¿Seguro que esta tierra es nuestra?

 

 La espeluznante secuencia da pie a elucubrar. ¿Inverosimil?

 Malos tiempos para los emigrantes. Desde el EEUU de Obama excluyéndolos de su reforma sanitaria, a España que debate una ley que, en opinión de los afectados, les convierte en mercancía y les criminaliza. Los 4 millones de seres humanos que esta mañana han desayunado telarañas, han de seguir en “su” tierra, que para eso les tocó nacer allí.

A quienes expresan su rechazo a los inmigrantes que osan venir a «su» territorio suelo preguntarles: ¿por qué consideras que esta tierra “es tuya”? Y, un tanto sorprendidos, alguno responde: “porque pago impuestos”. “Ellos también”, concluyo. Es una evasiva. En el fondo, la raíz del rechazo al extranjero está en suponer que su país les pertenece porque han nacido en él, una de tantas pequeñas certidumbres que atesora el ser humano. Pobre de miras. Podrían perfectamente haber nacido en Camerún, o en Sierra Leona, o en Haití y haberse visto obligados a subir a una patera o un avión. Otra cosa es trabajar por la sociedad en la que uno está ubicado. No es el suelo, sino la gente quienes nos marcan.

Cuando de niña abrí los primeros libros de texto sobre historia y geografía –e incluso de todas las materias científicas-, no pude pasar de los primeros capítulos en mucho tiempo. Acudí de inmediato a ampliar conocimientos a las enciclopedias, me intrigaba saber de dónde veníamos, qué nos había pasado. Quizás desde entonces –ampliado con muchos más hallazgos- mantengo la peregrina teoría de que todo el universo puede formar parte de un organismo más complejo, o incluso similar pero de mayor tamaño. En una palabra, que podemos estar gravitando en el dedo gordo de un pie de otro ser, o en un glóbulo rojo que se agita en humores. Por poner un caso, hay muchas más opciones.

romanesco

Me baso en que todo en la naturaleza reproduce sus estructuras. De un lado tenemos las fascinantes fractales, un entramado que se repite a diferentes escalas. Las hojas del pino son pinos en miniatura, las coles también, muy gráficamente. Hasta el sistema circulatorio y el cáncer son fractales. De otro, también toda la materia está constituida por átomos en los cuales los electrones gravitan en tono a un núcleo. No es inverosímil pensar que el universo formara parte de un ser que un día morirá, o de un objeto caduco, o incluso, ambos, imperecederos. A ciencia cierta, nadie sabe nada. Se estudian desde tiempos inmemoriales soles y planetas, todo el sistema cósmico del espacio y el tiempo, pero ¿nos asegura alguien dónde se ubica? Los científicos se obstinan en encontrar el vacío, la nada, y no logran encontrarlos: todo contiene algo ¿hasta dónde?

atomo

Es una elucubración personal. Sin embargo, Gerard ‘t Hooft, ganador del Premio Nobel de Física en 1999, ha formulado esta teoría: “El universo es un autómata celular en el que la realidad es, simplemente, la interpretación de una gigantesca y fantásticamente compleja máquina de computación”. En fin, la hipótesis que os propongo sólo plantea una duda existencial que conduciría nada más a pensar cuáles pueden ser nuestras certidumbres reales. El mundo, ínfima parte del universo, puede acercarse hoy –con la ayuda de la imagen, símbolo de realidad- en Google Earth para palparlo y ver cómo se concentra en nuestro país, apartando el resto, luego en nuestra ciudad para pasar a nuestra calle y a nuestra casa. Todo es “nuestro”, necesitamos esa certeza. Aunque estén aposentados en una tierra cuyas tripas tampoco conocemos a fondo que, de vez en cuando, tiemblan y engullen a unos cuantos. La sólida masa puede ser muy frágil.

Vivimos, asimismo, con la incongruencia que menos podemos digerir: la muerte inevitable. Pero el ser humano necesita seguridades. Por todo ello, se aferra a religiones, proyectos, materias, convencimientos más o menos fundados. La incertidumbre le mata y la obvia. De hecho, las personas más felices son las que tienen menos dudas.

Yo encuentro la plenitud y la seguridad, sin embargo, en el abrazo de un ser querido, por ejemplo. Puede temblar la tierra y llover meteoritos que me siento encapsulada y ajena a todo. Quizás también en la razón que abre pequeñas vías con apariencia de ciertas. En la esquiva energía. No sé si otros experimentan lo mismo al abrazar su coche o su televisor de plasma, su político puesto en la Historia, el cuadro o la música creados, en los dioses que no hablan. Creo que sí, que algunos sí.

¿Esta tierra es mía? ¿Es tuya? ¿Expulsamos a los intrusos? ¿De qué porción? El mundo propio vendría a ser simplemente un sentimiento, un atisbo de razón, un impulso, que, sin duda, anida en alguna parte, quizás en un rincón de algo que la incertidumbre y las búsquedas han ido dando diversos nombres. Comprender la relatividad de nuestras seguridades, ayuda a ampliar horizontes. Sólo ése es el mensaje.

 Como postre opcional, una de mis obras y pasajes eternamente favoritos: soliloquio de Segismundo de “La vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca:

Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando;

y este aplauso, que recibe

prestado, en el viento escribe,

y en cenizas le convierte

la muerte, ¡desdicha fuerte!

¡Que hay quien intente reinar,

viendo que ha de despertar

en el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza,

que más cuidados le ofrece;

sueña el pobre que padece

su miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,

sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende,

y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí

destas prisiones cargado,

y soñé que en otro estado

más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

11 comentarios

  1. apajerabierta

     /  17 septiembre 2009

    Cuanto más profundizamos en el conocimiento de la materia, menos «materia» y más vacío encontramos Por poner unidades de medida de estos tiempo, un átomo sería semejante a una naranja en el centro de un estadio de futbol, alrededor de la cual y a distancia de las gradas revolotean pequeños mosquitos. Esos son nuestros ladrillos. Posiblemente si quitásemos todo el vacío entre las partículas subatómicas, la humanidad se podría comprimir en un terrón de azucar y aun más si intentásemos atrapar una de esas «bolitas» resultaría que noes tal si no más bien una alteración del espacio-tiempo. Posiblemente como afirman los sutras zen todo es vacio. La forma es vacío y el vacío es forma.
    Posiblemente este mundo tan real, tan fascinante y tan puñetro a veces, no tenga más consistencia que la de la imagen que se proyecta en una pantalla de cine con sus cambios de luz y sus manchas que nuestro cerebro codifica con unos personajes y nua historia con la que se acaba identificando.
    José Hierro lo dice de una forma mucho más impactante y profunda:

    Después de todo, todo ha sido nada,
    a pesar de que un día lo fue todo.
    Después de nada, o después de todo
    supe que todo no era más que nada.

    Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
    Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
    Ahora sé que la nada lo era todo,
    y todo era ceniza de la nada.

    No queda nada de lo que fue nada.
    (Era ilusión lo que creía todo
    y que, en definitiva, era la nada.)

    Qué más da que la nada fuera nada
    si más nada será, después de todo,
    después de tanto todo para nada.

    Puede parecer nihilista, pero para mí es tremendamente liberadora.

  2. Ein

     /  17 septiembre 2009

    A mi lo que siempre me ha resultado llamativo es que la tierra (me refiero a terrenos), sean propiedad de alguien. ¿Cón que derecho se puede decir que algo que ha estado ahí siempre es mas tuyo que mío? La voluntad divina y la autoridad del estado están ahí para evitar que nos demos cuenta de que somos idiotas y nos han expropiado el mundo.

  3. Y hablando de todo un poco.

    ¿Sabéis que hay quien vende terrenos en la luna?
    El País también ha hablado de ello.

    El gran Jefe Seattle, en 1855, recibió una oferta del gobierno yankee para comprar sus tierras. Rspondió a G. Washington en una carta en la que decía cosas como:

    «Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no teje la red de la vida, no es más que un hilo de ella. Todo lo que hacemos a esta red, nos lo hacemos a nosotros mismos.»

    Pero nosotros somos salvajes. Los sueños del hombre blanco están ocultos para nosotros y por ello caminaremos por nuestros propios caminos. Si llegamos a un acuerdo será para asegurar su conservación como lo han prometido. Allí quizá podamos vivir nuestros pocos días como deseamos. Cuando el último piel roja se desvanezca de la tierra y su memoria sea solamente una sombra de una nube atravesando la pradera, estas riberas y praderas estarán aún retenidas por los espíritus de mi gente, por el amor a esta tierra como los recién nacidos aman el sonido del corazón de sus padres.

    También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos. Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta Tierra y que, por algún designio especial, les dió dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes. Termina la vida y empieza la supervivencia.

  4. Yo estoy ahora segura de que soy de otro planeta; lo sé porque me reconozco bien poco en éste. El problema es que no recuerdo cuál es su nombre y, para regresar a algún sitio, es primordial saber cuál es su nombre; seguro que la culpa la tiene una amnesia que debió producírseme tras una chufa que me di de pequeñita, cuando montaba en patinete. Entonces no había coderas, rodilleras, ni cascos e íbamos a pelo por la vida. Es lo que tiene.

  5. Querida Rosa María:
    No es la suya una opinión aislada. Yo, que no soy creyente, comparto también con usted esa opción panteista del Universo, en la que todo lo que vemos y existe forma parte de un «organismo»superior que nos engloba… Lo dijo mucho mejor Baruch Spinoza, pero él tuvo la suerte de vivir en Holanda cuando lo dijo. Si lo hubiera dicho en España o Italia, cruzados de la «Fé», (¡me hace una gracia tremenda -por no llorar de angustia- que muchos españoles se sirgan creyendo la reserva espiritual del mundo!), le hubieran abrasado en la hoguera sin remisión…
    Sigue siendo un placer, diario, leerla.
    Con afecto, desde Gran Canaria, su amigo,

    HArendt

  6. Efectivamente, si miramos la Historia todas las guerras vinieron por la religión ,el territorio, el dominio y el poder.
    También toda la historia de la humanidad ha sido una historia de emigración por uno u otro motivo; climáticos, económicos, políticos…. la misma fundación de los Estados Unidos es una historia de emigración y un país forzado por emigrantes.

    No me cabe en la cabeza el por qué yo, tú o quien sea, sea mejor o peor con respecto a otro que viva a diez kilómetros, o a mil, o a ocho mil. Pero hay mucha gente que así lo cree y de ahí el rechazo al inmigrante, al diferente, al que es de otra parte. El futbol da mucha rienda suelta a esa irracionalidad.

    Estamos donde estamos por pura casualidad y yo estoy en éste país porque mi padre y mi madre estaban en ése momento aquí, les entró ganas de echar un polvo, y de ese polvo nací donde nací. Como todos. ¿Por eso soy mejor y superior que el que ha nacido en Bolivia, Libia o Tanzania?

    Mi deseo es que, si existe la reencarnación, el maltratador se los animales se reencarne en un animal, el nazi se reencarne en un judío, el judío en un palestino, y el de ku kux klan en un negro, el racista de un país occidental que naciera en la midad del continente africano…y que todos sufrieran las aptitudes y las consecuencias de sus actos en su anterior vida.

  7. Tienes mucha razón, Rosa María.
    El rechazo al extranjero (venga de donde venga) viene desde antiguo… desde que Europa empezó a expandir sus fronteras creyéndose la reina del mundo. Conquistando basándose en «derechos» del tipo: económicos, políticos, científicos (en este aspecto, se basaba en explorar en territorio y luego tenían «derecho» a conquistarlo), etc. Y únicamente era así porque como tenían más ventajas a nivel militar y se creían los «civilizados» (pues tras sus matanzas en muchos casos no lo demuestran a mi parecer) podían hacer con las demás razas lo que quisieran que para ello eran ellos los que mandaban.
    El caso es que tal era las ideologías racistas de entonces, que incluso los extranjeros a Europa se creían inferiores. No como ahora, que saben que no es así.

    De momento (y creo que hasta dentro de muuuucho tiempo) es imposible saber si estamos o no en el dedo gordo de un ser extraño aunque nos creamos su ombligo. Pero supongo que es parte del egoísmo e ignorancia que tanto caracteriza al ser humano.

    Ése es uno de los mejores poemas existenciales que pueda haber, pienso yo. Porque confirma la ignorancia del hombre y a la vez su ego que parece que con el paso de las generaciones va en aumento.

  8. Pensar que la realidad se pueda componer de sucesivas e incluso infinitas capas, hasta tan absurdas como las que muestra el video, me nubla el pensamiento. Me quedo pues con el verso, un clásico.
    Saludos

  9. Supongo que ya lo conoceréis pero si no os lo recomiendo encarecidamente.

    «La estructura de la realidad»
    David Deutsch

    Da respuesta a algunas de las cuestiones planteadas en el post y propone muchos más interrogantes. Lectura fascinante, sin duda.

  10. Soto

     /  17 septiembre 2009

    Hola Rosa Maria y amigos Bloqueros:
    Todos tus Post tienen esencia humana e intelectual.La verdad ,si fueramos mas humanos,mas empaticos,mas profundos en el analises de las cosas claro que teniamos que relativizar el sentirnos propietarios de una tierra por haber nacido en ella,como tu muy bien dices,Rosa ,podimos haber nacido aqui como pudimos nacer en pleno oceano y en el contexto de una patera…¿tenemos nosotros algo de parte en nustra venida al mundo?¿que merito o desgracia tenemos?.Eso ,pensando con el sentido común y por otra parte si nuestra mnete profundiza,se asombra por su curiosidad de preguntarse quienes somos y que es el Universo en realidad,a la fuerza tiene que aumentar nuestra ruindidades mentales con nuestra reivindicación irraccional de adueñarnos de nuestra ubicación imicial al nacer y el decir yo soy de aqui ,por lo tanto tu erese de alli y nacistes asi por lo tanto asume que tu no eres de aqui.La verdad !que pequeñez de miras ante el inmenso Universo y su gran interrogante y al mismo tiempo que orgullosos de nuestro pensamiento irraccional en este minusculo trozo de tierra en el que aterrizamos cuando nacimos!
    El pensar,el tener capacidad de asombro ante el espectaculo de la vida y el Universo podria ser seguro nuestra balsa de salvación ante la injusticia que cometemos con los que lo pasan verdaderamente mal.
    Bueno,dejo aqui mi simple y humilde comentario,tu Post ,Rosa ,tiene mucha viga y da para muchas «saludable y humanas»divagaciones».
    Apertas agarimosas

  11. Soto

     /  17 septiembre 2009

    Rosa ,quise decir «miga » no viga en el parrafo final de mi comentario.
    apertas

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