La privatizada Telefónica ha ganado en el primer trimestre del año 1.690 millones de euros, un 9,8% más que en el mismo período del año anterior. El truco que le ha permitido estos beneficios en tiempos de crisis es que, aunque tuvo menos ingresos, también descendieron sus gastos. ¿Mejor gestión sin errores ni abusos? ¿Redujeron sus sueldos los directivos? No, ha disminuido su personal. Telefónica ha mandado a casa con un ERE a 700 trabajadores fijos. Las prestaciones por desempleo de estos despedidos se han calculado en 30 millones de euros que desembolsan las arcas del Estado, vía nuestros impuestos.
La empresa creada en 1924, fue privatizada en 1997 y nombrado presidente Juan Villalonga, compañero de pupitre en el colegió de Aznar. Inmediatamente la empresa hizo el mayor ERE de la historia al suprimir 15.000 empleos (tenía 75.000). UGT y CCOO presentaron una demanda por presunta ilegalidad de la operación porque entendían que las telecomunicaciones debían ser de titularidad estatal, pero el Tribunal Supremo la desestimó en 1999.
En la actualidad ha diversificado el negocio, opera en Europa –donde por cierto ofrece tarifas muy competitivas, mucho más que en España, en Gran Bretaña cobra 10 euros por 8 megas-, y también en Latinoamerica y Africa. Y cada vez con menos personal. Una empresa modelo, realmente. Y toda una lección de cómo hay que hacer las cosas. Trabajar por la crisis, sin que nos salpique y obteniendo beneficios de las crisis ajenas. Las de aquellos con menores habilidades.