Chapuza, incompetencia y voluntad

El objetivo era imprimir una frase significativa en una camiseta: “La incompetencia suficientemente avanzada es indistinguible de la mala voluntad”, una frase que mi hijo encontró en www.microsiervos.com y que nos gusta a ambos especialmente, por razones obvias. Encontré una perfecta: roja, ribetes azules, gran calidad y muy barata por las rebajas. Era la única que quedaba en la talla adecuada. La llevo a una tienda. Me hacen regresar con la frase en archivo de pen drive, y diseñada por mí -¡dios mío!- en cuanto a tipo de letra, color y composición. Hago lo que puedo.

-Probablemente necesitemos poner un recuadro debajo de la frase, me dicen en la tienda.

No entiendo bien por qué, pero concluyen:

-No se preocupe, la pondremos en rojo y no se notará.

Me llaman para que pase a recogerla. Pregunto cómo ha quedado…

-Bien, el recuadro es un poco anaranjado, pero parece hecho a propósito.

-¡Naranja, sobre rojo y letras azules!, clamo. Pasaré a verla y decidimos qué hacer.

Al cabo de un cuarto de hora, vuelven a llamar para anunciarme que la van a repetir, que comprarán ellos una camiseta igual y la serigrafiarán de nuevo. ¿Y dónde la van a encontrar? Sólo quedaba una.

Llegada a la tienda, me encuentro con este resultado:

 

incompetencia 002

Les pido que me la dejen un momento para hacer una fotografía. Aceptan y, apresuradamente, le hago un par de tomas antes de que se arrepientan. Recorro, a continuación, todas las tiendas de la cadena de ropa en Madrid. Podía haber intentado otro modelo, pero no sería tan buena, ni tan barata, me dije. Y la encuentro. Allí la dejo y también el relato de esta anécdota por el momento.

Dedico a la chapuza española un amplio capítulo de mi último libro, porque es algo que me preocupa. Sus ejemplos suelen provocar cierta hilaridad, como si fueran chistes,  cuando resulta que definen el grado de responsabilidad de quien los practican, su interés por lo que tiene entre manos, y cuánto se preocupa por el destinatario de su trabajo, por los demás  en definitiva –esencia de la buena educación, de la civilización-.

Históricamente, la chapuza tiene un antecedente de gran calado. Año 1.588. Felipe II envía una flota grandilocuentemente denominada “La Grande y Felicísima Armada” -que terminó por ser conocida como “La Armada Invencible”-, a derrotar a Inglaterra. Perdió la contienda, pero no porque el ejercito inglés fuera superior, sino por la cadena de chapuzas e imprevisiones que jalonaron la empresa. No ha habido escarnio mayor en nuestra trayectoria épica.

Y así hemos seguido. Probablemente, volveré con ejemplos en muchas más ocasiones en este blog, pero casi es innecesario: no habrá un solo lector que no haya experimentado la sensación de ser víctima de una chapuza. De una cadena de chapuzas, más bien. Una sociedad organizada consigue que la chapuza de un individuo dentro de una organización, sea supervisada y estructurada, para convertirse en una chapuza colectiva, con el concurso de varios profesionales para conseguir una birria.

Si algo no le perdono –en un recóndito lugar del corazón- a Felipe González es que la víspera de las elecciones de aquel 28-0 del 82 dijo: “recuperemos el gusto por el trabajo bien hecho”. Recuperar algo implica haberlo tenido alguna vez, pero olvidé el pequeño desliz ilusionada con la idea de que la España cotidiana ¡por fin! funcionaría. Y no fue así. Y aún persiste en ello. Diría que ha empeorado.

Y, sin embargo, siempre encuentro islas entre la desidia. En todas partes. Una chica de la tienda (imprenta/papelería), me aseguró que el nuevo intento quedaría bien. Con una firmeza nacida –me pareció creer- del bochorno de haber elaborado una chapuza con una frase que era un aldabonazo contra ella. En efecto, estaba perfecta, como veréis más abajo. Y sin recuadro alguno. Ella tenía la voluntad… de cumplir.

-¿Cómo lo has conseguido?, le pregunté algo asombrada.

-Se lo he mandado a otro proveedor, me dijo con orgullo.

zoo 230

13 comentarios

  1. En cuanto a resultados finales, probablemente así es. Un pragmático, un empresario serio o un trabajador productivo pueden pensar y concluir así.

    Pero no es lo mismo incompetencia que mala voluntad. Lo primero es involuntario, y muchas veces escapa al alcance del afectado, más cuanto más avanzada esté. Pero lo segundo es malintencionado adrede, con el objetivo de causar daño a los demás.

    En internet hay miles de frases de este estilo y parecidas intenciones. Los sabios de la historia también dejaron su granito de arena. Es incompetencia no recordarlos y llevarlos a cabo, y verse desbordados por los acontecimientos, y es mala voluntad obviarlos para que no influyan en el devenir de los acontecimientos y obtener lo que se espera obtener a costa de beneficios comunitarios.

    Esta frase sólo tiene su sosa cáustica dentro, y disuelve tanto lo bueno como lo malo… Tras haber echo su efecto y no dejar piedra sobre piedra, lo más porbable es que vuelva a surgir sólo lo malo.

    Doña Rosa, aprovechando este comentario, y dado que no he encontrado medios de ponerme en contacto con Vd. en privado, quisiera pedirle permiso para enlazar este su blog en el mío. El criterio que sigo son mis participaciones.

    Un saludo.

  2. rosa maría artal

     /  31 agosto 2009

    Por supuesto, Arturo. Gracias por enlazarlo.

  3. Yo, más que de mala voluntad, hablaría de ausencia de voluntad, de desidia, de falta de interés en mejorar…

    A veces -más de las que quisiera, en el fondo- me encuentro con personas que ya tienen tan incrustado su concepto de incompetencia que se escudan en su «es que yo soy así» y ya no hacen nada por aprender, ni por enmendarse ni por mejorar, y eso a mí me resulta especialmente frustrante a la hora de tratar, y no digamos trabajar, con ellas.

  4. Evidentemente la incompetencia no es lo mismo que la mala voluntad. La mala voluntad implica que sobre el conocimiento de una actividad se haga defectuosa a sabiendas, la incompetencia no. La incompetencia implica desconocimiento de una actividad remunerada ó delegada por otros en confianza, implica incapacidad de sobreponerse a éste no saber, desprecio a las consecuencias de ejercer esa actividad y fracaso. La incompetencia es egoísta y el egoísmo es un estado mental, mientras que la mala voluntad lleva implícita una eventualidad.

    «En la vida histórica española no se cumple siempre el principio de Peter: “Todo empleado inserto en una jerarquía tiende a ascender hasta el nivel de incompetencia” Aquí se puede seguir ascendiendo mucho más arriba del nivel de incompetencia. Cabe incluso que, si el fracaso causa algún efecto significativo, sea en son favorable y simpático. Nada está peor visto que la capacidad y el éxito.» ( Pedro Voltes)

    La excelencia no admite el regateo, se ha de pagar su valor, por lo que en un pueblo acostumbrado a los chalanes, ropavejeros y amigos de la rebajas en todo tiempo, preferímos lo defectuoso ya que es más «democrático», porque es más facil forzar a ser incompetentes «por entropía» a unos cuantos que profesionales a todos.

    Saludos,

    p.s : Hay a bajarse del púlpito y remangárse (Yo tengo confianza en esto..)

  5. susoman

     /  1 septiembre 2009

    La incompetencia no es lo mismo que la mala voluntad si atendemos a sus orígenes, a si hay intencionalidad o no detrás del comportamiento. Una distinción muy judeocristiana, pero si vamos a lo que importa, a sus efectos, para el que las sufre, incompetencia grave y mala voluntad son virtualmente indistinguibles.

    Un ejemplo de ayer mismo. Mi pareja está vaciando su antigua casa, contrata una furgoneta de mudanzas y, entre otras cosas, sacan varias bolsas de ropa usada. Un problema en Madrid, ¿dónde tirar la ropa?. Se toman la molestia de ir en caravana, ella en su coche guiando a la furgoneta, hasta un punto limpio: ganas de ser legal y hacer bien las cosas.

    Pues bien, el operario de la recepción dice que no pueden admitir la ropa. ¿La razón?: porque la traen unos profesionales, y el punto limpio es para que vayan los particulares. Los profesionales necesitan sacar un permiso previo que…

    -Entonces -sugiere mi pareja- si sacamos las bolsas de ropa de la furgoneta, y las metemos en mi coche ¿ya podría dejar las bolsas?

    -Hombre, así tan descarado…

    -¿Y se le ocurre alguna alternativa?

    -Pues pueden ir dejando las bolsas poco a poco en los contenedores de por ahí…

    El acabose, el empleado municipal incita a mi pareja a cometer una ilegalidad: en los contenedores amarillos hay un cartel que excluye claramente el vertido de ropa.

    Finalmente, los de la mudanza se hicieron cargo de la ropa. No quiero saber qué hicieron con ella, y además me importa un bledo. Esta ciudad que es hostil al comportamiento cívico que no cabe en los cauces de una burocracia esclerótica, no merece mi preocupación.

  6. Todo es relativo. Después de haber estado 15 días en Egipto me he dado cuenta de lo que realmente significa el termino incompetencia. En España somos auténticos maestros en lo que hacemos…. incluso en lo que no hacemos.

  7. Liberto

     /  1 septiembre 2009

    Estoy más que de acuerdo con la frase porque he tenido multitud de ocasiones de comprobar su verdad, pero España no es la campeona del mundo en incompetencia, con toda seguridad. Echando cohetes yo diría que como mucho ocupa un puesto entre los 20 primeros, lo que ya es meritorio. Aquí en Suiza me he topado con casos que te dejaráin asombrado. Y ya me gustaría a mí tener aquí a un fontanero como el que tengo en Málaga.

  8. No me parece tan terrible que lo haya enviado a otro proveedor, digo, ella es consciente de que pierde dinero enviándolo a otro proveedor, por tanto si cada vez que se equivoque tiene que enviarlo a otro sitio y perder dinero o no ganar tanto pues no tendría sentido, quizás para entregártelo a tiempo a tenido que recurrir a esa solución por que de haberlo intentado ella no hubiese estado a tiempo. También esta la posibilidad de que su equipamiento no tengan la capacidad de realizar este trabajo que le pediste y antes que hacer una chapuza prefirió entregar un buen trabajo, aunque su parte fuese la de gestión y no la de elaborar. También se puede ser chapuzas gestionando, escenarios:
    a) Me paso 3 días intentado a que me salga el resultado deseado con mi equipamiento y hago que el cliente mas tiempo del plazo que le prometí
    b) Cumplo el plazo recurriendo a otra empresa y no quedo mal frente al cliente.

    Ademas hay que valorar la sinceridad, no hay que ser un genio para saber que quedas mejor diciendo «me costo mucho trabajo hacerlo» a «no lo hice yo», que te digan la verdad se debería valorar bastante que hoy en día eso no abunda.

  9. Creo que el sector mas chapucero es de la informática, sobre todo tiendas. Compré un ordenador, lo llevé cuatro veces a arreglar, me cambiaron de todo y al final me lo devolvieron averiado. Resignado lo lleve a casa, ajuste bien las piezas y funcionó. es solo una del as muchas anecdotas de las tiendas a las que e ido.
    Casi siempre se piensa en poner el negocio antes de saber atenderlo correctamente.
    de todas formas la chapuza ya es tradicion, y al que hace las cosas bien se le llama perfeccionista, eso dice mucho del nivel de chapuzas de este pais.
    saludos

  10. Buenos días,

    antes que nada felicitarte por la labor que realizas, y que atesora que con el tiempo podemos decir las cosas sin tapujos, lástima que no seamos más rápidos en llegar a ese punto 🙂

    Bueno, entrando en harina, y hablando como diseñador multimedia/gráfico, creo que TODO lo que se comenta parte de una premisa incorrecta; y olvida una premisa anterior a la incompetencia, y que se ve perfectamente reflejada en el ejemplo que pones: la ignorancia.

    Me refiero a ella y a la tendencia española a «no preguntar por no parecer tonto». Me explico.

    La premisa de partida es realizar una camiseta que SÓLO contemple unas letras (sin fondo). Todo parece indicar, a la vista del primer intento y de la costumbre de buscar la opción más barata (típicas camisetas de despedidas de soltero) se optaba por la opción «transfer», nombre que se le da a un estilo de parche, de calcamonia, que SIEMPRE se imprime en forma cuadrada. Sabiendo esto, el resultado encaja, y era un despropósito pretender que coincida el rojo que pretendían imprimir de fondo con el de la camiseta, y si coincide, ¿que lo hará, hasta el primer lavado? 😛

    Aquí el problema es que no han sabido informar, preguntar o analizar necesidades. Supongo que se entiende lo que comento.

    Otra cosa también típica de españa es que hay gente que trabaja bien, y todo el mundo los tiene localizados; profesionales que piensan, tienen empatía y interpretan sus encargos. Este es el segundo proveedor, que viendo lo que se buscaba habrá impreso la camiseta en «serigrafía», dónde si se puede imprimir la forma que quieras, o en «transfer» pasándola por un plotter para cortar sólo la parte necesaria. Cuenta que al proveedor, al final más o menos le supone los mismos gastos.

    En definitiva, que entre el no preguntar, y el no pensar así nos va 🙂
    Un saludo, y esperemos que esta iniciativa se vaya transformando en un fin cada vez más grande y que nos ayude a apuntalar el futuro, que organizarnos en proyectos útiles bien nos hace falta.

    P.D.: otro detalle español, es que a veces sacamos conclusiones muy superficialmente (de lo cuál yo peco también) ^_^

  11. Eyeclipse, estamos de acuerdo.

    No digo tanto como la ignorancia.., pero el sacar conclusiones de la superficialidad de un mensaje ó idea, suelen llevar a errores en su apreciación ó transcendencia.

    Pd: Hoy, entre otras cosas.. , he aprendido sobre serigrafía, además de ratificar mis pensamientos sobre otras.

    Saludos,

  12. Rosa,

    Aunque deslucido el interés, por segundón.., me gustaría disponer de tu beneplácito para enlazar tu blog. Bien es cierto que esto daría a entender una comodidad que pudiera ser mal entendida.. y que es cosa que desde aquí, rotundamente desmiento.

    Gracias,

  13. rosa maría artal

     /  2 septiembre 2009

    Encantada, gracias.

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