Se inicia con los Sanfermines y termina con la Tomatina, dos edificantes muestras de la elegancia popular española. Entre la sangre de los toros y la de los tomates transcurre el verano. Los políticos se broncean, algunos emulando a los sufridos ciudadanos de Botswana, y, en el caso de los del PP, la estética –y los modos- de Zaplana. Casi todos los ciudadanos se broncean y regresan a atestar de tráfico las ciudades, las tiendas, el aire. Ya están aquí, han vuelto. Nadie nos librará por 9 meses, con ligeros paréntesis.
La primera fruta del nuevo curso en caer ha sido Esperanza Aguirre hablando de las escuchas, enterradas en su ausencia por su partido.
Han vuelto… ¿O no?





