Luna llena

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Otra luna llena. Imprescindible nuestro satélite natural -en cualquiera de sus fases- para regular las mareas y mantener el equilibrio en el que vivimos. Luna llena. Insustituible para el misterio y para el amor. Allí sigue dando vueltas en torno a la tierra, aunque los expertos aseguren que luna y Tierra gravitan en realidad sobre el centro de masas de ambos y es su propia rotación la que causa las vueltas metódicas, sometidos todos al gradiente gravitatorio, la gravedad. Por eso le vemos siempre la misma cara, que, según sea la iluminación del sol, crece, decrece, se oculta o brilla en resplandor. Sea como fuere, todos giran en armonía. La Tierra en torno al sol, la luna de comparsa rueda alrededor de nuestro planeta. Si el sol fuese una pelota de fútbol de 22 cms, la Tierra sería un piercing de 2 mm. y la luna una esquirla de 0,5 mm.  en un viaje constante de casi 28 días, que coincide sin magia con el ciclo menstrual de las mujeres.

Pero la luna ya no es lo que era. Norteamericanos y soviéticos pelearon, en su día, por llegar a ella los primeros, en tiempos de esplendor y multilateralismo imperfecto -que ojala regrese con Obama-. Porque EEUU frenó la carrera espacial después -mucho después en realidad- de que su país hubiera puesto el pie de Neil Armstrong  en la luna el 20 de Julio de 1969, ganándole la mano a sus rivales rusos, que les había adelantando al situar en órbita al primer humano, Yuri Gagarin. Hasta los niños en los colegios miraban al cielo y seguían la peripecia. Cesada la pugna, todos bajamos la vista al suelo. Estados Unidos se quedó solo en la hegemonía mundial, ya no había otro a quien ganar, se produjeron accidentes que quizás provocó un menor presupuesto, el espacio quedó relegado. No había dinero para explorarlo, sí lo había para bombardear la Tierra y quienes la habitan en lugares alejados de Washington, o de cualquier otro lugar en guerra. A pesar de ello, flota por ahí una Estación Espacial Internacional -en la que participan cinco agencias internacionales- donde se realizan valiosos experimentos. Hombres, mujeres, animales vivos, han salido de nuestra atmósfera y sabemos más de cómo se comportan en ausencia de la gravedad, poderosa fuente de conocimientos.

Viajar a otro cuerpo celeste es cosa seria, uno no sabe qué se va a encontrar. Si se hundirá por el peso de la nave o de un astronauta. Las sondas permiten conocer la superficie, pero no llegan a indagar qué hay debajo. Por eso, desde los años 50 se ha pensado, también, en bombardear la luna, incluso con armamento nuclear. Esta idea se abandonó y un gran número de países firmaron, en 1963, el Tratado de Prohibición Parcial -atentos, parcial- de Explosiones Nucleares en el Espacio. Ahora lo que se busca es si hay agua helada, pero siguen empeñados en estrellar una nave. La LCROSS de la NASA hará impactar un satélite contra la Luna. Verán si hay agua en efecto, y analizarán el polvo en suspensión tras el estallido del satélite para saber de qué se compone. El proyecto se ultima, es inminente su lanzamiento.

Bienvenidos sean los avances científicos. Hoy, hasta las potencias emergentes y -¡cómo no! empresas privadas- hacen su carrera espacial porque las afianza. Pero no es lo mismo, seguimos mirando primordialmente al suelo. No sé, tampoco, si la luna se dolerá de la herida, qué secretos arrojará, si se irritará. Bajo el influjo de la luna redonda, plateada en blanco, inerme, eternamente ausente, siento que ya no nos conmueve, que hace tiempo que los amores carecen de luz de luna, que este mundo se pudre y será bueno que encuentren nuevos espacios afuera para emigrar. Aunque aún espero que nos contagie la inmensa armonía del Universo.

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3 comentarios

  1. Avatar de Jota

    Jota

     /  12 marzo 2009

    Es una lástima que se abandonara la carrera espacial. Tengo cierta afición por la astronomía y la ingeniería espacial. El problema es que EEUU ya ganó la carrera espacial. Es el referente mundial sin ningún tipo de duda. Y esto conlleva una consecuencia negativa para la ciencia. En los años sesenta, cuando existía realmente una carrera espacial, el presupuesto de la NASA era absolutamente desorbitado. No es de extrañar que se propusieran proyectos realmente serios de naves que permitirían viajar a una fracción de la velocidad de la luz, y llegarían a la estrella más próxima en un espacio de tiempo menor a una vida humana (http://en.wikipedia.org/wiki/Project_Orion_(nuclear_propulsion)). Al ganar la carrera, EEUU no necesitaba hacer más propaganda con la NASA, de modo que fue recortando presupuestos. Hoy en día es lo que se encuentran los científicos de la NASA, recortes y más recortes de presupuesto. Si al menos los recortes se invirtieran en la mejora del bienestar de la población y no en la industria de la muerte …

  2. Avatar de yineth

    yineth

     /  1 septiembre 2009

    super espectaculaaaaaaaaaaaaaaaaaar esta imagen