Las lecciones de Portugal

El domingo –además de Alemania- celebra elecciones Portugal. La presidencia de la república la ostenta Cavaco Silva del llamado Partido Social Demócrata que en realidad es de centro-derecha. La jefatura del Gobierno, José Sócrates, socialista. Por primera vez una mujer, Manuela Ferreira, opta a presidir el ejecutivo por los conservadores. Promete acabar con el AVE para “no convertir a Portugal en una provincia española”.

Pues bien, un escándalo político y mediático sacude a nuestros vecinos. Durante la campaña ha habido guerra sucia que implica a los medios. En el último y definitivo episodio, el diario portugués Público titula en portada: «La Presidencia sospecha estar vigilada por el Gobierno». La supuesta noticia, que tuvo seguimiento al día siguiente, señalaba que desde la oficina del primer ministro se espiaba al presidente de la República. Recalco: acusación de ser espiado.

Diario de Noticias, otro de los grandes diarios portugueses, tercia en la cuestión y publica que la «fuente anónima» de la grave acusación de su colega –recalco: grave acusación- es Fernando Lima, hombre de máxima confianza del presidente, quien se habría reunido con un periodista de Público para tramar la historia del espionaje.

Los dos últimos domingos, el defensor del lector de Público, Joaquim Vieira, se ha mostrado extraordinariamente crítico con la actuación de su periódico y de su director, hasta el punto de preguntarse si tiene «una agenda política oculta».

Pues bien, Cavaco acaba de destituir a Fernando Lima, su asesor político y de prensa durante más de 24 años. Diario de noticias aporta la prueba de un email demostrando que la fuente de esa falsa información, a petición del presidente, era él.

La sociedad portuguesa –¡ay! qué diferencia- ha reaccionado con indignación a estos tejemanejes, y habrá que esperar a ver cómo se refleja en las urnas, dado que los sondeos están muy igualados en intención de voto. Muchos dan por seguro que el escándalo frena las posibilidades de Manuela Ferreira por pertenecer al mismo partido. Ni se duda de que los ciudadanos no toleran -allí- las trampas. La crisis -de la que Portugal está saliendo sin embargo- puede, sin embargo, influir más en los resultados. Habrá que ver.

Durante 60 años, las veleidades dinásticas integraron España y Portugal bajo el reinado de Felipe II en el siglo XVI. Y un destino paradójico hace que ambos países siempre muevan ficha al mismo tiempo. Los dos se aventuraron al mar en busca de Imperios que terminarían por perder casi simultáneamente. El siglo XX los unió en sendas dictaduras que se prolongaron cuatro décadas, algo menos en Portugal. Nuestros vecinos reventaron la suya con los claveles del 25 de Abril de 1974, un año después España se abre a la democracia tras la muerte de Franco, él solito en su cama. De la mano entramos en Europa en 1986.

 Pero nos hemos separado más de lo que se cree. Todas las encuestas europeas lo sitúan por debajo de nosotros en nivel de desarrollo, pero a la vista de lo que veo, envidio muchas cosas de nuestros vecinos. Una parte de su periodismo, incluso de su política, y desde luego a su sociedad.

Postdata:

La ausencia de Zapatero y Rajoy anima a la mitad de los diputados a ‘saltarse’ la sesión de control del Congreso.

Y un recuerdo, respecto a las formas políticas de EEUU y España.

3 comentarios

  1. Guerra sucia que implica a los medios en Portugal. Espionaje… ¿Y es otro país distinto de éste?

    ¿Hay ceses o dimisiones por esos casos probados de espionaje? Entonces no es este país

  2. Gracias por hacerse eco de Portugal. Es preocupante lo poco que importa en los medios radicados en Madrid lo que pasa a nuestros vecinos, con los que compartimos 1269 km. Uno espera que, de vez en cuando, se hable de Portugal como lo hacemos de Francia, Italia, Alemania o Gran Bretaña. Quizá no sean tan grandes, pero están más cerca que ningún otro

  3. Me sumo a los agradecimientos de jf.

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