El hijo de Dalila, la primera víctima mortal por gripe A en España, ha fallecido por una negligencia médica. Lo ha reconocido el gerente del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, en cuya Unidad de Cuidados Intensivos estaba ingresado el pequeño, al haber nacido prematuramente por cesárea. Anoche, se le suministró por error al pequeño alimento por vía venosa, en lugar de por la sonda nasogástrica.
La sobrecogedora noticia, no tiene excusa ni justificación posible. Ninguna. No pueden existir “terribles errores humanos” de ese calibre. O hay mala organización, o escasez de personal, o mala preparación de unos y otros, o todo unido. O el mal está mucho más arriba, en el diseño que se ha hecho de la sanidad de Madrid. Porque, además, si a este pobre niño, Rayan, que suscitaba una gran atención social y mediática, le han atendido con tal negligencia ¿cómo actúa con los demás la sanidad madrileña? Ya lo vimos. Así le fue a Dalila. Lo escribí hace unos días y hubo discrepancias. Algo falló con Dalila. Y con su hijo. Y esto es lo que vemos. Es imprescindible la dimisión, como mínimo, del consejero Juan José Güemes. Pero sobre todo que la sociedad madrileña reaccione al contemplar lo que están haciendo con algo tan esencial como su salud.
El mito de que España posee el séptimo mejor sanitario del mundo se debe únicamente, insisto, a que es gratuíto y abarca a toda la población. La realidad es que estamos a la cola del gasto sanitario de la UE15 (no contando a los nuevos, a los países del Este). España se sitúa, con 1. 329 euros, en el puesto número 13, sólo por delante de Grecia y Portugal. Luxemburgo invierte con 2.989 por ciudadano (más del doble); Países Bajos, 2.284, y Francia, 2.188.
Sólo encuentro datos comparativos de la atención primaria por comunidades, dentro de España. La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid denunció que el gasto sanitario per cápita de la Comunidad de Madrid, cifrado en 102 euros, es 36,23 euros menor que la media de las comunidades autónomas, que alcanza los 138,23 euros.
Actualización.
“La enfermera que cometió el error procedía de otro departamento y era el primer día que trabajaba en la UCI, según han revelado fuentes hospitalarias a EL PAÍS. La destinaron a la unidad para que fuera aprendiendo. Un auxiliar la supervisaba, pero se ausentó y en esos momentos fue cuando la enfermera habría confundido la vía de administración de la alimentación. “Es una gravísima negligencia que no tiene excusa”, porque en el envase viene “perfectamente especificado”, pero “por un error que desconocemos, el profesional se equivocó” al administrarle el producto.
(…) El secretario general de la sección sindical de Comisiones Obreras (CC OO) en el centro ha denunciado «el caos sanitario que vive Madrid». En su opinión, «el problema es que hay una grave carencia de personal en el Gregorio Marañón. En la UCI, de las 16 personas que hay, ocho son eventuales. No pasan más cosas no sé muy bien por qué. Los trabajadores estamos al 150% de nuestra capacidad. La situación es caótica. Han desmantelado este hospital para llevarse el personal a los nuevos, pero si hay algún problema tienen que volver aquí porque no están dotados». Fuentes del hospital han criticado que personal sin experiencia haga prácticas en un área tan crucial como la UCI.»