El «debate» nuclear

  Garoña ha desatado un «debate» en el que la nueva muletilla es que el tema está politizado. Ya estamos con la «equidistancia»: «éste dice, el otro dice, están en el mismo plano, elija el consumidor a su gusto». Al igual que sucedió con el cambio climático, a la defensa de la producción nuclear -en este caso- se apuntan opinadores vinculados o entusiastas de empresas posibles beneficiadas con ganancias económicas, así que en realidad es un debate comercial.  No emite CO2, pero no es limpia: sus residuos son una bomba de relojería que permanece en nuestro suelo miles de años. Y ni un sólo técnico serio puede certificar que alguna técnica conocida ahuyente la posibilidad de accidentes irreparables. Es cara (y productiva… para particulares). Invierte al menos 10 años en pasar de proyecto a realidad. Y se basa en el uranio, un elemento que también -como el petróleo- dará problemas de escasez (y especulación)  a la larga.

    Una medida con mayor visión de futuro -para no dejar un mundo imposible a nuestros descendientes- es buscar energías alternativas de productos como el sol o el aire que sí van a permanecer y, especialmente, crear otra cultura del ahorro energético porque todas las energías se pierden sin tino.

   Hablé de todo ello hace unos días, pero dado el ataque, sin precedentes, de los pronucleares, en foros políticos y medios de comunicación, repito el post:

Concentraciones en Garoña (Burgos) ante la duda de que la central nuclear que alberga sea cerrada. El informe del Consejo de Seguridad Nuclear ha avalado por unanimidad que la central prolongue su actividad durante diez años más, tras haber llegado a término la vida que se le proyectó. Inaugurada en 1970, es uno de los 8 centros españoles de producción de energía eléctrica a través de reacciones nucleares que generan calor. Zapatero incluyó en su programa el cierre de estas industrias, gradualmente y al cumplir su tiempo estipulado, pero tanto la derecha -sin fisuras-, como grandes personalidades del PSOE apuestan por este sistema energético. Ante los problemas que está dando el petróleo, cada vez son más los que se inclinan por la producción nuclear. La memoria es frágil, y los intereses muchos, el extremo debate que hubo en su día, se ha diluido.

Este tema fue uno de los primeros que abordé en Informe Semanal hace muchos años. En aquellos tiempos, había incluso insignias con el lema: “Nuclear, no gracias”. Vas a las centrales y te muestran con detalle su funcionamiento y los sofisticados sistemas de seguridad que poseen. En Valdecaballeros (Badajoz) –ya abandonada-, casualmente, se produjo, sin embargo, un momento de tensión y de prisas ante nuestra presencia. Pero nada grave sucedió.

La energía nuclear tiene dos graves inconvenientes. El primero son sus riesgos inherentes a toda actividad humana, pero que, en este caso, al trabajar con material tan delicado, pueden conducir a consecuencias devastadoras. El segundo son sus residuos, radiactivos hasta el fin de los días, que han de ser guardados en recipientes cerrados herméticamente. A cambio no produce contaminación atmosférica, y sí grandes beneficios económicos.

Ek 26 de Abril de 1986 se produjo el más grave accidente nuclear de la Historia, en Chernobyl (Ucrania), la radiación que se liberó fue 200 veces mayor que las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Los efectos se extendieron a varios países de Europa. Sólo murieron directamente 31 personas, pero aún pagan las consecuencias. Miles perdieron la vida, después, y miles han sido afectados por graves malformaciones, los ucranianos aún deben pensar si arrojan un hijo al mundo que les ha tocado vivir. Chernobyl hoy es tierra quemada que ya no produce alimentos sanos. Visitar la zona requiere pasar por el Consejo de Energía Nuclear español al regreso y ver si la radiación acumulada en el cuerpo supera los límites permisibles, porque se sigue adquiriendo. Varios países ponen aún veto a exportaciones ucranianas.

Y luego están los residuos, bombas auténticas guardadas en nuestro suelo..

Dado que España exporta tres veces la producción de Garoña, yo aconsejo al millar de trabajadores de la Central, su comité de empresa y sindicatos, al alcalde y a toda la población temerosa de perder su fuente de ingresos, que emigren a Chernobyl, donde serán muy bien recibidos porque allí ya no quiere vivir nadie de fuera y pueden ayudarles a reconstruir lo devastado. Al menos, que visiten Chernobyl. Niños de la zona son traídos a España en intercambio durante los veranos para que respiren otro aire, y algo de la normalidad que nunca han conocido.

Se ha culpado de este accidente a la desastrosa gestíón soviética. Pero ni uno sólo de los defensores de la energía nuclear garantiza que no se van a producir fallos irreparables.

No os perdáis este reportaje de Pedro Soler:

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20090122/chernobil-memoria-reportaje-informe-semanal-emitido-abril-2006/484837.shtml

    Y ved los jugosos comentarios que suscitó:

   https://rosamariaartal.wordpress.com/2009/06/10/nuclear-no-gracias/

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