«Con la pata quebrada» es un documental de 83 minutos que realizó hace 3 años (2013) Diego Galán. Un montaje con fragmentos de 180 películas españolas de ficción y documentales, en el que Galán sigue la evolución de la imagen de la mujer en el cine español desde los años 30 del siglo XX hasta ahora.
Lo vi este sábado en La 2 porque me avisaron. Gracias a Verónica Escribano. Merece la pena. Es toda una historia del machismo español con todos sus aditamentos. Asombra el nivel de desprecio e insulto que se ha dedicado a las mujeres a lo largo del tiempo. Asombra que no haya sido un clamor el constatarlo. La catadura de quienes lo perpetraban. Hombres y mujeres. El retrato de una sociedad lamentable. Explica mucho de cómo somos. Porque ese poso educacional está ahí. Y cuando aquel franquismo letal para la mujer abre la mano es para entrar en el infumable cine de la caspa y la chabacanería que fue el destape. No señores, tampoco era eso. Cierto que hubo cineastas que trataron la problemática de las mujeres, que se arriesgaron por realizarlo y darlo a conocer, pero el balance es desastroso, demoledor. Demasiado en pie nos mantenemos con esta letanía que nos «formó» durante tantos años. El modelo pervive en la derecha española, a poco que se raspe sale con toda su virulencia.
Pasen y vean, pasen y vean para creer la cantidad de barbaridades que España dedicó a las mujeres. Está todo, hasta cómo alentó el maltrato.
Se encuentra aquí, pinchando, en la web de RTVE hasta el 8 de Agosto, dicen.
Carmen Caballero
/ 25 julio 2016… y de ahí venimos… !!Lo malo es que, en algunos casos, o por un tiempo, «interiorizado lo aprendido» y quisimos compatibilizar todo: obligaciones familiares, laborales, todo y a la vez a costa de nuestra salud, libertad, promociones profesionales, etc. etc. Algunos hombres también interiorizaron lo aprendido… y ahora qué..?. ¿De dónde salen las cifras de agresiones a las mujeres..?. ¿La tele sigue con su labor de enseñanza sobre lo que debe ser una mujer.., en los concursos, la publicidad…?.
Manel Artero
/ 25 julio 2016Reblogueó esto en El Día a Diarioy comentado:
El documental es de obligado visionado.
Y entristece verlo, la verdad.
Lo más triste, sin embargo, es lo poco que hemos cambiado.
Maolico Güenosdías
/ 26 julio 2016De acuerdo contigo, Rosa, y excelente documental, muchas de cuyas películas vi en mi niñez y adolescencia.
Relacionadas con el asunto he recordado dos vivencias familiares que cuento porque indican diferencias notables, pese a las distintas circunstancias y tiempo en que ocurrieron:
– hace un siglo, mi abuela materna, rural pero no analfabeta (y supongo que sin tener ni idea de lo que era el feminismo), le decía a sus hijas «vosotras estudiad, que no tengáis que depender de un hombre». Le hicieron caso y fueron brillantes profesionales en lo suyo.
– en 1955, con quince años y el día de su santo, la que luego fue mi esposa hasta su muerte bailó un rock con su hermano ante toda la familia -incluidos dos curas-, lo contó a las amigas en el colegio, se enteraron las monjas y le retiraron la medalla de «hija de María».
Hay tres cosas que me repugnaron siempre: los parloteos antimujeres en los bares cuando empezábamos a ir (años 50), el piropeo agresivo (esos machorros echándose sobre las mujeres en las calles para decirles burradas) y el cine destape, como bien dices tú.
Es un placer leerte y aprender. Te paso el enlace de un artículo que leí hace tres años, en el que se citan y comentan una serie de libros muy relacionados con tu artículo y el documental:
http://minombre.es/miramamolin/2013/04/03/consultar-a-un-sexologo-quita-quita/
Diógenes
/ 28 julio 2016Hola Rosa y resto,
un tema realmente desesperante que creo sólo podemos abordar desde dos frentes:
1.- El de siempre, no dejar de denunciar, no rendirse, no pasar ni media a cualquier tipo de maltrato hacia determinados segmentos de la población, en especial cuando van irremisiblemente acompañados de violencia física y síquica, con agravantes por indefensión y dependencia… para ello debemos, creo, tener claro que la violencia es siempre violencia y al carajo con eufemismos paternalistas, con los nuevos y asquerosos adjetivos cagados curiosamente por mentes preclaras y formadores de opinión «respetables», deberíamos conseguir que cualquier imbécil que entone la muletilla «algo habrá hecho» lo haga y justifique ante un tribunal y un caso concreto….
Hay está nuestro problema, debemos formarnos como ciudadanos y preocuparnos por tener un mínimo de cultura política, dejar de llamar democracia a este engendro por el simple procedimiento de leer la constitución, ver lo que pone y como lo poco decente es ignorado por la monarquía parlamentaria¡a en realidad oligárquica.
Por si nos vale de pista, en democracia no es necesario pasarse la vida voceando en la calle, hay vías establecidas y claras para forzar cambios y darnos derechos y libertades, si lo pensamos estamos en la misma situación de antaño: Se consiguen dádivas de amo.
Estoy de acuerdo en los temas relacionados con la publicidad, pero sin embargo en países civilizados no provocan los desmanes al uso en el cortijo pues todo el mundo tiene claro que quién la hace la paga ya sea por temas sexistas o de violencia… y si se equivocan pueden reconducir las situaciones sin aspavientos ni peleas sin fin.
Vivimos como ratas en un saco, nunca podremos salir de el haciendo un agujero porque cada dos por tres le dan una patada, y ya estamos enzarzados de nuevo en antinomias ficticias, curiosamente relacionadas con la política… con lo que el círculo se cierra de nuevo 😉
En fin, que me enrollo…
Un abrazo,
Diógenes
Salud y acracia mientras no haya democracia!
Diógenes
/ 31 julio 2016He encontrado trasteando por EL DESCODIFICADOR / una viñeta que define la estructura socio-laboral cortijera… MACHOS EN EL CURRO [ y hembras sometidas en casa, currar, conocimientos …. no dan pa ello jajaja…]… asín los instintos de mamífero trasladan la sumisión externa y ser el mejor ante tu hembra… en tu feudo jajajaja. como mandán los cánones
Esta situación sólo es viable entre HOMBRES HOMBRES COÑO! sólo asín funciona un país!!!!….. os enteráis nenas 😉
Saludos de tonel,
Diógenes