Pierde Renzi, gana Austria… y Europa

Esta Europa que camina a trompicones ha tenido el domingo dos hitos importantes en su trayectoria. Italia celebraba un referéndum para reformar la Constitución promovido por su primer ministro Matteo Renzi y Austria repetía elecciones para las presidenciales que habían dado en Mayo un resultado impugnado por lo ajustado del escrutinio. Renzi ha perdido, Austria ha ganado porque ha echado a la ultraderecha.

renzi

Matteo Renzi

Para quien no conozca a Renzi, Ettore Siniscalchi aporta datos significativos en CTXT.es.

Matteo Renzi tiene 40 años recién cumplidos. En un país decididamente gerontocrático como Italia, esto ya constituye una base programática del renzismo. Es joven, pero no “el joven líder socialdemócrata italiano”. Porque ni él ni el Partido Democrático (PD) son socialdemócratas. En la práctica asistimos a un fenómeno de usurpación del espacio político -que se corresponde con un vacío de representación-; la izquierda, en Italia, está representada por un partido que ya no se identifica con la izquierda. ¿Cómo se ha llegado a esto?

Walter Veltroni asombró a todos cuando, entrevistado en 2008 por El País, dijo: “El PD no es de izquierdas”. Para entender a Renzi hay que empezar por el fin del PCI -Partido Comunista Italiano-, el PD de Veltroni y los veinte años de berlusconismo, a los cuales él pertenece por completo, aunque sólo fuera por edad. Es un hijo de esa época”.

Un hombre, Renzi, apoyado por la prensa del establishment y por Bruselas, dado que aplicó políticas de austeridad. Y así anticipaba Siniscalchi…

No es el único derrape a la derecha de las políticas del gobierno. Todo el jobs act recorta garantías y abarata el despido frente a los contratos a tiempo indefinido. Con las nuevas partidas del IVA triplica los impuestos para las rentas bajas (el ejército de falsas profesiones liberales que esconden trabajo por cuenta ajena sin derechos). ¿Va a crear trabajo? No se sabe pero de momento ha cambiado los equilibrios de poder en las relaciones laborales. En otros derechos, Italia no sale bien parada; aparece a la cola en libertad de prensa dentro de Europa y Renzi ha permitido la quiebra del diario L’Unitá, un referente para la izquierda, fundado por Antonio Gramsci. Renzi no ama el debate”.

Pablo Ordaz,  solvente corresponsal de El País en Roma, aporta más claves:

Sobre todo porque, más allá de las reformas concretas y de una única pregunta enrevesada para modificar 47 artículos de la Constitución, lo que subyacía era un voto de confianza hacia Renzi. El joven exalcalde de Florencia había convertido la consulta en un plebiscito sobre su liderazgo. Y le salió mal. El no se adjudicó el 59,11% y el sí solo un 40,89%. La participación fue masiva, con el 68,2% de los electores. Sólo dos regiones dieron su apoyo a la reforma del primer ministro: en su Toscana natal y en Trentino. En el resto del país, el rechazo se impuso inexorablemente”.

(…)

Para resaltar la necesidad de su reforma, que ya aprobó el Senado en octubre de 2015 y la Cámara de Diputados en abril, Renzi solía recordar que su Gobierno era el número 63 en 70 años de democracia. Italia tendrá que buscar ahora a su jefe de Gobierno número 64 en solo siete décadas.

La  inestabilidad política de Italia es un hecho, pero las reformas de Renzi eran conservadoras, sospechosamente parecidas a las que el PP, el bipartidismo en realidad, plantea en España.

  • Pérdida de peso del Senado que ni siquiera tomaría parte en la aprobación de leyes, salvo algunas fundamentales.
  • Nueva ley electoral con doble vuelta y la famosa prima que regala votos, que pervierte el resultado de las urnas y favorece al partido más votado. Rajoy es un entusiasta de esta medida.
  • Tramitación más “ágil” de las leyes. Muchas de ellas aprobadas en Comisiones y con un límite de 85 días en cualquier caso. Otra medida que entusiasma al PP, sobre todo en la instrucción judicial.
  • Centralización del Estado que recuperaría poderes en temas sustanciales como fiscalidad, energía, transportes e infraestructuras y los amplía en Sanidad.
  • Culminar la supresión de las provincias y por tanto de las Diputaciones.

 

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En Austria, ante el peligro de dar el poder a un presidente ultraderechista, se ha movilizado el electorado. Sobre todo las mujeres: 2 de cada 3 han votado a Van der Bellen, ecologista de 68 años, ex portavoz de Los Verdes y hoy independiente. Se ha impuesto con el 53,3% de los votos  al 46,7% obtenido a Norbert Hofer.

Las mujeres, Frauen, parecen tener más memoria de un no tan lejano pasado que desmembró Europa y a sus ciudadanos. El fascismo es cosa seria.

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Se quejaban en Italia de su prensa, como vemos. En España andan empecinados en llamar populismo a todo lo que no sea el establishment que defienden con uñas y dientes. Hofer no es populista, es fascista, con todos sus ingredientes de xenofobia y derecha extrema. Un 46% de austriacos le apoya. Y ahí está ese peligrosísimo foco que se extiende por Europa. El proyecto europeo no peligra porque los italianos hayan votado no a la Reforma de Renzi y se queden tan divididos como estaban. El problema es mucho más amplio y gira en torno a otros ejes. El austericidio que decretó Merkel y siguieron con entusiasmo la mayor parte de los gobiernos de la Unión Europea, las mentiras mediáticas, su papel político en la defensa de sus intereses empresariales, la banalización de la sociedad como causas. El desenlace está por ver. De momento los austriacos han sentido la llamada de la responsabilidad y nos han hecho un favor a los demócratas.

 

 

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