
Un biólogo de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey (EEUU), Iain Couzin, ha demostrado que «los desinformados son esenciales en la toma de decisiones«. En consecuencia, la mayoría de los medios que publican el estudio saca en conclusión que “la ignorancia favorece la democracia”, tal como el científico deduce también.
El experimento se ha llevado a cabo con peces. De agua dulce en concreto. Se observa que las minorías informadas dictan las pautas más convenientes pero si un cierto número de individuos no tiene preferencia por un banco u otro, por ejemplo, finalmente se acaba uniendo al grupo más numeroso “y el control de la decisión regresa a la mayoría”.
El bueno de Couzin demuestra también que es fácil amaestrar a la mayoría de los peces, no a todos. En un laboratorio de Princeton, un grupo de peces fue entrenado para asociar el color azul con un premio de comida. Otro grupo, más pequeño, fue adiestrado para la misma reacción aunque con el color amarillo. Al poner a los dos grupos juntos, los científicos hallaron que la minoría llevaba la voz cantante a la hora de decidir a qué color se dirigía todo el cardumen a recoger su recompensa. Pero las cosas cambiaron cuando unos pocos peces sin entrenamiento, que representan lo que Couzin y su equipo llaman el segmento de los «desinformados», esto es, sin preferencia por un color u otro, se sumaron al grupo. «A medida que añadimos ‘individuos desinformados’ en el proceso, volvimos a darle el control del grupo a la mayoría», dijo a AFP Couzin en una entrevista. No hay que extrapolarlo a los humanos [de momento que todos los experimentos con animales buscan ese fin, añado} advierte el biólogo. “Nuestro modelo se refiere, exclusivamente, a una minoría empecinada que no cambia su opinión«, explicó.
Demoledoras encuestas de este fin de semana nos muestran a una sociedad española que aprueba el infame tratado neoliberal de la UE (hasta en un 74% en una de ellas), aunque suponga –que supone- “cesión de soberanía”. Porque aún creen lo que les cuentan: que saldremos de la crisis así, dado que un notable porcentaje comparte la necesidad de recortes. Sólo el 4% cree que la culpable de nuestra precariedad sea la UE que es quien dicta las doctrinas a aplicar. Angela Merkel está muy valorada por los españoles: obtiene una nota de 5,9 solo por detrás de Obama (6,3) y por delante del francés Nicolas Sarkozy (5,6) o el británico David Cameron (5,5).Más del 90% se muestra muy satisfecho con los resultados electorales en España y no cambiaría su voto. La primavera árabe les asusta. Y luego dicen que el experimento con peces no es equiparable a los humanos.
Las cosas no son lo que parecen a simple vista. Recuerdo un lejano viaje que sumaba trenes y barcos. Un documental sobre peces y mares trayendo paz y sosiego. Pero solo había que escarbar. Bichos de difíciles nombres se comen unos a otros. Y de fáciles. Allí se comen todos. Un pulpo, en plena digestión de algún infeliz, pierde un tentáculo a dientes de una morena y ha de huir despavorido de una foca común que amenaza con engullirlo. Opta por el camuflaje. En el fondo del mar se da mucho el camuflaje para evitar ser comido, según vi.
El pulpo vuelve a verse en apuros con la morena empecinada. Y eso que tiene el estómago lleno. Los boquerones se agrupan en manadas a ver a quién evitan. Conscientes de su pequeñez buscan la seguridad en el centro de una masa de congéneres. Pero tampoco son inocentes criaturas, acaban de ingerir a otro animalito más pequeño, un krill.
Y de repente aparece una ballena azul, el animal más grande del mundo, 30 metros de largo y el volumen de 24 elefantes. Es muy selectiva en esto de la comida. Solo le gustan los krills, como a los boquerones, y de un viaje de su lengua de 6 metros se come un banco entero de ellos. Los boquerones se salvan aun yendo en manada, pero quién sabe si no son bocado apetecible de otro bicho enorme. O simplemente un poco más grande que ellos.
Esa noche dormí encima de ese mundo salvaje e insolidario en donde impera la ley del más fuerte y donde los débiles no tienen otra opción que camuflarse. Donde todos, unos y otros, son alternativamente verdugos y víctimas y donde vivir parece no tener valor alguno. Asombrosamente, en el tren de vuelta el pulpo volvía a verse en apuros con la morena. Los boquerones seguían agrupándose en manadas a ver a quién lograban eludir. Los krills sucumbían ante la ballena azul inmisericorde. La ballena azul reinaba y reina porque es grande y enérgica y… la mayoría permite y alienta su poder. Bendita democracia que nos han fabricado: nubla el potente brillo de su extrema calidad. Porque lo más decisivo es que, normalmente, nos cuentan otra cosa. Entre peligros soslayables, el bien siempre triunfa. La ficción -en particular la infantil- es preciosa.





