1990, la revolución de la banca española

En 1990, hace 20 años, los bancos españoles iniciaron una revolución con las llamadas “supercuentas”. En realidad lo hizo el Santander, el peor situado entre los grandes, y hoy –casualmente– el primero de ellos. Un avispado gestor, José Ángel Sánchez Asiaín, había sacudido poco antes los cimientos de los chicos de Neguri, desde la otra orilla, propiciando –a costa de su carrera- la fusión entre el Banco de Bilbao y el Vizcaya. Fue un pionero de las fusiones –con la mejor intención pienso- que en EEUU lograrían cambios legislativos hasta llegar al vía crucis que nos han hecho –y nos hacen- padecer.

Los bancos españoles en 1990 llevaban 5 años con cifras récord de ganancias –hasta del 47% más que el ejercicio anterior-, lo que nos sorprendía a algunos con un gobierno socialista –el de Felipe González-.

Este reportaje me parece muy revelador –es el tramo final-. Las condiciones en las que operaban los bancos españoles en relación con el resto de los europeos (ley del embudo). El desmadre español de las sucursales bancarias. Ya os recordé que España ha venido siendo el país con más oficinas de este tipo ¡del mundo! El del endeudamiento privado. La elevada cuantía con la que nos prestaban el dinero (hubo épocas en las que llegaron al 27%, como se ve en el minuto 5,42), comparados con Europa. O la aparición de rostros que luego serían decisivos. Y, quizás, sobre todo, lo poco que nadie recuerda ya aquella «revolución histórica» que, probablemente, sí lo fue de otra manera.

Recién derribado el Muro de Berlín apenas nadie cuestionaba las bondades del liberalismo y, tanto los consumidores, como yo misma en la conclusión, nos creímos -con patética ingenuidad- que la banca renunciaba a parte de sus ingentes ganancias para modernizarse y dar mejor servicio a la sociedad. Remuneraban las cuentas hasta con el 14% de interés ¿dónde, por ejemplo, se encuentra esa rentabilidad segura ahora?

 

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