Reivindicando a Olga Lucas

Olga Lucas acaba de publicar un libro que ha escrito junto con su marido: José Luis Sampedro. También otro del que es autora en solitario: «El vals de las orquídeas«. Ella dice ser consciente y ver lógico que todas las miradas se dirijan hacia José Luis Sampedro, uno de los más grandes y comprometidos pensadores españoles actuales. Lo comenta siempre en público y en privado. Incluso con demasiado énfasis, relegando siempre su papel.

Los periodistas no le preguntan nada a ella sobre “Cuarteto para un solista” que ha llevado años de trabajo de ambos. No es la primera vez. “Escribir es vivir” o «La ciencia y la vida» -en conversación con el cardiólogo Valentín Fuster» son otros ejemplos. 

El ninguneo de Olga llega al insulto al añadir este comentario en una entrevista donde José Luis parece superarse a sí mismo en su brillantez:

“Su esposa, la escritora Olga Lucas, 30 años menor, le sostiene en todos los sentidos. Ella es sus oídos, sus ojos y sus antenas. Pero el que piensa -y el que actúa pensando- es él”. Tampoco es la única perla: “Quisimos verle de nuevo para saber cómo saludaba, por fin, la reacción de los jóvenes. No fue posible. El celo de Olga le protege del mundo. Quizá de más. Pero gracias a ella está vivo, o eso dice él”.

Hace mucho tiempo que quiero escribir sobre Olga Lucas. Somos amigas desde hace 20 años por lo menos. Nos conocimos porque ella llamó al programa “Dos en la madrugada” que hacíamos José Antonio Rodríguez y yo los sábados en RNE. Al igual que este blog atrae a gente muy interesante, en aquel programa casi clandestino sucedía lo mismo. Olga me envío después 3 libros suyos. Dos de poemas y uno de cuentos. Desde ese momento, se convirtió en una de mis escritoras favoritas. Era una pionera en el uso de frases cortas y rotundas… llenas de contenido. Y de ironía y puede que de sarcasmo. De arrolladora vitalidad, de pasión, a pesar de su mala salud. Hasta me corrigió a mí algunos cuentos, con esas directrices indispensables que pueden cambiar tu forma de redactar. Cuatro ojos siempre ven más que dos, y mucho más cuando son sagaces. E igualmente llegó a ser una de mis pocas amigas de verdad.

Llamábamos a menudo a Olga para intervenir en el programa. Y a la maravillosa Luisa Simón que se nos fue hace ya una década sin saber los caminos de nuestas vidas y que tanto le hubieran alegrado. En dos ocasiones al menos –y por más que busco en mis viejas cintas no lo encuentro- Olga dijo que el hombre de sus sueños era… José Luis Sampedro.

Y un día se conocieron. En el Balneario de Alhama de Aragón. En 1997. El verano pasado nos escenificaron el encuentro. Cuando Olga regresó a Valencia, donde entonces residía, ya tenía una carta urgente de José Luis algunos de cuyos párrafos me leyó al teléfono con gran emoción. Imaginad qué puede ser una carta de flechazo de José Luis Sampedro. Se casaron también en Alhama de Aragón en 2003.

Olga nació en Tolouse (Francia). Sus padres, españoles, se conocieron durante la resistencia francesa contra la ocupación nazi, tras sufrir ambos el exilio de la guerra civil. El padre estuvo detenido en el campo de concentración de Buchenwald, junto a Jorge Semprún. Olga pasó buena parte de su infancia en Centroeuropa. Le sirvió para trabajar luego como intérprete de lenguas poco conocidas. En nuestras largas conversaciones (intercambiando ambas confidencias e inquietudes) me relató la larga serie de adversidades que han jalonado su vida, sus ilusiones, desgranando también su rico pensamiento. Yo siempre he visto en ella una extrema generosidad. Es uno de los muchos puntos en los que coincide con José Luis Sampedro.

Olga Lucas, premio Glauka 2010

En Cuenca, el año pasado, la protagonista era Olga Lucas, al recibir el premio Glauka que gana su prestigio en la lista de autores que lo han recibido. Allí habló de cómo trabajaba con su marido en “un proyecto común”. En realidad, el proyecto común es él, José Luis Sampedro. La recompensa de tratarle y recibir y compartir su extraordinaria humanidad, no tiene precio, pero exige en parte una renuncia personal que no todos afrontarían. Él también se siente en deuda y le desagrada que no se reconozca la labor de Olga.

Con altísimos niveles de autoexigencia, Olga se pone en tensión cuando hay un compromiso, intentando que todo salga bien, o mejor que bien. Protege en efecto a José Luis de las continuas demandas que, por su número, se ven obligados a seleccionar. Y eso no resulta “simpático” a los periodistas si no obtienen todo lo que desean en apremiante urgencia. Él tiene 94 años y nada más que demostrar, que ya ha sido y es mucho. Queremos que nos dure. Porque otra obsesión periodística es preguntar a Sampedro por la muerte, cuando en sus labios lo que destaca es el canto por la vida. A quienes le profesamos un inmenso cariño nos duele, tememos el día que ocurra. Pero hay quien vive 100 años y más, y quien, sin saberlo, morirá a cualquier edad mañana. Tan bueno como contar con él, sin embargo, es dosificarle en su propio bien y quizás buscar nuevos filones de brillantez… aunque tengan 30 años menos.

Olga es de una fortaleza poco común, de quienes se esfuerzan en tenerla pese a los elementos adversos, y a la vez, sensible y vulnerable. Tanto ella como él provocan el deseo espontáneo de un abrazo cálido. Son buenos los apoyos.

Otro cuarteto entrañablemente unido: Juan José Mardones, José Luis Sampedro, Olga Lucas y yo

Me gusta especialmente el poema de Olga Lucas “La espera” de su libro “Poemas de andar por casa” publicado en 1993.

Larga espera la vida,

Espera constante y perversa,

Febril, despiadada,

Infatigable y agotadora.

Siempre espero.

A veces, con la molesta extrañeza

De no saber qué espero

Y la temerosa sospecha

De que nada hay que esperar,

Solo la tristeza azul de la noche

Y un penar sin lágrimas

En hondo suspiro de resignación”.

La noche se le inundó después de sol, con nubes y nubarrones a veces, pero privilegiada y esplendorosa pese a todo. No estaría de más que fuésemos algo más justos con Olga.

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13 comentarios

  1. Me gustan las mujeres que hablan bien de mujeres. Me gusta leer que al lado de cada hombre importante hay una mujer tan importante como él. Me gusta saber que las amigas de mis amigas son inteligentes, sensibles… que se enamoran y persiguen el amor, que leen y saben interpretar de forma magistral sus lecturas… Y que escriben sobre tantas cosas y en tantos registros, y también sobre resignación sin resignarse nunca… Me gusta esta entrada, me gusta Rosa Maria Artal y, desde luego, ha empezado a gustarme muchísimo Olga Lucas.

  2. +1, completamente de acuerdo.

    Me parecio un «micromachismo» severo esa frase, insultante, completamente innecesaria e injustificada por el contexto, cuando leí la entrevista.

  3. Virginia

     /  13 junio 2011

    Cuanto me ha gustado que hables de ella, de Olga, por fin.
    me costó un disgusto con una persona de mi familia, al meter con cierta «viborez» que estaba secuestrado por ella y que no le dejaba hacer nada….que eso es lo que corría por algunos ambientes de la universidad….
    Ni siquiera algunas mujeres pueden ir más allá de sus narices.
    Te felicito por este gran homenaje y tributo a una mujer que también es poeta, escritora de cuentos y además protege su relación como ella estima oportuno.
    Y te felicito por tu gran generosidad como escritora y periodista sensible y solidaria con las mujeres que son atacadas y ninguneadas por estar al lado de hombres grandes, siendo ellas grandes al unísono.
    Un abrazo Rosa

  4. Comparto en su totalidad lo escrito por Àngels.

    Y a ti te agradezco, querida Rosa, que nos des a conocer estas maravillas. Voy a buscar libros de Olga, pues el poema que nos has ofrecido es precioso, de una sensibilidad muy grande.

    Besos.

  5. Muchas gracias por alabar a esta mujer admirable soy una fan de los dos, pareja maravillosa.

  6. Víctor

     /  13 junio 2011

    Suscribo todo lo dicho por Angels pero añado que también me gusta mucho Angels. Siempre consideré la amistad como un arte porque es lo que transmite con más verdad lo que es la belleza. Este post es una maravillosa muestra. Una obra de arte.

  7. Yo no la conocía ,y me ha parecido por ello, un post muy interesante.Esclarecedor,y gratificante a la vez.Gracias rosa María.Un saludo.

  8. Cuna del Cea

     /  13 junio 2011

    Que guapo el just like a woman, dentro de poco: A hard rain it´s gonna fall; fuerza compañer@s

  9. Los descubrí en Documentos tv, una pieza llamada Un amor singular y son la viva imagen de la felicidad. En ella se nos mostraban historias de amor diferentes, poco comunes y que suelen provocar rechazo. Allí estaban ellos, con 30 años de diferencia y habiéndose conocido cuando uno ya tiene mucho peso en la espalda. No se mencionaba, y yo lo desconocía, la faceta artística de Olga pero sí se reconocía su importante labor más allá de cuidar a Sampedro, lo llenaba de gasolina (hasta ellos bromeaban que repostaban al abrazarse) y hace que él siga mostrando esa enorme vitalidad que nos consuela, o por lo menos a mí, ya que nos permite pensar que es posible el cambio, y no sumarse a la desidia y desesperanza ni al cinismo imperante heredero del laissez faire laissez passer que nos ha llevado a este horrible punto.

  10. Soto

     /  14 junio 2011

    Hola,Rosa y amigos contertulios:
    Estupendo post,con una linea argumental preciosa,muy justa con el papel de muchas mujeres ,las cuales «son la verdadera cocina de la creación de sus hombres»,sin ese acompañamiento,sacrificando a veces su propia creación muy valiosa. la aureola de sus compañeros se veria debilitadaA este Post se le añade el contenido del comentario(tengo también mucha «debilidad» por ella) de Angeles Martinez,y, el Post de matricula pasa a Matricula de Honor.me encanta el comienzo de Angeles …(«Me gustan las mujeres que hablan bien de mujeres»)….me gusta y me alegro que lo realce,porque es una cosa que me fascina y me inquieta la mucha competitivadad y celos entre las mujeres ,sabiendo y valorando la mucha valia del cerebro de las mujeres,pero,si,si, me extraña » el no muy buen rollo entre ellas» ,debida a «una rivalidad que se me escapa ,puede que tenga un transfondo sociologico y cultural importante.
    Espero ,también ,que me supiera explicar y que mis » verbas «no puedan suponer extrañeza.
    Apertas agarimosas

  11. La verdad es que Jose Luis Sampedro muestra en la entrevista no solo brillantez sino genialidad, una virtud poco comun de la que solo podemos aprender.

    Sobre el firmante de la entrevista, poco que decir. De una lectura pausada puede deducirse incluso mala fe en sus palabras.

  12. Exquisitamente entrañable esta entrada. Gracias por darnos a conocer a Olga. Siempre es motivo más que justificado parar, reflexionar acerca de la sensibilidad, el amor, la muerte, y de la mano de la prosa, de la poesía, de la literatura, en suma…

    Un placer. Que agradezco.

  13. Isabel García Alonso

     /  14 junio 2011

    De todos modos sí es llamativo que en la citada entrevista el profesor no haya dicho una palabra sobre la reacción de los jóvenes, ni siquiera se le haya preguntado. El periodista atribuye el silencio a Olga Lucas, quizá debiera haberlo expuesto de manera más objetiva, sin envolverlo en valoraciones «poéticas», así no le habría salido «una perla» sino una información.