Una democracia seriamente tocada

España registra una profunda degeneración de sus élites, del cuerpo troncal del país. El Tribunal Supremo ha paralizado cautelarmente la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos preservando los derechos de la familia. En tanto se solventan los recursos,  el dictador continuará enterrado en sagrado y en gloria para seguir pudriendo esta peculiar democracia. El alto tribunal ha llegado en su argumentación prácticamente a legalizar el levantamiento militar. Considera a Franco jefe de Estado desde el 1 de octubre de 1936, cuando lo nombraron los militares sublevados.  Y en el juicio del procés, la Fiscalía afirma en sus conclusiones que lo que hubo en Catalunya fue «un golpe de Estado». Ni intento siquiera, golpe. Así anda la democracia española de tocada.

Todo se resiente. El nefasto espectáculo que están sirviendo políticos carentes de mayorías para gobernar es otra parte del cuadro. Hay que negociar pactos de gobierno y muchos de los que se plantean pervierten la voluntad popular. En todo acuerdo se cede, desde  luego, pero en algunos casos es demasiado ceder si realmente existe una discrepancia ideológica y de objetivos y no una afinidad.

Ciudadanos hace equilibrios en el alambre con un plato en cada mano mientras la hinchada neoliberal –política y sobre todo mediática si es que son diferentes le anima conteniendo la respiración. Neoliberal o del sistema de privilegios y apoyos que aquí rige. Y dice Ciudadanos que no van a negociar nada con Vox, que si acaso la «vía andaluza». Es decir, el acuerdo a tres con los naranjas de tapadillo, silbando allá arriba a ver si no lo vemos. A tres, cada uno de ellos imprescindible.

Y va Vox y dice que ese papel no le gusta y presenta una enmienda a la totalidad a los presupuestos de Andalucía. Ese Vox del que nos informan los medios sin cesar porque, como hablan mucho y dicen cosas muy llamativas, son como el abalorio con brillos para el periodismo de declaraciones.

El PP, con los escasos votos logrados, simplemente ve cómo los coloca mejor. Es socio preferente de Ciudadanos, dicen los de Rivera dando otro paso en el alambre colgado a muchos metros de altura. Con red, grandes y pequeños medios siempre se la prestan.

El PNV ha estado coherente al advertir a Pedro Sánchez que si pacta con Ciudadanos no cuente con sus votos. Ha salido del suspenso casi general.

El PSOE ha dicho que quiere un ejecutivo monocolor frente a las pretensiones de coalición que pide Unidos Podemos por boca de Pablo Iglesias. Ocurre que los resultados electorales no hay que mezclarlos para que no den resaca, salvo los de UP. Cuyos 3.700.000 votos en las generales parecen haberse subsumido por el batacazo de municipales y autonómicas.  Y surgen voces más sueltas. Emiliano García Page ha dado al PSOE  en Castilla- La Mancha una de las dos únicas mayorías absolutas y se siente reforzado para animar a Sánchez a acercarse a Ciudadanos. Su ultraliberalismo, ultranacionalismo español con el «a por ellos» por bandera, medidas de corte autoritario, no incomodan al barón del PSOE. Ni a muchos otros del gran aparato de poder instalado en España.

Y otra vez Unidos Podemos, Podemos, Pablo Iglesias en el punto de mira. No oye la contestación interna, leemos, oímos, vemos, interminablemente. Interna poco, hablando con propiedad, las voces críticas ya fueran externalizados o, básicamente, se externalizaron por sí mismas.  Y ahora surgen redobladas en el momento preciso que se negocian los gobiernos.  Aquel grupo de amigos que  se animaron a formar Podemos parecen ignorar que cinco millones de votos de izquierda que les siguieron están más interesados en lograr políticas de izquierda que en ver dónde asientan ellos sus traseros.

Portadas, monográficos, columnas, artículos, tertulias, barras de bar… Otra vez. No sé si se habrán enterado de la última primicia: los rusos han seguido viniendo los rusos.  A lomos del mismo redactor que nos las sirvió en su día en El País. Ahora en ABC y aliados con… sí, Unidos Podemos en el sibilino intento de adueñarse de la UE. Es otro símbolo de la decadencia del sistema que este presunto periodismo político representa. Luego la Asociación de la Prensa de Madrid les da premios, una y otra vez,  y la mayoría se calla.

Nada interesa más que la crisis de Unidos Podemos. El PP se ha reventado a medio partido, como lo hiciera el PSOE de Sánchez tras la encerrona que le plantaron. Añadan en el PP los caídos y retirados por sombras de corrupción, además. Dolores de Cospedal tuvo que apearse tras haberse difundido, como por casualidad, sus tejemanejes con el comisario Villarejo, incluidos «trabajitos» de espionaje y destrucción de pruebas. Ya ven, esto los colegas lo recuerdan menos.

Pero sin todo este espectáculo sería más visible el poder en la sombra del poder judicial. Los Marchena, padre e hija, los Lesmes y su círculo de poder sin control que cuentan en detalle Elisa Beni y varios otros columnistas de eldiarioes.

Y no pasaría como la seda que la Fiscalía tilde de Golpe de Estado celebrar un referéndum. Ni los largos encarcelamientos en prisión provisional para los políticos  independentistas. Ni las maniobras para privarles de la voz que les dieron las urnas. Ni tendríamos a un presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, Fundador de Forza Italia, que actúa a modo de «portero de discoteca» para impedir el paso a diputados elegidos en España.  Ni siquiera consultó a sus vicepresidentes, decidido, por su cuenta, a negar la acreditación a Puigdemont en algún intercambio de favores.

Y luego está la cúspide. El jefe del Estado actual, el Rey Felipe VI, ha esperado a que el Tribunal Supremo impida a Jordi Sánchez acudir a la Zarzuela en representación de Junts per Catalunya, para iniciar la ronda de consultas de cara a la formación de gobierno.  Es el mismo jefe de Estado que torció, ostensiblemente, el gesto porque una bandera no estaba suficientemente tensa en su izado.  Hijo del rey que se retira de la vida pública, con inmunidad, y en olor de incienso mediático.

Y Franco sigue en el Valle de los Caídos. Porque nada se hizo antes. En cuarenta años, nada se hizo para restarle su lugar prominente en España. Nada o poco se hizo en asuntos similares. Y así estamos. Para lograr objetivos no hay como poner los medios adecuados.  No puede haber verdad más lógica.

 

*Publicado en eldiario.es el 4 de Junio de 2019

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