… Para acabar en la ultraderecha

  Javier Valenzuela escribe hoy «Del antisemitismo a la islamofobia»… para acabar, pues eso, en la ultraderecha que asusta menos. Dice Javier:

La doble matanza perpetrada en Noruega por el ultraderechista Breivik no es un suceso aislado, es una espantosa manifestación del ascenso en Europa y Estados Unidos del odio al musulmán como bandera de enganche de los que reivindican la mítica pureza de la aldea primigenia occidental, aquella dominada por el campanario. Heredera de la reacción del siglo XIX y el fascismo del siglo XX, esta visión va acompañada, por supuesto, del rencor contra la izquierda ilustrada y universalista, «cómplice» hoy de los musulmanes como ayer lo fue de los judíos.

No es solo que partidos de ultraderecha obtengan buenos resultados electorales en Noruega, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Austria, Francia, Hungría e Italia; es que su agenda de satanización de los inmigrantes musulmanes impregna crecientemente a los partidos conservadores del establishment. Incluso en España, los avances de grupos abiertamente islamófobos en Hospitalet, Santa Coloma, Mataró, Silla o Alcalá de Henares, la simpatía por el populismo xenófobo de votantes de las derechas españolista y catalanista tradicionales y los ladridos matamoros de esos que José María Izquierdo llama cornetas del Apocalipsis, siembran serias dudas sobre el dogma de que nuestra democracia está inmunizada contra la ultraderecha. Es significativo que diarios españoles presenten estos días a Breivik como «un loco aislado», a la par que piden que «no se criminalicen sus ideas».

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