Las nuevas bases laborales

Dos imágenes compiten hoy en la actualidad mundial y están rigurosamente unidas: las manifestaciones del 1 de Mayo por el trabajo (en España con cifras trágicas de desempleo) y la recién inaugurada Expo de Shangai. Ha costado esta última 55 millones de dólares. Pero hay más fotos de China a considerar. Vamos a ver la que envió un clandestino activista sindical chino –no tienen sindicatos reales – sobre las condiciones laborales en su país. En concreto en una fábrica para Microsoft. Son adolescentes que se ven obligados a dormir en su puesto de trabajo. “Nosotros somos como prisioneros… no tenemos vida, sólo trabajo”, dice.

Retomo gran parte de un post que publiqué en el caluroso verano. Cuando China despertó nos pilló desprevenidos. 1.300 millones de personas, ubicadas en el cuarto territorio más extenso del mundo, a quienes dejamos abandonados a su suerte, como a tantos otros. Aún asistiendo a las matanzas de Tiananmen en 1989 que sofocaron drásticamente las protestas populares. La férrea dictadura comunista ensayó con éxito la economía capitalista e irrumpió con fuerza en nuestro mercado. Aguardó su momento de expansión y de dominio, y éste llegó.

La liberalización absoluta de todos los mercados, suprimiendo cuotas y trabas, a partir del 1 de Enero de 2005, se acordó para favorecer a los países del Tercer mundo. Ni siquiera estaba entonces China en la Organización Mundial del Comercio, (OMC) pero su entrada en 2001 tras cuarenta años de cierre, cambió todos los planes. China se había preparado a conciencia, se había asegurado su papel de proveedor de mercados, disponía de una fuerza laboral de 20 millones de personas -sólo para el sector textil- y había acaparado maquinaría y tecnología.

Se inició la nueva ruta de la seda. Y del algodón. Y del lino. Trabajado ahora toscamente por las prisas y para ahorrar costes. Los barcos vienen con todo tipo de productos, a unos precios con los que es imposible competir. Una empresa china oferta a un empresario español su mercancía -me facilitó datos documentados, escritos, para un reportaje que hice entonces en Informe Semanal a mi iniciativa-. La fábrica dispone de 260 trabajadores que, por 80 euros mensuales, sacan 200.000 camisas al mes, una productividad insuperable que logra productos a un precio irrisorio. Para cualquier industria china la nómina es un factor poco reseñable. Se ha cifrado en el 1%. Lo dijo textualmente un jefe de personal.

¿Cómo lo consiguen? Con una mano de obra barata, sin derechos laborales, que sin embargo quiere huir del campo donde sólo trabaja para comer. En poco tiempo ha visto a enriquecerse a muchos de sus compatriotas y el Estado, mezcla de totalitarismo proteccionista y liberalismo feroz, subvenciona empresas y facilita créditos que no siempre se pagan. Cualquier chino aspira a esa vida mejor, aunque tenga que empezar por cobrar, como asalariado del textil, entre 50 y 100 euros al mes, en jornadas de 10 a 16 horas y con un día de descanso semanal como máximo. Aún así, les compensa o les venía compensando. Lo mismo sucede ya en la fabricación de juguetes, televisiones, automóviles y ordenadores.

Mil trescientos millones de consumidores, sometidos a un poder dictatorial. Pero todos los países bajan la cerviz ante China, el país que acapara el 65% de las ejecuciones mundiales, según datos de Amnistía internacional. Los dirigentes políticos no materializaron su promesa de no acudir a los Juegos Olímpicos. Prácticamente todos pasaron por taquilla. Igual que en la Expo de Shangai. No pueden arriesgarse a perder semejante negocio. Ése que dicen hacer en nuestro nombre, por cierto. Por nuestro bien.

Desde hace meses los interlocutores válidos en el mundo son China y EEUU, que hasta abordan la remodelación del mundo. “Las relaciones entre Estados Unidos y China determinarán el siglo XXI”, dijo Barack Obama en la inauguración de una conferencia de alto nivel.

Hundido el comunismo, la izquierda socialdemócrata incluso, con el capitalismo sostenido artificialmente por los gobiernos, China aguarda cada vez menos agazapada y más presente, a ocupar su lugar en la Historia. China ya es, según algunos baremos, la segunda potencia económica mundial (era la tercera en Julio, cuando escribí el anterior post).

Los acallados Bloggers chinos cuentan y no acaban sin embargo. Cuando pueden. Según una investigación interna llevada a cabo por varias instituciones autorizadas en Beijing, de los 3.000 mayores multimillonarios en China, más de 2.900 son hijos de cuadros de altos rangos del Partido Comunista Chino; esto quiere decir que más del 95% de los multimillonarios chinos están vinculados al partido único. Estas cifras sirven a los comentaristas neoliberales para asegurar que ya los sueldos chinos no son tan miserables, toman «la media». No cuentan que en China, el 0,4% de la población posee el 70% de la riqueza nacional. El año pasado, la brecha entre ricos y pobres en China alcanzó su nivel más amplio.

Ahí está la mano de obra barata que el gran empresariado occidental necesita. Ahí, y en otros países eufemísticamente llamados “emergentes”. Hasta ahora China copiaba toscamente los diseños, ahora ya tiene sus propios estilistas. La semana pasada encontré una tienda que, a precio de saldo, vendía ropa “italiana y francesa” me dijo el chino que la atendía. Auténticas maravillas. Seguid en manifestaciones, en desencantos y preocupación, atacad con razón a gobiernos inoperantes, el futuro lo marcan las “nuevas” relaciones laborales. Las que hunden sus raíces en la vieja esclavitud.

Actualización:  Dice el refrán, «cuando las barbas de tu vecino…  «

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9 comentarios

  1. Víctor

     /  1 mayo 2010

    El mundo se ha hecho, de nuevo, bipolar. Estados Unidos se sostiene como potencia militar y eje del capitalismo financiero. China se ha hecho el amo del capitalismo productivo. Las economías emergentes en Asia y Latinoamérica no están orientadas hacia occidente, si no hacia China. El grueso de su import-export se hace con Pekín (el mejor ejemplo Brasil). Poco a poco vamos viendo como el capitalismo virtual entra en barrena, como consecuencia de un crecimiento absurdo sobre cimientos de papel. Cuando esta crisis acabe sabemos quién va a ser el gran ganador. El amo del mundo. ..y quienes los grandes derrotados. Las clases trabajadoras, los más débiles, los menos poderosos. Consecuencia de la avaricia y la miopía.
    Al ritmo que vamos ¿alguien piensa que Microsoft o General Motors van a poder competir con sus homólogos chinos en un futuro?

  2. Soto

     /  1 mayo 2010

    Hola Rosa y amigos contertulios:
    !Menuda jugada de poker «de los chinitos»!Primero un ferreo comunismo ,las clases dirigentes chinas sometiendo a la población mediante un ferreo sistema comunista durante muchos años,pero al mismo tiempo las mismas clases dirigentes preparando en silencio su nueva extrategia;bajo una ferrea dictadura capitalista se ponen millonarias esas clases dirigentes ahora bajo la lupa del capitalismo mas ultraliberal ,sin sindicatos ni nadie que defienda a los trabajadores tempraneros ellos,exclavos a tope ,como en los viejos tiempos.Por si fuera poco ,la nación(Las Clases Ricas) se va poniendo a la par de Estados Unidos y Europa mas descolocada que un pulpo en un garaje.Asi estamos,atontadillos ,sin capacidad de reacción .cuando queremos hacerlo ,como ecribe muy bien Victor, tenemos a Estados Unidos por un lado y a China por el otro.!Vaya pareja!
    Pues bien ,esto es lo que hay …¿que otra cosa se puede decir?..Decir muchas cosas se pueden …¿pero hacer?.
    Estupendo Post Rosa,como siempre ,tu remando a la maxima altura.
    Apertas aagrimosas

  3. El problema del trabajo esclavo -aparte los países asiáticos-, está en que lo tenemos delante de nuestras narices y no lo vemos.

    En Europa existe trabajo esclavo, en España existe trabajo esclavo, con personas sometidas a trabajos de sol a sol y unas condiciones de vida similares, cuando no peores, que en tiempos de esclavitud. En Brasil, una potencia emergente, que pretende ser modelo de progresismo y democracia, cada día se descubres personas trabajando en condiciones similares a la esclavitud.

    Está ahí, en todas partes, pero nadie pone remedio para evitarlo.

    Un saludo
    Rita

  4. apajerabierte

     /  2 mayo 2010

    Nosotros somos el engranaje cómplice necesario para el trabajo esclavo. Muchas marcas tienen sus plantas de producción en paises donde imperan unas condiciones laborales de auténtica esclavitud consiguiendo unos costos de producción irrisorios, mientras pagan millones de euros a deportistas de élite por utilizar su marca y nosotros como borregos compramos estos artículos, para parecernos a nuestros héroes.
    Antes de consumir ciegamente cazando ofertas de precios deberíamos preguntarnos dónde se ha frabicado el producto y en que condiciones. Si nosotros nos negamos a comrar productos que impliques esclavitud o expolio del medio ambiente, el círculo no se cierra y el negocio no funciona.
    Recientemente se ha «inventado» un sistema para vender buena imagen de empresa, que es la Responsabilidad Social Corporativa. Un conjunto de buenas palabras por el cual la empresa declara públicamente sus intenciones de ser respetuoso con el medio ambiente y la sociedad, mientras su práctica normal es precisamente moverse con la filosofía de «todo por la pasta»

  5. Pescador

     /  2 mayo 2010

    «Antes de consumir ciegamente cazando ofertas de precios deberíamos preguntarnos dónde se ha frabicado el producto y en que condiciones»

    Ay, amigo, ahí tenemos un problema y no pequeño….los legisladores, aquellos que se supone nos representan y defienden, hacen lo posible por evitarlo. Basta con que un producto se empaquete, envase en España para que ya pueda lucir el «made in Spain» con el pecho hinchado a camisa abierta. Asi llegan miles de contenedores a los puertos, llenos de productos a granel, desde calcetines a baldosas, que en un plis plas se camuflan de españoles de toda la vida y olé…Y así nos va. Pagamos lo que creemos un europeo y recibimos un chino al triple ó cuadruple de su coste original

  6. romeo

     /  2 mayo 2010

    (…)»la recién inaugurada Expo de Shangai. Ha costado esta última 55 millones de dólares»

    En realidad, esta fiesta del consumo ha costado la friolera de 44.000 millones de euros, (55.000 millones dólares), según la prensa local china (aunque el Gobierno central habla de la décima parte) el doble que los juegos olímpicos de Pekín.

    Cuánto dinero gastado en «parecer» y no en «ser». Prostitución de los valores orientales por los del ultra-capitalismo de la llanura americana, y sin paradas intermedias, mientras tanto ciudadano sin derechos trabaja esclavizado (hay que decirlo bien claro) en pro de la tan ansiada y envidiada «productividad».

    Lo peor es que económicamente es una bicoca, y más de una gran consultora animará a otros países a seguir la senda del recorte de derechos sociales-laborales y maximización de beneficios industriales.
    ¿No nos suena a las «recomendaciones-imposiciones» a Grecia?

    En este siglo XXI se animan las dictaduras de mercado, ya nos podemos espabilar, no sea que las multinacionales (esas que nunca influyen en los gobiernos) «animen» a nuestras democracias a «implementar» los procesos productivos y a «ayudarnos» a consumir más y mejor. Vamos, trabajar más para consumir más, gastando más, endeudándonos más, para engrosar la cuenta de las islas Caimán del alto directivo de turno de nuestras marcas preferidas.

  7. Me acabo de acordar de una película de hace 5 o 6 años: Código 46, de Michael Winterbottom, con Tim Robbins y Samantha Fox. Ciencia ficción y, sin llegar a las glorias de de Blade Runner, un futurible con visos de acierto:

    El mundo, por fin multucultural y multirracial, es una cosa árida y abrasada; tanto que se vive y trabaja durante la noche y se descansa intentando huir del sol de los tórridos días. Hay, básicamente, dos tipos de personas: los que son ciudadanos -más o menos ricos, gentes con derechos sobre las que se practica un control férreo- y los que no son ciudadanos, la abrumadora mayoría que vive fuera de las fronteras de las ciudades, fuera de la protección, fuera del control, en la pobreza, la sed, el hambre, la enfermedad, la miseria. Los avances técnicos son tales que, por ejemplo, un investigador de seguros (Tim Robbins) está profesionalmente contagiado de un virus que le permite conocer las intenciones de los demás. Es enviado con un permiso de 24 horas para entrar e investigar en la ciudad de Shangai la falsificación de «papelles» (falsos documentos acreditativos de la condición de ciudadanía)… pero el amor aparece porque encuentra a una trabajadora de la empresa que timbra los «papelles» de ciudadanía… y se trunca porque existe el Código 46 y porque una de las cosas para la que están habilitados los férreos gobiernos es el control de la memoria de los ciudadanos.

  8. «China ya es, según algunos baremos, la segunda potencia económica mundial» y también, probablemente, el primer comprador de deuda norteamericana, lo cual, por decirlo de una manera suave, maquilla un poco las relaciones bilaterales de ambos paises.

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