éxito de convocatoria. El malestar social expresado al unísono en los cinco continentes como jamás pasó. Enarbolando las armas de la dignidad y la razón. El 15-O revalida el suspenso cum laude a los políticos, globalmente y en los territorios nacionales. En Roma se desata la violencia (que los propios manifestantes repelen) por un grupo organizado de encapuchados que primero desfilan a ritmo marcial. ¿Renace el fascismo? Un periódico nacional español lo “festeja” en manipulación. No tira más de 120.000 ejemplares pero su influencia es notoria. Como lo es en España la pesada losa de un franquismo fascista que nunca se regeneró, ni nunca fue inculpado.

 La ultraderecha se sienta ya en numerosos parlamentos de Europa y en el Tea Party norteamericano. Hirió de muerte a Noruega en Agosto. Ahí reside el peligro que conllevan las crisis que provocan los poderes financieros y políticos y no la población que las sufre en primera persona. Ésta sigue el manual. Salvo en la ola pacífica y constructiva de los ciudadanos a lo ancho del mundo, única en la Historia. Menos temores al 15-O y medidas serias contra el fascismo redivivo se precisan. Si el PSOE merece un suspenso popular, de tanto o más es acreedor el PP con sus políticas de zancadillas dentro y fuera de España que -para los desmemoriados- muestran las hemerotecas. Categóricamente, no se ha hecho acreedor con ellas de la matrícula de honor de la mayoría absoluta. Esta crisis no se resolverá con las políticas neoliberales que están en su código genético. Los hechos de una crisis que se agrava por esas medidas equivocadas lo acreditan. Tres años ya, y vamos cada día a peor. La dignidad y la razón de un lado, el fascismo tolerado como amenaza, y una mayoría decisiva que se mueve entre el miedo y la desorientación. Puede que el pulso aún esté en manos de políticos que pueden devolver su sentido a la imprescindible Política.

   Ahí estamos. Crecen los motivos de indignación y los ciudadanos de medio mundo salen pacíficamente a pedir un cambio global. Porque cada día se añaden nuevas causas, nuestra voz no se apagará. La realidad, sin embargo, sigue su marcha de implacable desvarío, con brotes fascistas que no incomodan, con la ultraderecha tomando las riendas de cada vez más poder. Algo no me cuadra. No se puede bajar la guardia. El Yin me pesa personalmente en un Yang que también me inunda de esperanza. Y hará falta mucha gente -constante, realista- para inclinar la balanza al lado de la justicia. Sé que estamos y que nos asiste… la dignidad y la razón. Hace ya 5 meses que empezamos a unirnos.

Por cierto, a Francia ya había llegado la ola de manipulación sobre los indignados españoles. Menos mal que el buen periodismo tiene la costumbre de preguntar. Así lo hicieron a unos cuantos en Sud Ouest.

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